20D: mensaje de cambio

Román Rodríguez (*)

Los resultados de las elecciones del 20D muestran una importante voluntad de cambio en el conjunto del Estado español. De castigo a las injustas políticas económicas aplicadas en los últimos tiempos, que han incrementado exponencialmente la desigualdad social y de demanda de más democracia, limpieza y transparencia en el ejercicio de lo público.

Los nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos, logran conjuntamente casi 110 escaños en el Congreso de los Diputados. Pero los que han gobernado desde el año 82, PSOE y PP, les superan en más de 100 aunque, juntos, pierden más de 5,1 millones de sufragios y 83 escaños.

Los dos bloques en el eje izquierda-derecha obtienen similares apoyos en escaños en la Cámara baja. Eso sí, el PP, primera fuerza en la práctica totalidad de las circunscripciones –si exceptuamos las vascas, catalanas y una parte de las andaluzas-, obtiene una cómoda mayoría absoluta en el Senado.

Las políticas conservadoras, los recortes y la austeridad, junto a los escándalos de corrupción, han hecho que el partido de Rajoy pierda en cuatro años un tercio de sus diputados y el 33,60% de sus votantes. Mientras, el principal partido de la oposición reduce en un 18% su presencia en escaños en el Congreso y es abandonado por uno de cada cinco votantes.

Las organizaciones nacionalistas resisten de manera desigual en Cataluña, quedando mejor posicionada su ala izquierda y desapareciendo Unió Democrática de Duran i Lleida. Mientras que en Euskadi se mantiene el PNV, siendo Bildu muy damnificada por el significativo crecimiento de Podemos. En Navarra desaparece, de las Cortes, Geroa Bai pese a que presiden la comunidad foral con Urxue Barkos. En Galicia, las Mareas borran del mapa al BNG. La Chunta Aragonesista tampoco estará en las nuevas Cortes.

Canarias 

En el caso canario, el PP vence con 162.000 papeletas menos que en 2011, es decir, pierde el 36,5% de sus electores (tres puntos por encima de la media estatal), pasando de 9 a 5 escaños. Aunque sigue siendo la fuerza más votada y con mayor representación en las cámaras.

El PSOE, con el que Nueva Canarias (NC) fue en coalición, baja más de 12.800 sufragios, un porcentaje del 5,6%. Muy inferior a la reducción que se produce a nivel estatal, del 21%, o en históricos feudos socialistas como Andalucía (12,19%). Su porcentaje de apoyos electorales en la comunidad canaria es del 21,99%, clavado al estatal (22,01%), mientras que en 2011 obtuvo un 24,95%, cuatro puntos por debajo de la media del Estado (28,76%)

La fórmula PSOE-NC resiste, por tanto, pese a que Podemos, el otro gran referente en la izquierda, logra en las Islas un gran resultado, con el 23,28% de los votos, casi tres puntos por encima de la media estatal de su marca.

Ciudadanos mejora respecto a las autonómicas, donde el sistema electoral frustró la posibilidad de que lograran representación en el Parlamento canario. Ahora obtiene más de 113.000 votos y dos actas de diputado. Y, por último, CC continúa su retroceso y bordea la catástrofe con 81.750 papeletas (8,24%) frente a las 143.881 (15,47%) de 2011, aunque hay que señalar que, en aquella ocasión, NC formó coalición con CC.

En el archipiélago se produce un significativo viraje a la izquierda. Si en 2011 eran cinco diputados de ese espacio frente a los diez de la derecha, ahora son siete frente a los ocho conservadores. Y en votos hay un práctico empate entre ambos bloques -si incluimos las 30.933 papeletas de UP-, frente al arrase conservador de 2011. Se continúa así la dinámica de avance progresista, aunque insuficiente, que se inició con fuerza en las autonómicas de mayo.

Gobernabilidad

La composición del Congreso de los Diputados dibuja un panorama de enorme dificultad para la gobernabilidad. La fuerza más votada y con mayor número de escaños, el PP, no tiene fácil encontrar apoyos suficientes para establecer una mayoría parlamentaria que dé apoyo a un Ejecutivo presidido por Rajoy. No suma con Ciudadanos y hace tiempo que rompió los puentes con los nacionalistas vascos y catalanes.

Por el otro lado, tampoco es sencillo articular un Gobierno de izquierdas presidido por el PSOE, que precisaría de otros apoyos para sacar adelante sus iniciativas. Ni las divergencias públicas expresadas por algunos dirigentes ni las líneas rojas que plantean otros ayudan a acercar posiciones y avanzar

hacia la constitución de un Ejecutivo progresista.

Esas dificultades pueden facilitar que se pongan sobre la mesa propuestas como la gran coalición o el tripartito PP-PSOE-Cs, que contarían con un amplísimo apoyo parlamentario y el visto bueno de los poderes económicos. Pero que ni responden a la demanda de giro progresista expresada en las urnas ni parece que posean la voluntad de abordar los consecuentes y profundos cambios constitucionales, económicos y sociales que se precisan.

Unos cambios, especialmente los constitucionales, que necesitan de amplias mayorías y que ni pueden ni deben ser impuestos. Sólo con diálogo, flexibilidad y búsqueda de puntos comunes se podrá avanzar. Y los primeros pasos no apuntan en esa dirección.

Por nuestra parte, en NC seguiremos insistiendo en la necesidad de un cambio progresista que priorice a las personas, al empleo y a los servicios públicos, persiga el fraude y haga una política fiscal progresiva y justa; que avance hacia un Estado federal e insista en un modelo de desarrollo sostenible. Y, asimismo, continuaremos defendiendo nuestra agenda canaria, que incluye desde la mejora en la financiación autonómica al cumplimiento del Régimen Económico y Fiscal (REF), pasando por el incremento del autogobierno con un nuevo Estatuto y una reforma del sistema electoral canario, el más desproporcionado e injusto.

(*) Portavoz parlamentario y presidente de Nueva Canarias.