Jinámar en nuestras manos

Carmen Hernández (*)

Hemos repetido incansablemente durante los últimos años que las políticas implementadas desde las administraciones deben ir alejándose de una acción compartimentada, de una visión estanco, para caminar hacia la transversalidad como herramienta de eficacia y maximización de recursos. Desde la lógica y el sentido común, resulta muy complicado encontrar alguna realidad sobre la que las Instituciones actúen y que no presente diferentes aristas que necesiten la implicación de varios departamentos. De lo contrario, se cae en una intervención incompleta, muchas veces estéril, que no da la solución global y eficaz que demanda el asunto en cuestión. Resulta fundamental una visión holística de la persona, pues presenta diferentes dimensiones que deben tenerse en cuenta.

Desde esa óptica pusimos en marcha, en 2017, el Plan Integral del Valle de Jinámar.  Destacamos una y otra vez las bondades y potencialidades que el barrio exhibe cada día, empezando por la fuerza y el empuje de sus vecinas y vecinos y pasando, entre otras muchas cosas, por la ubicación geográfica, en un valle amplio, entre los dos municipios más poblados de la isla y con un frente y unas vistas inmejorables abiertas al océano. Pero aunque hemos luchado y luchamos por romper estigmas y prejuicios, desde nuestra responsabilidad tampoco hemos ni escondido ni eludido los retos a los que se enfrenta Jinámar, con cifras de desempleo o pobreza, por poner algunos ejemplos, por encima de la media. Vaya por delante que esta es una cuestión de grados, de magnitudes, porque desafortunadamente los problemas que padece el Valle los sufren también otros muchos lugares de Canarias.

Una vez sentada la perspectiva de que las actuaciones tenían que ser implementadas de manera integral, el segundo planteamiento pasaba inexorablemente por la participación de los habitantes del barrio. Otra vez desde la sensatez, parece fácil entender que sin la implicación de los vecinos y vecinas cualquier iniciativa queda condenada al fracaso. Aparte de la honradez y el trabajo continuo de la gente de a pie, son muchas las organizaciones que desde hace décadas vienen realizando una labor altruista e impagable en el territorio, con el único objetivo de mejorar la vida de los que allí se encuentran. Por eso, lo que quiso desde el comienzo el Ayuntamiento de Telde al impulsar el Plan fue unir a esa marea humana la financiación y los recursos de las diferentes administraciones, para entre todos optimizar los medios y provocar una transformación real, profunda y duradera, alinearnos todos y todas en una estrategia compartida.

Al sentimiento de abandono que expresan históricamente los jinameros y jinameras, hemos percibido que se une el recelo ante los diversos proyectos que las Instituciones han puesto en marcha desde que la concentración poblacional existe en el Valle. Tampoco andan del todo desencaminados en esto, pues aunque esas actuaciones consiguieron innegables avances, no dejaron de ser meros ‘parches’ que no lograron una acción global y de calado. Por eso resulta capital que en esta ocasión, además de su carácter integral, este Plan se diferencie de los demás en que por vez primera hemos conseguido aglutinar, a la vez, los esfuerzos públicos de todas las escalas: Gobierno de España, Gobierno de Canarias, Cabildo de Gran Canaria y Ayuntamiento de Telde. Todos los niveles de la Administración poniendo financiación encima de la mesa para un trabajo en red, con un equipo comunitario coordinando la participación y la implicación de las organizaciones sin ánimo de lucro que trabajaban y trabajan en el barrio, como Educom y otras muchas. 

Dicho de una manera diáfana, el objetivo del Plan Integral de Jinámar no es otro que aumentar la calidad de vida de sus hombres y mujeres. Por eso no cabe hacer la más mínima demagogia política ni andar mareando la perdiz. Y ahí entra de lleno el período temporal elegido para el proyecto, diez años (2017-2027), pues una transformación real, seria y profunda no se consigue ni en dos ni en cuatro años. Decir eso es engañar a las vecinas y vecinos. Y por eso hemos planteado una década de trabajo, con una financiación total de 83 millones de euros que hemos de luchar año a año entre todos y todas, pensando en Jinámar y no en cualquier otro interés, por supuesto tampoco el partidista.  

Esta ambiciosa iniciativa se vertebra sobre tres ejes fundamentales: urbanismo y convivencia vecinal; inserción sociolaboral y promoción de la iniciativa económica; e intervención socioeducativa, familiar y de salud comunitaria. Traduzcamos esto en algunas de las acciones desarrolladas en 2017, 2018 y 2019.

En el ámbito urbanístico y medioambiental se habrá rehabilitado más de 1.700 viviendas y sus entornos (parques infantiles, asfaltado, alumbrado, etc). Todo esto acompañado de diferentes acciones para otorgar herramientas a las comunidades de vecinos para la autogestión económica y jurídica, lo que provoca también una mayor implicación en las mejoras. La restauración del edificio de Usos Múltiples, conocido como La Gerencia, del Centro de la Infancia –donde hemos firmado un convenio con Aldeas Infantiles- o del Invernadero del parque de las Mil Palmeras son otros ejemplos. Se une a todo esto ‘Jinámar en marcha’, el primer plan de movilidad que existe en Telde y que busca mayor espacio y seguridad para los peatones y en general una movilidad sostenible.

En cuanto a la formación y la creación de empleo, las dos ediciones de ‘Empléate en Jinámar’ han dado trabajo a más de un centenar de personas, además actuando en su propio barrio, con el compromiso emocional que eso comporta. Los talleres de alfabetización y formación prelaboral de adultos han contado con la garantía de una entidad señera como Radio Ecca.

El deporte, vehículo de cohesión social como pocos, ha aportado la finalización del pabellón de referencia del Valle, el Juan Carlos Hernández, además de un programa para educar a la infancia en los valores propios del deporte y desarrollo actitudes y hábitos saludables, ejecutado por la AD Basket Tara, el CD Pedro Miranda, el CD Telprom y el Club Balonmano Remudas.

Y por supuesto, la parte social, en la que estamos innovando: actividades extraescolares en centros educativos; Escuela de Familias; Programa de absentismo escolar y callejeo infantil; Proyecto socioeducativo para el mejor rendimiento escolar de niños y niñas en riesgo de exclusión social; reparto de alimentos para familias en situación de pobreza; programa de prevención del consumo de drogas en jóvenes y adolescentes –de la mano de la Fundación Canaria Yrichen-; programa lúdico-cultural ‘Vive tu calle’; o las acciones siempre tan gratificantes y efectivas de ‘Barrios Orquestados’ y la ‘Iniciación al Ajedrez en centros escolares’.

Toda la información sobre el Plan Integral del Valle de Jinámar, que ya se pone de ejemplo para toda Canarias y que queremos trasladar a otros lugares de la ciudad –el primero San Gregorio y también la rehabilitación de viviendas en San José de las Longueras-, puede visitarse en www.jinamarennuestrasmanos.com, cuyo lema y logo fue creado por estudiantes del barrio.

Recientemente me preguntaban en una entrevista radiofónica si creo honestamente que el plan está cambiando la vida de los habitantes de Jinámar. Repito, la labor es de largo recorrido, pero en un sitio con la vulnerabilidad del Valle, solo haber abierto su mayor recinto deportivo después de 13 años cerrado, un centro de apoyo a la infancia, o rehabilitado más de 1.700 viviendas creo que vale como respuesta. Y mi experiencia como docente y en proyectos sociales me dicta un convencimiento rotundo: trabajar en el ámbito comunitario es la mejor manera de generar dinámicas que hagan que la población se empodere y tome las riendas de su proyecto de vida.

(*) Candidata de NC a la Alcaldía de Telde