Naím Yánez Alonso (Vox): «Prohibir por miedo a la discusión es pervertir la función de la propia universidad»

Naím Yánez, consejero del Cabildo de Tenerife y teniente de alcalde de Arona, critica el veto universitario y defiende el valor del debate libre como esencia del pensamiento

ELDIGITALDECANARIAS.NET/Santa Cruz de Tenerife

La reciente decisión de la Universidad de La Laguna (ULL) de realizar un comunicado ante el acto del periodista Vito Quiles dentro de su gira España Combativa ha despertado un profundo debate en Canarias sobre los límites de la libertad de expresión en los espacios públicos. Entre las voces que se han alzado con mayor claridad destaca la del consejero insular y teniente de alcalde de Arona, Naím Yánez Alonso, quien ha defendido sin ambages la necesidad de preservar el carácter abierto y crítico de la institución universitaria.

«La universidad no puede convertirse en un instrumento de censura; la palabra, por más incómoda que resulte, es el oxígeno del pensamiento», afirma Yánez Alonso con tono sereno, pero firme. En su reflexión, el consejero advierte del riesgo de que el miedo o la corrección política acaben erosionando el sentido original del ámbito académico: «La universidad nació para poner las ideas a prueba, no para blindarse frente a ellas. Cerrar las puertas por anticipado es renunciar a la propia esencia del conocimiento: el contraste».

El también responsable de Cultura, Turismo y Patrimonio Histórico en el Ayuntamiento de Arona sostiene que la decisión de la ULL sienta un precedente preocupante, al anteponer la prevención del conflicto a la madurez intelectual del estudiantado. Para Yánez, el problema trasciende el caso concreto de Quiles y apunta al modo en que la sociedad contemporánea afronta la disidencia. «Hemos llegado a un punto en el que el desacuerdo se percibe como amenaza, no como oportunidad. Si cada palabra incómoda se traduce en censura, el espacio público quedará reducido a un eco de consensos artificiales», reflexiona.

Desde su doble responsabilidad institucional, el consejero vincula esta cuestión a una visión más amplia del patrimonio cultural de las islas. «La cultura es también proteger los modos de pensar. Y la universidad es, o debería ser, el gran santuario del pensamiento libre. Si la convertimos en un filtro ideológico, la empobrecemos, y empobrecemos con ella a la sociedad que la sostiene».

Para el consejero del Cabildo, la respuesta institucional no debe replicar la intolerancia que pretende combatir: «El falso dilema de la intolerancia contra lo que se considera intolerable es un espejo que nos devuelve la misma intolerancia».

Su mensaje final sintetiza su postura: «La universidad es el taller de la duda. Prohibir por miedo a la discusión es pervertir su función. Solo cuando se permite que la palabra —toda palabra— pase la prueba del contraste, la sociedad puede decir que realmente piensa por sí misma».