Señoros y Damonas de la intelectualidad en el gobierno (los actuales, los anteriores y un posible el devenir…)

Ramón González (*)

No se puede, por mucho que griten lo contrario: “cambiar el mundo, cambiar las cosas: sin el pueblo, sin la participación de los brazos (los pocos que quedan) trabajadores, y sin conciencia y organización”… y eso pasa factura.

Es cierto que de aquel proletariado de la revolución industrial y posteriores en “nuestro mundo” (acordémonos que el mundo es muy grande y lleno de parias, proletarios, campesinos pobres y miserables sin vida y sin futuro) pues hay un “gran mundo” que llora por sobrevivir. Y en el nuestro mismo, si bien de hambre como tal es difícil perecer; los suicidios por no poder afrontar situaciones, la soledad sobrevenida y hasta no poder emanciparme por no poder mantenerme… forma parte, a pesar de todo nuestro “bienestar”, de los nuevos apetitos: no sólo de pan… Ante todo, no poder proyectar un futuro medio cierto.

Cómo ‘Eje general’, en España,  nos podríamos remontar a hechos prácticos reales y recientes cuando, a medida que el último reajuste financiero (llamado crisis) se abatía -2008- sobre las espaldas de todos y todas las trabajadoras dependientes. Porque los que juegan a finanzas: de la banca para abajo… aumentaron de manera considerable sus activos financieros, inmovilizados y emporios gigantescos.

Ahora, que predomina el ‘yo’ desde los cuentos de autoayudas hasta primero ‘yo’ y si queda algo ‘yo’… una vez desarticuladas las organizaciones políticas combativas (tras un largo proceso desde la transición a la constitución y luego a Europa); los movimientos sociales transformadores: “no olvidemos que han logrado colocar reivindicaciones parciales y particulares de un sector, como si fuese lo primordial y lo prioritario por encima de cualquier opción transformadora, se sitúa aspirar a la igualdad en una sociedad aún dividida en clases”,  reorientado el impulso de cambio social a través de crear expectativas “elitistas” donde la supuesta intelectualidad (o telectuales in) es “la transformadora”. Ahora pretenden articular algunas medidas “progres” con cantos de logros que nada tienen que ver con tradiciones de lucha y conquista y sí mucho de lavado de cara y acomodo “al sistema posible” que se revertirán en forma de recorte de derechos a las mayorías sociales, pues capitalismo / liberalismo y protección pública de lo social no cuadran en ningún estamento.

Y esto, aunque lo parezca no es nada nuevo.

Los reformistas progres ahora, herederos de la socialdemocracia, como han hecho en muchos lugares nos llevan a la nada. Y es que en sí, son los considerados “intelectuales”.  Es decir, así como un cáncer no se cura con aspirinas… el capitalismo no se humaniza con reformas. Puedes tener a una fiera en casa acostumbrada a las personas, pero es una fiera, come carne, y su reacción puede ser mortal e imprevisible.

“Sus armas son sus conocimientos personales, su capacidad personal, sus convicciones personales. Sólo puede hacerse valer merced a sus cualidades personales. Por esto la plena libertad de manifestar su personalidad le parece ser la primera condición de éxito en su trabajo. No sin dificultad se somete a un todo determinado como parte al servicio de este todo, y se somete por necesidad, pero no por inclinación personal. No reconoce la necesidad de la disciplina sino para la masa, pero no para los espíritus selectos. Se incluye a sí mismo, naturalmente, entre los espíritus selectos. La filosofía de Nietzsche, con su culto del superhombre, para el que todo se reduce a asegurarse el pleno desarrollo de su propia personalidad, al que parece vil y despreciable toda sumisión de su persona a cualquier gran fin social, esta filosofía es la verdadera concepción del mundo del intelectual, que le inutiliza en absoluto para tomar parte en la lucha de clases”. K.K.

Y “poner oreja” a lo constantemente dicho por “los jefes” de una facción gobernante: la gente que madruga, los que tienen pequeños comercios, el tendero de la esquina o es más reciente: “el que podrá comer pescado con el aumento del salario mínimo”. Y ante esto dos cosas básicas son, que ya es hora de entender que un salario mínimo no puede ser el mismo para todos los sectores; porque aunque su inspiración es justa: ha evolucionado como “guía” para ser una “oferta” muy sustanciosa en la que se amparan sectores con penalidades y durezas ciertamente diferenciales. La fundamental, es que el intelectual progre habla desde su púlpito del intelecto y su conocimiento que se le supone… pero la dialéctica enseña que la emancipación de la clase trabajadora debe ser obra de ella misma, por tanto ¿estamos ante un modelo de liderazgo?.

