En defensa de la Sanidad Pública y de la consejera

Fidela Velázquez (*)

Triste país nuestro este donde se quiere que nada cambie para que todo siga igual. Si esto, en áreas muy deterioradas, es grave, es mucho más grave si hablamos de la sanidad pública. Yo defiendo la sanidad pública, porque es el último recurso del pobre. Quien no tiene nada, en este país, puede contar, debía poder contar, conque en la enfermedad puede tener a buenos profesionales que se ocupen de su salud.

Una ocupación remedial, que no preventiva, que para eso ha de pasar mucho tiempo y seguramente yo no lo veré. Pero sí que defiendo aquello que los socialistas tenemos a gala y que siempre ha venido de nuestra mano y con nuestra gestión: una salud pública universal y gratuita para todos los españoles. Y lo quiero, lo queremos, porque los socialistas deseamos para todos, para nosotros y para los otros, cosas muy básicas pero muy importantes: durar mucho y bien, esto es con suficiente calidad de vida como para caminar un trecho moderado sin pararnos para descansar, mejor si es a la orilla del mar, poder tomar una copita de vino tras una comida todo lo frugal que exija la propia salud, podernos medicar si lo precisamos sin pensar en el copago, que las dioptrías no nos impidan leer un libro, tener un cirujano para que nos haga algún arreglillo de chapa y pintura...cosillas que la edad va haciendo más necesarias, pero que son necesarias a todas las edades.

Eso queremos los socialistas. Por eso digo que triste país este donde los intereses creados hace que naufraguen todas las políticas que quieren mejorar la sanidad pública. NO hay quien haya protestado nunca, desde ciertos colectivos, por el bien común, esto es, por la atención mejorada a la sociedad en su conjunto. No he visto huelgas sindicales demandando hospitales completos en el norte ni en el sur, ni atención de especialidades (por ejemplo pediatría) en esos amagos de hospitales que tenemos ahora, ni demandando profesionales o refuerzos horarios para aligerar las listas de espera.... Ni han estado ni nunca los esperamos.

Ausentes, ahora parece que aparecen todas las reivindicaciones de décadas, pero sin dejar implementar políticas para enmendar la situación. Curiosamente, ya pasó la cercana vez que ocupamos la cartera de sanidad: los intereses creados hicieron que saltara la consejería y parte del gobierno. Ya saben, cosas de caciques que cualquier ciudadano europeo no entendería. Qué curioso. Prefieren que nada cambie para que todo siga igual. Qué oscuros intereses habrá por medio.

Dicho lo cual, digo alto y claro que han chocado con una de las personas más capaz, honrada, trabajadora y sensible que conozco. Tere Cruz fue mi compañera en el Cabildo de Tenerife y lo hablo con gran conocimiento de su personalidad y pundonor en la defensa de lo público y del interés común. Parece, además, que es precisamente este perfil el que le molesta a ciertos colectivos y personajes que necesitan de una sanidad al borde del abismo para venir de salvadores, sacar beneficios o arrimar el ascua a su sardina.

Qué triste tierra donde sus mejores valedores sucumben ante intereses espurios. Lamentable no, lo siguiente. Y lo tengo que denunciar, alto y claro, porque la salud, que es lo primero, depende de que esos oscuros intereses no puedan, no dejemos que puedan, con las Teres Cruz de cada momento. Y porque no podemos consentir que los malos sigan ganando. Porque si dejara que eso pasara, no podría mirar a las nuevas generaciones a los ojos. Y quiero seguir pudiendo hacerlo. No en mi nombre. No en nombre del interés general.

(*) Alcaldesa de San Juan de La Rambla