Haftar promete un nuevo capítulo para Libia y promete poner fin a la división

El líder militar del este de Libia, el mariscal de campo Khalifa Haftar, prometió una nueva fase para el país destinada a poner fin a años de división y fragmentación, restaurar la soberanía nacional y construir un orden político y social que refleje la voluntad y la identidad del pueblo libio.

En una reunión con ancianos tribales, dignatarios y notables del este y sureste de Libia, Haftar dijo que el Ejército Nacional Libio (LNA) estaría “listo para proteger y defender el movimiento social” que trabaja por la unidad nacional.

"Esta reunión marca el comienzo de una transformación, de la confusión, la división y la desconfianza a una paz y estabilidad duraderas para una Libia unida", declaró Haftar.

Dijo que la iniciativa liderada por la comunidad busca establecer “un estado de libertad, dignidad, derecho e instituciones, uno que obtenga su legitimidad directamente del pueblo e incluya a todas las ciudades y grupos sociales”.

Haftar añadió que “el viaje de mil millas comienza con un solo paso”, y calificó la reunión como “el primer paso de una audaz iniciativa nacional para permitir a los propios libios trazar la hoja de ruta para construir su propio Estado”. Expresó su confianza en que los líderes tribales trabajarían seria y sabiamente para lograr este objetivo.

Dirigiéndose a los ancianos y dignatarios de las regiones oriental, central y sudoriental, Haftar dijo: "Me complace estar entre ustedes y saludo a quienes tomaron la iniciativa de convocar esta reunión. Nuestra patria necesita urgentemente una reunión de este tipo, que no debería terminar con apretones de manos, sino que debería marcar un verdadero punto de inflexión".

Haftar dijo a los asistentes que los libios se enfrentan a una dura elección: “O vivimos con dignidad, soberanía y orgullo, o con humillación, dependencia y tutela”.

Dijo que el país se encontraba “en una encrucijada” después del largo y difícil camino de la llamada Revolución de la Dignidad, durante la cual sus fuerzas “derrotaron al terrorismo y convirtieron la destrucción en reconstrucción”.

Advirtió, sin embargo, que “un mapa trazado más allá de nuestras fronteras no puede construir un Estado libre y soberano”.

Haftar instó a todos los sectores e instituciones de la sociedad a asumir su “responsabilidad histórica” y a “encontrar una fórmula modelo para sacar al país de este círculo vicioso”. Prometió que “este bendito encuentro será un punto de partida para un esfuerzo social organizado”.

Los observadores dijeron que el discurso de Haftar tenía un peso político significativo, abriendo nuevos horizontes para que analistas y diplomáticos reevalúen la trayectoria de posguerra de Libia, centrada en la seguridad, la estabilidad, el desarrollo, la reconstrucción y una afirmación renovada de la soberanía nacional en el marco de la Visión 2030.

Según analistas políticos, Haftar sigue disfrutando de un amplio apoyo popular en toda Libia, lo que lo posiciona para desempeñar un papel clave a la hora de sacar al país de la fragmentación y bloquear intervenciones extranjeras o esfuerzos de mediación que busquen influir en la toma de decisiones internas.

Reiteró que “el pueblo libio, en toda su diversidad, debe asumir su responsabilidad histórica de encontrar una fórmula que ponga fin al vacío político”, y pidió un movimiento comunitario para “transformar la división y la desconfianza en estabilidad y paz duraderas”.

"Debemos construir una Libia unida basada en la libertad, la dignidad, el Estado de derecho y las instituciones", afirmó.

En una declaración leída durante la reunión, los líderes y ancianos tribales elogiaron los esfuerzos del ENL y dijeron que las victorias del ejército y su apoyo popular habían sentado las bases para “una nueva e integral Visión 2030”. Describieron los recientes nombramientos por parte de Haftar del teniente general Saddam Haftar como subcomandante y del teniente general Khaled Haftar como jefe de personal como “decisiones sabias y bien consideradas que sirven a los intereses de Libia”.

Expresaron orgullo por lo que las fuerzas armadas habían logrado bajo el liderazgo de Haftar y dijeron que trajo “seguridad, paz social y tranquilidad”.

