Tranvía a La Gallega: no buscan un modelo, buscan votos

Foro contra la Incineración

La ampliación del tranvía a La Gallega tiene que ver con la situación ciertamente ridícula e insostenible de la Línea 2 que ni se aproxima de lejos al 10% de ocupación, de ahí que el Cabildo ya no hable de lo que antes eran sus prioridades de llevarlo a Los Rodeos, San Andrés o nuevas rutas por el centro de Santa Cruz que en su momento se presentaron como inminentes. No, el asunto es que aunque ni la oposición ni nadie quiera saber de números con respecto a los resultados de explotación de la actual línea La Cuesta-Tíncer pues resulta que estamos hablando de un verdadero escándalo que hay que maquillar de la forma que sea y, que se sepa, no se conoce otra manera que la de seguir bloqueando a la guagua y al taxi, como han hecho irresponsablemente para darle usuarios a la Línea 1, y ampliándolo hacia zonas habitadas y no deshabitadas como pretenden algunos, que ustedes me dirán en qué cabeza cabe eso pero todo sea por decir algo cuando no se tiene nada que decir.

¿Guaguas eléctricas y votar? ¿Pones la guagua en La Gallega para que después la gente transborde en Tíncer y posteriormente en El Cardonal para trayectos de 15 minutos en coche que pasarían a ser de 50 o más? Francamente, después de haberles permitido ¡y haberles apoyado! cuando apostaron por el tranvía en lugar de por el carril guagua, que nos hubiera ahorrado más de 100 millones de euros y probablemente nos habría permitido ganar media docena de millones de usuarios (mínimo), en lugar de perderlos como efectivamente ha ocurrido, pareciera que cualquier solución que se intente buscar ahora -dando la espalda otra vez a la realidad a la que nos enfrentamos- pudiera ser un poco del género querer aprovecharse de la coyuntura para arañar algún voto por acá o por allá.

Y la coyuntura no es otra que la realidad de un pequeño comercio que ha florecido ahí, no se sabe muy bien cómo porque nadie daba un duro por esos locales, y que con el proyecto del tranvía ven claramente amenazado su futuro con datos, con certezas, no con las especulaciones con las que se vendió el tranvía a los comerciantes de Rambla de Pulido y centro de Santa Cruz  según las cuales caería una lluvia de oro sobre sus cabezas hasta el punto de dejarlos entullados a todos. Ciertamente los pocos que han escapado de la quema han sido a base de inversiones millonarias de dinero público para promocionar una zona que sencillamente feneció, sin más… Un Cabildo, que ha de estar al tanto de las necesidades de las zonas comerciales de toda la Isla se ha ocupado (casi al 90% diría yo) de promocionar la zona comercial que mató con la inversión pública más cara de la historia en urbanizar, en césped y en catenaria. Fácil de contar pero más complicado de creérselo uno.

Pero hay cosas, francamente, que no se pueden andar votando básicamente porque no queda claro a quién le corresponde votar. ¿A los censados? ¿A los trabajadores no? ¿Y qué pasa con los que lo pagan o los vecinos a los que les puede afectar la medida? En fin, el asunto de la movilidad al igual que el del transporte de energía, el alcantarillado o la depuradora de aguas residuales pues pareciera una cuestión más técnica que de gustos. Hombre, obviamente que no me refiero a los supuestos estudios técnicos de Metropolitano de Tenerife, ni del Cabildo, que nos han llevado a perder millones de usuarios del transporte público después de una multimillonaria inversión con la que jamás soñó disfrutar -ni soñará- el transporte público en guagua que no beneficia sólo a unos pocos sino a la totalidad de los vecinos y visitantes de la Isla de Tenerife. ‘Muerte a la guagua’ es la consigna para lo que se proponen inversiones que superan con creces los 5.000 millones de euros que es algo así como el presupuesto de Titsa para 50 años, para mover con trenes y demás inventos probablemente menos de la cuarta parte de los pasajeros que movía la guagua en 2004, fatídico punto de inflexión de la compañía pública justo cuando sus líneas más rentables quedaron literalmente bloqueadas por las obras del tranvía.

Ese es el panorama, que la gente se cree que es broma pero anualmente se siguen metiendo millones y millones sólo en proyectos sin que a nadie se le ocurra, porque se les desmonta el chiringuito, coger un cacharro de pintura y marcar carriles de guagua y de taxi en los sitios más críticos así como quitar el césped y abrir el carril exclusivo del tranvía a los vehículos que se dedican al transporte público, en aquellas zonas que se han convertido en auténticos embudos para las guaguas e incluso para las ambulancias.

Y después, en referencia al asunto La Gallega la cuestión es técnica: ¿se mantiene la Línea 2 o se recupera la magnífica avenida que hacía poco había inaugurado Ana Oramas, con cuatro carriles y todas las modernidades, para ponerles asfalto rojo a dos de ellos y dedicarlos al transporte público en guagua como hacen en el propio Londres y capitales varias? Francamente, yo lo tengo claro no por cuestión de gustos ni de nada sino porque lo que interesan son los resultados en esta materia como en otras tantas: esa línea se ha demostrado que no tiene sentido por muy triste y lamentable que nos pueda parecer la cosa (y la de millones que se nos han ido por el sumidero) y no la va a salvar La Gallega obligando a la gente a trasbordar en El Cardonal cuando antes tenían opción de ir directamente casi a todas partes. Y lo que nos ha ocurrido con el famoso miniintercambiador de la azufrera ¡así lo llegaron a llamar! que se ha quedado convertido en nada hasta el punto de desaparecer es la mayor de las evidencias.

Elecciones en urnas transparentes para residentes (algunos comerciantes y muchos trabajadores ya no van a poder votar por lo pronto) es lo que propone Podemos y PSOE sin especificar mucho a partir de qué calle se vota y a partir de qué calle no se vota. Eso sí, pagarlo lo vamos a pagar entre todos. ¿Qué cuántos votos se pueden arrancar con machangadas de éstas o por el estilo? Ni lo sé ni me importa, otra cosa es el debate sensato sobre movilidad que quedará pendiente ya por lo pronto hasta después de mayo de 2019, y las esperanzas de hablar con seriedad sobre el asunto después de esas fechas pues francamente pocas a la vista de las maneras que traen los que venían a limpiar las instituciones. Nadie se opone en ningún lugar del mundo a proyectos suficientemente justificados, lo de La Gallega no hay forma de justificarlo con números y he ahí el problema y porque mayoritariamente la gente vote a favor de un disparate y/o dispendio se les puede hacer el gusto o dejar de hacérselo. Seamos serios porque eso no tiene que ver con el debate democráticos sino con la propaganda, que es justamente lo menos que necesitamos para salir del atolladero.