Que flojita, ¡dios mío, sálvame!, es la oposición socialista realejera (vaya pendejos)

Manuel Domínguez, ese alacrán negro político, tiene una suerte que Dios se la guarde y se la conserve. El alcalde de Los Realejos y padrino del cuenta chistes en el PP tinerfeño está absolutamente tranquilo en su labor municipal. Y se nota no porque sea maravilloso, porque el que trabaja es Adolfo, que cada día va ennegreciendo su piel, mientras la de Manolo es cada vez más blanca y más tersa, sino porque enfrente tiene a una oposición blandita, timorata, juvenil, miedosa y lo que es peor, sin interés alguno en documentarse. Solamente hay que ver las notas que mandan a los medios para saber que no estamos ante unos ‘destroyers’, sino ante una buena pandilla de colegiales, que lo único que van a lanzarle al profe Domínguez, son colorines y colorin colorado, esta oposición se ha acabado. Ya estaba claro que en Los Realejos, cuya lealtad al bando de Javier Abreu es encomiable, no iban a coger cacho y estaban condenados al duro banquillo de la oposición. Los socialistas se han resignado a no gobernar en muchos años y la hecatombe de CC no les ha beneficiado en absoluto, triste es decirlo. Ahora están solos en el desierto, con un líder que no convence y que administra un capital político chiquitito y nada ambicioso. Estaba para aguantar el tipo, pero todo el mundo sabía, que Manuel Domínguez, iba a ganar en  mayo, a pesar suyo, a pesar de sus historietas. Pero el acabose son los nuevos fichajes, concejalas jóvenes, muy preparadas, eso dicen al menos y que cuando se les requiere, ni están, parece que se les molesta y lo que es peor no saben donde está el universo realejero, ni como va cada pieza en el transcurso de las órbitas políticas. Da miedo ver como un alcalde tan siniestro, tan manchado y tan ladino políticamente, tiene enfrente un Kinder Bueno rojo y poco resultón, donde los socialistas tienen miedo de salir del huevo para que no les rompan la cara. El líder de la oposición pide más participación vecinal, mientras todos los chanchullos se pasean insolentes por la calle. Que aburrimiento nos espera. Menos mal que las viejas glorias nunca mueren y están bien armadas. Habrá que hablar con ellas, porque con los ‘Blandi Blups’ de ahora poco recorrido tenemos.