Y es aceptable, comprensible y realizable… que el proletariado o clase trabajadora no es la misma que hace apenas unos años. Que el complejo mecanismo administrativo y de leyes requiere de conocimientos amplios para poder entenderlo y transformarlo. Y para transformarlo se necesita el “interés de clase” no el de gestores iluminados técnicamente, pero sin la perspectiva real, porque viven en su mundo, y es precisamente ese mundo, ese vivir, esa acción, ese proceder quien “hasta sin querer” determina el interés de “una clase” o de “otra clase (si no vives como piensas, acabarás pensando como vives: pura dialéctica materialista).

Y es así, como se va produciendo esa disyuntiva que sitúa a “muchachos y muchachas” con voluntad transformadora, que no les niego, pero en contradicción ya no sólo con su estado actual; viene determinado en demasía por su “abolengo” familiar… cuasi siempre, por no decir siempre, alejado del desposeído e interesado real en el cambio, aún sin ser consciente de su interés de clase. Y eso determina su historia, su proceder y su proyección.

Pretender aplicar reformas progresivas en un sistema económico basado en los mercados y los mercaderes no se sostiene en mínima aritmética.  Eso lo ha venido haciendo la antigua socialdemocracia (desde los predecesores de  Bernstein y posteriores) y siempre ha terminado por regenerar el sistema capitalista (pasando la factura)  o bien lo  afincan en un estado concreto, con una gente en concreto, ocultando datos concretos (¿conocemos las cifras de millones de desposeídos en los EEUU?) por no citar cualquier “paraíso” de la Europa que se desarrolló esquilmando sus colonias en África (por no hablar de América que sería interminable) y hoy nos llegan sus consecuencias históricas montados en miserables barquillas aterradoras y la mayoría víctimas de todas las mafias habidas y por haber.

Cuando se trata de transformar se necesitan las circunstancias propicias, el grado de concienciación necesario, la implantación real y efectiva, la clase y el calado de transformación que se pretende y ante todo, un “estado mayor” capaz de dirigir toda esa potencialidad libre de arbitrariedades pequeño burguesas y de promoción personal  y situacionista/arribista. Ese culto al líder que nos recuerda a la fe.

Y precisamente, fue la implantación real la que se desatendió y se impuso el modelo de los núcleos hegemónicos, de la dirección extremadamente formada, las alianzas y barnices… todo para dar “reformas” varias que, en tiempo y forma, el sistema reconvierte y si se ve amenazado no duda en emplear la cara más feroz en forma de aupar a la ultraderecha más retrógrada, que comienza con cánticos robados a la patria y termina por generar violencia. 

Y una de sus armas actuales ante este prolongado decaer que propician,  es precisamente la destrucción de los estados modernos, convirtiéndolos en estados fallidos ingobernables, para que de esta forma y manera, una vez secuestrado el pensamiento social y encauzado por la opinión publicada, lo políticamente correcto, y todos esos “embustes” creados  y diseñados para frenar toda posibilidad de transformación real. Luego, “damonas y señoros”, como por mucho que cambies cebo y lleves nueva caña, en la bañera/tina de casa no se pesca... pues por muchos aparejos reformistas y hasta sincrónicos, por muchas ganas que algunas “almas cándidas” lo crean… o por mucho que se trate de descabalgar una forma de estado sin articular un movimiento unificador, de clase, superando nacionalismos pequeño aventureros reales, hacer conciencia de país, de Estado… de unificación en la diferencia “bendita”… sin cuestiones tan reales y tan despreciados pero que son reales como los símbolos y los valores en común… sin entender que “la fiera nos encariña, pero si le dejas a su alcance al herbívoro, se lo  terminará zampando porque es su naturaleza”.. Pues entiéndase que  capital y trabajo tienen una disputa con el valor.

Y así nos va.

Esperemos no tener que pagar caro nuestra propia desorganización y las aventuras de jugar en la jaula de los leones sin contar con domadores o con auxiliares que nos puedan proteger del riesgo.

En cualquier caso, si se fijan: “la vida sigue igual”… por ahora!!! –unos que vienen otros que se van;  primero “ya ni me acuerdo de los nombres” de los que se fueron de unos y de otros, ya mucho antes,  muchos nos retiramos ante las trapisondas se les vio el percal;  de “estos” luego se les fue  el Iñigo (astuta maniobra progre) y ahora hasta Teresa se les marcha ya.

Eso tiene, la mentalidad individual; y el ejemplo que nos dan.

¡¡Progres!!… es lo que tienen.

De ti depende, tú eliges.

Mientras “los progres” se desinflan, hasta los psoistas han acercado posiciones izquierdistas. No olvidemos que las derechas están fraccionadas, no divididas, actúan a una cuando los intereses les reclaman (Madrid es un ejemplo…) pues si seguimos en clave “progre” ¿dudan de que estas irán a por todas? Y que conste que: “tres eran, tres, LAS HIJAS DE ELENA… no digo más nada.  Pero al menos, reflexionemos y dejémonos de pamplinas.

En un barranco del Sur de la Gran Canaria un día de Febrero de 2020.

(*) Articulista y miembro de Los Verdes