Cosas nuevas en un mundo nuevo

Rafael Lutzardo (*)  Este será un año marcado por un profundo cambio en el mundo. Es decir, el 2020 será recordado por millones de personas como un año “maldito”; de profundos cambios y formas de conductas. Eso sí, no creo que el coronavirus haya provocado en los humanos más sentimientos, más humanidad con todo aquello que nos rodea. Del mimo modo, poco a poco, el años 2020 se va marchando dejando una estela de incertidumbre, dudas y miedos. Sin embargo, muchas son las personas que aún no quieren o asimilan que el verdadero enemigo sigue estando en la calle. La Covid-19 sigue viviendo en todos los rincones del mundo, pero muchas personas parecen olvidarse que el virus sigue contagiando y matando gente. Las playas abarrotadas y las medidas protocolarias sanitarias, en el olvido por muchos jóvenes, pero también, en personas mayores.

Por otro lado, estos últimos coletazos del año 2020 será como una especie de transición, donde millones de personas están mentalizadas para no viajar y quedarse en sus países se origen, En lo que a mí respecta, no tengo la menor duda. No sé lo que pasará en los meses venideros, especialmente cuando lleguen las gripes de invierno, que mezcladas con el coronavirus, motivará muchas dudas y miedos en las poblaciones del mundo. Por supuesto que hay que ser optimista, pero también realista, pues no en vano. Día tras día, los informativos de los diferentes medios de comunicación nos “tupen” con noticias de la Covid-19.

Especialista de todas las nacionalidades del mundo auguran un nuevo repunte, cosa que no me extrañaría que sucediera. Sobre todo, viendo el comportamiento porco responsable e ignorante de miles de personas, los cuales creen que a ellos no les puede contagiar el virus asesino. Lo triste, y lo peor de todo, es que esos ignorantes no solo se exponen a un peligro eminente, sino que también ponen en peligro nuestras vidas.

Lo cierto es, que el mundo ya cambió y no precisamente para mejor. Miles de empresas cerradas, millones de contagiados, miles de muertos, nuevas formas y conductas de vivir, lo que motiva un cambio radical en la vida de los seres humanos. De la misma manera, cualquier diligencia que quieras hacer ya no será como antes. Ahora te dan un número de teléfono para que llames y te puedan atender a través de vía online, pero nadie te contesta al otro lado del teléfono. Lo más fácil ahora para un funcionario o político, evitando contestar a las llamadas de las personas que tenemos que acudir a un ayuntamiento, seguridad social o un médico: “estamos en época de pandemia”. También, con los teléfonos comunicando constantemente.

Bueno, vamos a seguir viviendo con lo que tenemos, no queda de otra, pero si somos más responsables, más prudentes y más solidarios, seguramente evitaremos  secuencias más duras y tristes. No descubro nada nuevo si digo que un nuevo confinamiento sería catastrófico para todos, donde la economía y el empleo se verían afectadas por muchos y largos años. Es por ello, ahora más que nunca, tenemos que ser conscientes de lo mucho que nos jugamos, especialmente cuando nos referimos a la vida de las personas. 

Por último, hay que dice que el virus no acabará con la desigualdad económica, ni con el capitalismo. Nos hará más generosos. Sinceramente, no creo que nos haga más generosos y sí más depredadores y egoístas. Seguiremos siendo lo que somos: seres humanos, en la búsqueda de adelantarnos a nuestro propio tiempo.

(*) Escritor y periodista