Ante el Estado de Alarma y el toque de queda

Lucha Internacionalista

El gobierno español, así como los autonómicos con competencias en sanidad, educación, transporte, entre otros, siguen sin tomar las medidas necesarias para hacer frente a la emergencia sanitaria y social y continúan anteponiendo los beneficios del capital a la protección de la vida de la clase trabajadora y los sectores populares. Y para tapar esta nefasta gestión y prepararse para el estallido social que vendrá imponen represión y militarización: todos saben que el toque de queda no servirá para frenar la propagación del virus, pero sí para llenar la calle de policía y seguir criminalizando a la juventud y a los sectores populares.

Tras ocho meses de pandemia no se ha reforzado la sanidad pública (como reflejan las huelgas de los MIR y el anuncio de huelga en la primaria en Catalunya), sus trabajadores están exhaustos, y sigue faltando personal. Tampoco se ha puesto en marcha un sistema eficaz de rastreo, no hay más medios en los ambulatorios para tratar los casos menos graves y controlar los contactos cercanos, ni se intervinieron los centros médicos privados, ni hay más recursos para la investigación.

Ni siquiera han hecho cosas tan básicas como reducir las aglomeraciones en el transporte público. Tampoco ha habido cambios reales en las residencias para mayores, donde las víctimas de la primera ola se cuentan por miles. Ni se ha regularizado la situación de cientos de miles de compañeros y compañeras sin papeles que continúan a merced de la sobreexplotación y con muchas dificultades para acceder al sistema sanitario.

El resultado es que el Estado Español fue el país de la Unión Europea donde más se disparó la mortalidad en la primera ola (48.000 muertos más que la media de los últimos cuatro años) y hoy encabeza el ránking de contagios por 100.000 habitantes del continente y es uno de los más golpeados por la pandemia en todo el mundo.

Sin embargo, sí que ha habido dinero para rescatar a empresas con beneficios con los Ertes, mientras que a las que siguen funcionando no se les obliga a respetar las medidas que protejan del contagio a los y las trabajadoras. Estuvimos confinados y ahora en toque de queda, pero si no nos han mandado a casa (en muchos casos esperando una ayuda que no se ha llegado a pagar), hemos tenido que seguir yendo al trabajo en metros y autobuses hacinados y sin más medidas de protección que las que nos procuramos cada uno. Cientos de miles de trabajadores están ahora en el paro y sin ayudas porque PSOE y Podemos ni siquiera cumplieron su promesa de derogar la reforma laboral, cuando lo que sería necesario en la situación actual es prohibir el despido.

Tampoco hubo ayudas para compensar a los trabajadores y a los pequeños negocios, de modo que fuera posible cumplir con las cuarentenas. Incluso se han retomado los desahucios en plena pandemia. Ni se ha puesto en marcha el permiso retribuido para los padres y madres que tengan que cuidar a sus hijos e hijas cuando tienen que confinarse. En los colegios e institutos públicos no se han bajado las ratios contratando a más profesorado para garantizar al menos la distancia de seguridad y que se pueda atender en condiciones al alumnado en caso de confinamiento de un grupo o cierre de un centro.

Sin embargo, este gobierno tan supuestamente progresista no ha escatimado dinero en policías y militares para ocupar las calles. Para esto sí que hay recursos: para apalear a los jóvenes de Vallekas que reclamaban más sanidad pública, para imponer miles de multas bajo la ley mordaza (que Sánchez e Iglesias también habían prometido derogar), para volver a encerrar a los inmigrantes en los CIE… PSOE y Podemos responden a la crisis sanitaria y económica con control y represión. Como si el virus se frenara a golpe de porra.

Ya vimos bajo el primer estado de alarma cómo se prohibía el derecho a manifestación. Militarización es sinónimo de silencio y sólo recuperando las calles podremos defender nuestros derechos fundamentales y revertir la nefasta gestión de la pandemia y de la crisis económica global que se está acelerando cada vez más.

Fuera el estado de alarma y el toque de queda. No a la militarización de la pandemia.

Más recursos para la sanidad, la educación y los servicios sociales públicos.

Aumento de la frecuencia del transporte público para evitar las aglomeraciones.

Prohibición de los despidos. Nacionalización sin indemnización de las empresas que cierran.

¡ESTA CRISIS NO LA PAGAREMOS LOS Y LAS TRABAJADORAS!