Náufragos de la vida

Rafael Lutzardo (*)

La vida tiene muchas formas de convertir a los seres humanos en náufragos de sus propias existencias, trazados en recorridos múltiples y variados en la búsqueda de vivir de manera digna dentro de un orden social elaborado por las leyes impuestas por el ser humano. Somos viajeros de nuestras propias vidas, de nuestras propias decisiones, de nuestros propios aciertos y errores. Cada uno de nosotros navegamos en barcos diferentes, buscando nuevas fronteras que nos permitan conseguir nuestros propios y variados objetivos. Cierto es, que todos tenemos diferentes formas de pensar y ver como es la vida que nos rodea. Sin darnos cuenta nos convertimos en arquitectos de nuestros propios sueños e ilusiones, pero a la vez en náufragos de la vida. Como ya lo hicieran los romanos en otra época, el sueño de muchos seres humanos ha sido traspasar y conquistar  los limes (limite fronterizos del imperio romano); hoy denominados como fronteras zonas territoriales de tránsito entre dos culturas. El deseo y la ambición de conseguir por la fuerza militar un país o el propósito de traspasar otra frontera cultural en busca de una mejor vida, han convertido al ser humano en viajeros constantes de la vida.

¿En realidad que es lo que buscamos en este nuevo comienzo de siglo XXI? Es difícil encontrar un término que nos permita  descifrar un concepto que nos ayude despejar toda clase de dudas de lo que en realidad indagamos. En la actualidad, no hay nada que motive ver un futuro mejor que el presente actual; motivando convertirnos en muchos momentos de nuestra existencia en náufragos de la vida. La lucha por sobrevivir; la búsqueda de la libertad, el reconocimiento de los derechos universales, suponen una lucha constante en cada uno de nosotros. Vivimos en un mundo avanzado, posiblemente adelantándonos a nuestro propio tiempo, donde la revolución tecnológica cambió nuestra forma de vivir y pensar. Sin embargo, somos capaces de sobreponernos a las pandemias más duras del pasado siglo XX y comienzo del XXI como resultó ser la Covid-19; gracias al esfuerzo y evolución de la ciencia e la salud.

En definitiva, de alguna manera la vida por sus condiciones y leyes  naturales, junto con la forma del ser humano, nos ha convertido en emigrantes, en pasajeros de la vida, nómadas de fronteras o náufragos de nuestros propios destinos. Vivimos en un mundo donde la razón parece ser el antídoto de la verdad del hombre. Nada más lejos de la realidad. Verdad y mentira viajan junto de la mano, solo hay que dividirlas para macerarlas con distintos condimentos de valores humanos.

(*) Escritor y periodista