La Navidad de las alegrías y tristezas
Rafael Lutzardo (*)
Llegó el mes de la época de los abrazos, lágrimas y alegrías. Se nota en el ambiente la llegada de la Navidad. Millones de personas viajando en estos momentos para reunirse con sus familiares y amigos. Es bueno que las personas desconectemos por unos días del ajetreo diario de todo el año. La vida nos da una sola oportunidad de vivir y por si fuera oportuno, la vida no es tan larga en este planeta tierra. También, tengo que reconocer que vivimos una época de consumo y capitalismo.
Siendo sincero, no puedo olvidarme a las personas que viven en países tercermundistas. Por ejemplo, Nepal, pero o menos la guerra cruel y despiadada que está llevando a cabo Israel en Gaza. Del mismo modo, las miles de personas inocentes que están muriendo en Ucrania desde que Rusia decidió invadir el país que preside Volodímir Zelenski. El mundo no es como viene; lo hacemos nosotros.
Poro otro lado, la Navidad es una época del año que muchos asocian con alegría, reuniones familiares y celebraciones. Sin embargo, para algunas personas, esta temporada puede ser una fuente de tristeza y malestar emocional. Este fenómeno, conocido como «depresión navideña» o «blues de Navidad», puede ser desencadenado por diversos factores y tiene implicaciones significativas en la salud mental. La tristeza en Navidad puede surgir por varias razones. En primer lugar, las expectativas sociales y culturales de felicidad y celebración pueden generar una presión considerable. Las personas que no se sienten felices pueden experimentar una disonancia entre sus emociones y lo que creen que deberían sentir, lo que aumenta su malestar. Además, la Navidad es un momento de reflexión sobre el año que termina. Las personas pueden sentirse tristes al recordar metas no alcanzadas o pérdidas personales, como la muerte de un ser querido.
Varios factores pueden contribuir a la tristeza durante la Navidad:
Soledad: La falta de compañía puede ser especialmente dolorosa durante las festividades. Un estudio realizado en el Reino Unido encontró que el 17% de las personas se sienten más solas durante las fiestas.
Estrés financiero: Los gastos asociados con regalos y celebraciones pueden generar ansiedad y estrés, especialmente para aquellos con dificultades económicas[1].
Expectativas sociales: La presión de cumplir con las expectativas de felicidad y celebración puede ser abrumadora. Muchas personas sienten la necesidad de aparentar una alegría que no sienten, lo que puede aumentar su ansiedad.
Conflictos familiares: Las reuniones familiares pueden reavivar conflictos no resueltos, lo que contribuye al malestar emocional. La tristeza navideña puede estar relacionada con varios aspectos psicológicos. La disonancia cognitiva, por ejemplo, ocurre cuando hay una discrepancia entre lo que una persona siente y lo que cree que debería sentir. Esta disonancia puede generar estrés y ansiedad. Además, la nostalgia y la reflexión sobre el pasado pueden llevar a sentimientos de melancolía. La Navidad puede ser un recordatorio de tiempos más felices o de personas que ya no están, lo que intensifica la tristeza.
Por último, intentemos ser positivos y vivir con nuestros seres queridos de la mejor manera. Eso no quiere decir que nos olvidemos de las personas queridas que ya no están con nosotros, pero seguro que ellos/as estarán felices de que nosotros también estemos siendo felices con nuestras respectivas familias.
(*) Articulista, escritor, periodista y amigo