Dirigiéndose directamente a Haftar, los ancianos dijeron: “Lo que habéis soportado en los peores tiempos no fue sólo una misión militar; fue una causa nacional y la lucha de todo un pueblo.

"Es ilógico", agregaron, "que los frutos de esta lucha y los sacrificios del pueblo se entreguen a quienes fueron la causa de la destrucción de Libia y del sufrimiento de sus años oscuros. Ustedes representan el escudo protector del proyecto nacional y la voz de los sacrificios de los mártires hasta que Libia alcance su futuro seguro y prometedor".

(*) Asesor internacional de varios países africanos

English version

Haftar pledges new chapter for Libya, vows to end division

Libya’s eastern military leader Field Marshal Khalifa Haftar promised a new phase for the country aimed at ending years of division and fragmentation, restoring national sovereignty, and building a political and social order that reflects the will and identity of the Libyan people.

Speaking at a meeting with tribal elders, dignitaries, and notables from eastern and south-eastern Libya, Haftar said the Libyan National Army (LNA) would “stand ready to protect and defend the social movement” working towards national unity.

“This meeting marks the beginning of a transformation, from confusion, division and mistrust to lasting peace and stability for a united Libya,” Haftar declared.

He said the community-led initiative seeks to establish “a state of freedom, dignity, law and institutions, one that draws its legitimacy directly from the people, and includes all cities and social groups.”

Haftar added that “the journey of a thousand miles begins with a single step,” calling the gathering “the first step in a bold national initiative to allow Libyans themselves to chart the roadmap for building their own state.” He expressed confidence that the tribal leaders would work seriously and wisely towards this goal.

Addressing the elders and dignitaries from eastern, central and south-eastern regions, Haftar said, “I am pleased to be among you, and I salute those who took the initiative to convene this meeting. Our homeland is in dire need of such a gathering, one that should not end with handshakes, but mark a real turning point.”

Haftar told attendees that Libyans faced a stark choice: “Either we live with dignity, sovereignty and pride, or with humiliation, dependency and tutelage.”

He said the country stood “at a crossroads” after the long and difficult path of the so-called Dignity Revolution, during which his forces “defeated terrorism and turned destruction into reconstruction.”

He warned, however, that “a map drawn beyond our borders cannot build a free and sovereign state.”

Haftar urged all sectors and institutions of society to assume their “historic responsibility” and to “find a model formula to pull the country out of this vicious circle.” He pledged that “this blessed meeting will be a starting point for an organised social effort.”

Observers said Haftar’s address carried significant political weight, opening new horizons for analysts and diplomats to reassess Libya’s post-war trajectory, one centred on security, stability, development, reconstruction and a renewed assertion of national sovereignty under the Vision 2030 framework.

According to political analysts, Haftar continues to enjoy broad popular support across Libya, positioning him to play a key role in steering the country out of fragmentation and in blocking foreign interventions or mediation efforts that seek to influence domestic decision-making.

He reiterated that “the Libyan people, in all their diversity, must shoulder their historic responsibility to find a formula that ends the political vacuum,” calling for a community movement to “transform division and mistrust into lasting stability and peace.”

“We must build a united Libya founded on freedom, dignity, the rule of law and institutions,” he said.

In a statement read during the gathering, tribal leaders and elders praised the LNA’s efforts, saying the army’s victories and its popular support had laid the groundwork for “a new and comprehensive Vision 2030.” They described Haftar’s recent appointments of Lieutenant General Saddam Haftar as deputy commander and Lieutenant General Khaled Haftar as chief of staff as “wise and well-considered decisions that serve Libya’s interests.”

They expressed pride in what the armed forces had achieved under Haftar’s leadership, saying it brought “security, social peace and reassurance.”

Addressing Haftar directly, the elders said: “What you have endured in the worst of times was not just a military mission; it was a national cause and the struggle of an entire people.

“It is illogical,” they added, “that the fruits of this struggle and the sacrifices of the people be handed to those who were the cause of Libya’s destruction and the suffering of its dark years. You represent the protective shield of the national project and the voice of the martyrs’ sacrifices until Libya reaches its safe and promising future.”