¿Qué hacer ante la crisis climática?

Miguel Ángel Pulido (*)

La crisis climática es una realidad incuestionable que sólo algunos descerebrados siguen negando. Debemos asumir y aceptar que nos encontramos ante un reto de gran magnitud que nos afectará, cada vez más, en muchos aspectos de la vida cotidiana, tal como advierten los científicos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático.  Por todo ello, no podemos seguir robando el presente y el futuro de nuestra gente joven. No podemos seguir escondiendo la cabeza bajo el ala.

Ante esta crisis climática, efecto del calentamiento global, debemos preguntarnos por las consecuencias que está teniendo y puede tener, pero sobre todo qué medidas podemos tomar, tanto a nivel institucional como desde la propia sociedad civil. ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros para cambiar este modo de vida, cortoplacista y depredador, que está afectando al planeta? ¿podemos seguir despilfarrando un recurso cada vez más escaso como el agua o seguir haciendo un uso abusivo del plástico que inunda nuestros mares?

Debemos ser conscientes de que el cambio climático es el mayor problema al que se enfrenta la humanidad y sus consecuencias pueden ser devastadoras, especialmente en territorios frágiles como las islas, por lo que tenemos que adoptar medidas para reducir de forma drástica la dependencia de los combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero a nuestra atmósfera.

De hecho, los impactos del cambio climático son cada vez más perceptibles. Prueba de ello es el aumento de 1,1 grados en la temperatura global en 2016, el mayor de la historia de la humanidad; o el incremento récord que se ha producido entre 2014 y 2016, elevando la cantidad total de calentamiento desde 1900 más del 25% en solo estos 3 años; o el registro del este pasado julio, el que se batió el récord de calor mundial desde que hay datos.

Las consecuencias son innegables. Ahí vemos cada día las terribles imágenes del progresivo deshielo de las masas glaciares, como el Ártico, o la subida del nivel del mar. Pero también podemos comprobar los impactos económicos y sociales, como los daños en las cosechas y en la producción alimentaria, que irán en aumento, producto del aumento de las sequías o de los fenómenos meteorológicos extremos, como tormentas y huracanes, lo que nos lleva a una situación de emergencia climática.

En el caso de Canarias, en febrero de 2019, casi el 70% de la energía usada sigue procediendo de combustibles fósiles. Por ello, la apuesta decidida por las energías renovables debe ser un elemento central de los compromisos presupuestarios en los próximos ejercicios. Pero también hay que adoptar otras medidas, pues si bien reducimos la emisión gases de efecto invernadero en la generación eléctrica, los seguimos aumentando en el transporte o la industria que suponen casi el 50% de las emisiones, lo que hace imprescindible, entre otras medidas, apostar por un transporte público más eficiente y menos contaminante.

Pero, ¿qué podemos y debemos hacer cada uno de nosotros? Pues podemos hacer, por citar algunos ejemplos, lo siguiente: bajar la factura de la luz, reduciendo la potencia contratada; incorporarnos a proyectos colectivos o individuales de energías renovables, participando y beneficiándonos de la transición energética; adquirir electrodomésticos de mayor eficiencia energética, para reducir el consumo y usar bombillas o lámparas LED; cerrar el grifo mientras nos enjabonamos para ahorrar agua y energía o tapar los calderos y utilizar sólo el agua que necesitamos para hervir alimentos; abrir las puertas de la nevera el menor tiempo posible y comprobar que cierra bien; colocar paneles solares para el suministro del agua caliente o no utilizar el prelavado y lavar con el agua fría para reducir el consumo…

En fin, medidas sencillas que nos permitirán contribuir a paliar los efectos del cambio climático y lograr una eficiencia energética que generará puestos de trabajo y reducirá los costes de electricidad. Pero debemos también comprometernos con acciones conjuntas. Por eso manifestamos nuestro apoyo a La Palma Renovable, proyecto nacido desde la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, que pretende alcanzar un modelo descentralizado, democrático y desde la ciudadanía. La isla, Canarias y el Planeta no pueden esperar más para impulsar esta senda de transición.

Por último, ante la convocatoria de la Huelga Mundial por el Clima a nivel global, que tendrá el próximo 27 de setiembre, quiero hacer un llamamiento para que, más allá de los colores o diferencias políticas, salgamos a la calle a reivindicar actuaciones inmediatas para abordar el estado de emergencia climática en el que nos encontramos.

(*) Presidente Insular de NC en La Palma y director general de Coordinación y Apoyo a la Vicepresidencia