Un nacionalismo sin complejos

Alfonso López Torres (*)

La perdida de representatividad en los foros políticos del Estado, consecuencia directa de la desaparición hace años del grupo parlamentario de Coalición Canaria en Madrid, así como los resultados a la baja de todo el nacionalismo canario en las últimas elecciones de Mayo debe forzosamente llevarnos a la conclusión que una refundación del nacionalismo en nuestra tierra es perentoria y necesaria.

Se hace pues imprescindible explorar instrumentos que muestren a la ciudadanía un nuevo partido Nacionalista de centro, joven, moderno, sin complejos ni victimismos y, sobre todo, reivindicativo con “lo nuestro”, con nuestro hecho diferencial canario que nos hace ser diferentes del resto del Estado español, tanto a nivel geográfico como económico, histórico, cultural y lingüístico, pues nuestra forma de hablar, aunque no tengamos lengua propia, nos hace también ser diferentes.

Los personalismos de los líderes del nacionalismo canario y la falta de generosidad de éstos para respetar los equilibrios y las diferencias ideológicas entre las distintas fuerzas políticas que conformaban tal realidad (CC, NC, PNC, CCN, PIL, AHI y ANC) hicieron fracasar todos los esfuerzos que se hicieron de cara a confluir en una unidad nacionalista o en su caso en la demandada convergencia nacionalista.

La incoherencia entre los postulados de algunos partidos nacionalistas que están en las antípodas ideológicas como es el caso de Coalición Canaria defendiendo postulados económicos liberales o Nueva Canarias más cercana al socialismo real rechazando el modelo liberal de economía de mercado, además de los sucesivos pactos de gobierno en Canarias con el PSOE han contaminado ideológicamente el proyecto común del nacionalismo canario.

En otras comunidades autónomas si han sido conscientes de tal realidad, y en los nacionalismos más avanzados como el catalán, el gallego o el vasco, la coherencia ideológica es el elemento principal e indispensable para que los diferentes partidos nacionalistas puedan converger en proyectos comunes.

Un nacionalismo sin complejos debería plantearse la revisión del sistema electoral canario reduciendo las barreras electorales y consensuando equilibrios entre las islas. Un nacionalismo sin complejos debería proporcionar una financiación necesaria y suficiente  de las competencias propias de nuestros 88 ayuntamientos, por delegación del Cabildo correspondiente a su isla y del Gobierno de Canarias así como el mantenimiento del Fondo de Cooperación Municipal como parte de la financiación de los ayuntamientos, sin ninguna limitación en cuanto a su utilización ni requisitos de cumplimiento previo de parámetros financieros.

Un nacionalismo sin complejos debería comenzar con el traspaso a los Cabildos, en tanto instituciones que son de la Comunidad Autónoma, de las competencias en empleo, industria, comercio, medio ambiente, ordenación del territorio, agricultura, ganadería, pesca, turismo, obras públicas, asuntos sociales, discapacidad, vivienda, cultura y deportes como paso previo a una nueva concepción de un Ejecutivo autónomo conformado por los presidentes de los Cabildos Insulares que además dotara de más legitimidad a la figura política más importante en nuestra Comunidad, como es el Presidente del Gobierno, que debiera ser elegido a doble vuelta y en lista abierta en todas las islas por todos los ciudadanos de Canarias.

La Política se basa en el respeto al otro y sus ideas. Un nuevo nacionalismo sin complejos debe ser una forma de hacer política compatible con los valores liberales de la libertad, la tolerancia, la igualdad y los derechos individuales acompañando a nuestra identidad nacional. Un nacionalismo sin complejos, es una afirmación de la pertenencia social y cultural, así como la búsqueda del reconocimiento y del respeto, que se vincula con el liberalismo a través de conceptos tales como la autonomía, la pertenencia  cultural, la justicia global y la imparcialidad.

La prosperidad de Canarias dependerá de la aplicación de políticas nacionalistas y liberales. Si somos capaces de seguir reduciendo el gasto público y el intervencionismo, primando la iniciativa privada y a los emprendedores, y  a la capacidad de desarrollo individual, en definitiva, obtendremos una Canarias más productiva y competitiva, más solidaria y más libre. Tendremos una Canarias  a la que le orgullo le vendrá de parte de sus habitantes, no de sus instituciones o de quienes las dirijan.

(*) Ex secretario federal del CCN