Tiempos difíciles

Ángel Rafael Lombardi Boscán (*)

Cuatro días que corresponden a noventa y seis horas sin electricidad en toda Venezuela. Al principio pensamos en un acto premeditado de parte de quienes sin ningún tipo de legitimidad y legalidad se han apoderado del país usurpando la soberanía popular e imponiendo la arbitrariedad como designio. Luego, asumimos que era un asunto de negligencia, ya a unos niveles, diríamos que oceánicos, que presagian el colapso total de las más elementales rutinas sociales.

Ya hoy en Venezuela no se puede vivir. Ni estudiar ni trabajar. Mucho menos resguardar la salud. Y ni hablar de vida social u ocio. El chavismo acabó con todo. Y en consecuencia deben ser removidos. ¿Que esto es un tipo de guerra? Ya nadie lo puede dudar. Sí no hay un desenlace muy pronto en la actual confrontación de las fuerzas de la democracia, que son mayoría, en contra de las que representa el chavismo y sus desmanes, que son minoría, los niveles de incertidumbre y desesperación se reflejarán en un mayor éxodo de compatriotas hacia los países vecinos. Y esto al chavismo le complace porque forma parte del libreto cubano que intentan hacer prevalecer contra viento y marea.

El efecto mental, luego de un colapso total cómo el ocurrido en el sistema eléctrico nacional, y que todos sabemos que ya el daño es irreparable, es brutal en términos de una moral guerrera dispuesta a mantener la lucha en vilo. Por eso el chavismo procura obtener beneficios del caos. Es la "Técnica Política" cubana (Elizabeth Burgos) en todo su esplendor. Rendir a la población desde el desarreglo planificado o el accidente fortuito como es el caso actual. Y siempre acompañándolo con una censura de los medios de comunicación absoluta junto a la mentira como patraña.

Agregue usted la represión selectiva y el miedo que esparcen las fuerzas de choques: "colectivos", sobre una población inerme y ultrajada hasta el cansancio. ¿Dónde está el ejército para poner orden en Venezuela? Según algunos expertos ya en éste momento la cadena de mando entre las Fuerzas Armadas y la cúpula chavista está irremediablemente rota. Razón por la cual los uniformados se han abstenido de auxiliar o reprimir a los venezolanos durante estos cuatro días de oscurana absoluta.

Todo indica que el Régimen en Maracaibo les ha dado luz verde a los saqueadores. El Ejército cómo si no existiera. Y la GNB sólo la entrenaron para reprimir a estudiantes y civiles desarmados. El horror de los saqueos se profundizó en la ciudad que los chavistas más odian en toda Venezuela. Maracaibo quedó barrida por la inoperancia más grande de quienes dicen mandar o por una omisión culposa calculada. Los propietarios recogiendo sus vidrios rotos y los que se salvaron con temores bien fundados a que les pase lo peor en el futuro inmediato. Ésta herida abierta que nos han dejado en ésta última semana será difícil olvidar. Además, se abre espacio a un nuevo y más grande infortunio: la profundización de la precariedad en forma de racionamientos permanentes de luz, agua, gas, comida, medicina, dinero en efectivo, internet, repuestos, vestido y otros males dentro de una lógica vengativa cuyo fundamento es incrementar el sufrimiento sobre la población a niveles nunca antes visto.   

Para que Maracaibo se recupere de los más de quinientos establecimientos y locales saqueados pasará mucho tiempo. Y es bueno señalar que el responsable de éste drama son los chavistas que desde la desidia y el hacerse la vista gorda lo propiciaron. La maldad cabalga y se desparrama sobre toda Venezuela. El siglo XXI cada día que pasa se nos va alejando y la historia del presente se nos ha convertido en una fatiga crónica e hiriente. El desenlace de la tragedia venezolana debe producirse pronto, de lo contrario, estaríamos en presencia de un auténtico genocidio ya hoy instalado y en curso.

(*) Director del centro de estudios históricos de Luz.