Regeneración versus corrupción (el caso Curbelo)

Alonso Trujillo Mora (*)

El Partido Socialista Obrero Español, su Comisión Federal de Listas electorales y su secretario general Pedro Sánchez, deshojando la margarita ante el dilema que supone elegir entre la regeneración o la corrupción política, optaron por la corrupción en el caso de Casimiro Curbelo, presidente del Cabildo de La Gomera.

Esta decisión contravino abiertamente las abundantes declaraciones realizadas por Pedro Sánchez, quien ha manifestado a diestra y siniestra que, frente a la corrupción, tolerancia cero. Sin ir muy lejos, en una visita a Bruselas, Sánchez declaró a los medios que el cambio en los órganos rectores de gobierno del PSOE es la causa de un renacimiento del socialismo español (en ciertos casos se puede trocar en decadencia).

Según él ha venido a cambiar el Partido y a cambiar políticamente a España. Estas declaraciones, y otras tantas más en el mismo sentido, favorables a la regeneración y de condena de la corrupción, se contradijeron con las decisiones fácticas adoptadas por la Comisión Federal de Listas, que apoyó la nominación electoral de un político delincuente y corrupto, como lo es Casimiro Curbelo, a la presidencia del Cabildo de La Gomera. Hay que predicar con el ejemplo; por sus actos los conoceréis. Los compromisos que contrae con los electores un líder político relevante en el combate contra la corrupción, deben tener valor contractual (Pacta sunt servanda).

Pedro Sánchez y su Comisión Federal de Listas preferieron la corrupción, personalizada por Casimiro Curbelo, frente a la regeneración democrática que supone prescindir de él.

A Sánchez, en este caso, le faltó valor y se dejó arrastrar por los mendaces argumentos sostenidos por el entonces secretario regional de Organización, Julio Cruz, y por Patricia Hernández, la entonces candidata a la Presidencia del Gobierno canario; que son favorables a la candidatura de Curbelo.

Tanto Cruz como Hernández, personajes con muchas limitaciones intelectuales y políticas, vacuos e inconsistentes, de la misma cuerda que Curbelo, sostuviueron como fundamento que la candidatura de Curbelo garantizaba dos diputados regionales al acerbo socialista. Uno de ellos fue el propio Julio Cruz, de ahí su interés en este dilema. La estrategia estaba dirigida a sacrificar y aniquilar el interés general. Es decir, subordinar la regeneración en función de los espurios cálculos electorales partidistas. Estas decisiones fueron un fiel reflejo de cómo entendía Pedro Sánchez y su Comisión de Listas la cacareada Regeneración política.

El caso Curbelo es un paradigma de la corrupción, frente a la regeneración democrática. Este sujeto personalizó uno de los historiales más turbios del socialismo español.

A saber, siendo alcalde de San Sebastián de La Gomera fue ya condenado por dos delitos de detención ilegal (violación de las libertades civiles). Además tenía pendiente en el juzgado de Instrucción Nº 2 de Madrid un proceso por la comisión de un delito de atentado contra agentes de la Autoridad (Policía Nacional), que se produjo por una agresión física y moral que tuvo lugar a la salida de un burdel, acompañado por su hijo, cuando era senador, lo que provocó su dimisión (Ejemplaridad socialista, que no alcanzó a su Presidencia del Cabildo). También en el Juzgado de Instrucción de La Gomera estaba imputado e investigado en siete causas independientes unas de otras, todas ellas relacionadas con la corrupción política pura y dura, inmersas en el título XX del Código Penal, que tipifica los delitos contra la administración pública (Extorsiones, cohechos, enriquecimiento injusto, información privilegiada, tráfico de influencias, prevaricaciones, etc.); según las investigaciones de la Guardia Civil. Recalificaciones de suelo (“Operación Telaraña”). Permutas de inmuebles a cambio de favores políticos (Tamargada y El Lamero). Extorsiones y comisiones en las obras públicas (Infraestructura de la travesía de Hermigua). Sobrecoste injustificado en el tramo de carretera de acceso al Hospital Insular; lo mismo en las perforaciones de pozos y galerías. Consentimiento y tolerancia con las canteras y plantas de áridos clandestinas. Manipulaciones dolosas en los planeamientos, tanto turístico como general de la isla a cambio de sobornos.

Todo lo expuesto formó parte del proyecto de Regeneración política con el que el PSOE obsequia a los ciudadanos, con la mediación de su secretario General, el heraldo Pedro Sánchez.

(*) Articulista y abogado