Discurso sobre el Estatuto de Autonomía

Fernando Clavijo Battle (*)

Señoras, señores,

Quiero empezar estas palabras dando las gracias a quienes me han precedido en el uso de la misma. A los agentes sociales, patronal y sindicatos, que han hablado hoy en el nombre de hombres y mujeres que durante años creyeron en Canarias y lucharon por su autogobierno, que comprometieron su vida con el sueño de una tierra mejor donde vivir. A todos ellos quiero darles las gracias en nombre de las 8 islas que forman este archipiélago.

Y quiero también expresar a la ministra nuestra gratitud porque haya sacado tiempo de sus muchas obligaciones para estar hoy con el pueblo de Canarias en la celebración de su nuevo Estatuto de Autonomía.  Vaya por delante, por lo tanto, señora ministra, nuestro agradecimiento por su presencia, que nos honra.

(...)

Señoras, señores,

Es la nuestra una historia de supervivencia, de adaptación a los cambios, de búsqueda incesante de nuevas actividades y espacios de crecimiento. Es la historia de un pueblo que a lo largo de los siglos se ha caído y se ha levantado en innumerables ocasiones. Hemos superado crisis, catástrofes, ataques piratas, hambrunas y sequías. Y cada vez que caímos nos levantamos más fuertes y más sabios. Más fuertes porque cada golpe lo superamos con la fuerza de la unidad de toda una sociedad y más sabios porque aprendimos la lección que nos trajo la derrota.

Y la principal lección aprendida por este pueblo es que no existe peor injusticia que tratar igual a los que son desiguales. Y contra esa realidad, este pueblo comenzó a trabajar en el Estatuto que hoy celebramos.

Señoras, señores

Para entender lo que para nosotros significa este Estatuto hay que “entender” Canarias. Para vivir aquí se han precisado siempre incentivos y condiciones diferentes a las del territorio continental. Y ese fue el principio que influyó en las leyes españolas que históricamente se adaptaron de forma especial, y siempre tras largas luchas, para las Islas Canarias.

Estas 8 islas se han pasado toda su historia luchando para vencer y convencer en la metrópoli de la realidad de quienes vivían tan lejos y en condiciones tan difíciles. Una y otra vez. Ante gobiernos de todas las ideologías, monarquías, repúblicas, regencias y dictaduras; recordando que nuestra realidad no cambiaba cuando cambiaba la realidad política. Una y otra vez hemos vuelto a la casilla de salida, armados de paciencia y de razones, sabiendo, porque así lo hemos hecho durante generaciones, que a Canarias teníamos que defenderla todos los días.

Y lo hemos hecho, en este periodo democrático, sin salirnos ni un centímetro del marco de esa Constitución que nos hizo libres y que ha sido para nosotros una bandera tan importante como la propia bandera de nuestra tierra. Hemos actuado, y a las pruebas me remito, desde la corresponsabilidad y el compromiso.

Creo sinceramente que en estos tiempos, en donde tantos luchan por dividir, el ejemplo de los que trabajan para unir es importante. Si existe un pueblo que tiene razones para sentirse único es el que vive en un Archipiélago a 1.500 kilómetros de distancia. Pero somos y nos sentimos parte de un proyecto común. Ni superiores ni inferiores a nadie: diferentes.

Y mientras germinaba y crecía la que quizás ha sido la mayor crisis política en la España democrática, en Canarias los partidos  y toda la sociedad hemos sido capaces de intercambiar juicios y análisis, de transar propuestas, de pactar un nuevo Estatuto de Autonomía, y estamos enormemente orgullosos del resultado.

Señoras y señores,

Dicen que el Sur es un desierto que llora mientras canta. Canarias viene a ser el Sur del Sur. Y a pesar de todo, hemos encontrado un destino de prosperidad y desarrollo basado en el talento de nuestra gente y en las riquezas naturales de nuestras islas. Hemos sido un pueblo que sin renunciar a nuestra identidad, sin perder ni uno solo de nuestros sueños, nos hemos sentido una pieza importante y decisiva en un proyecto común con los restantes pueblos de España.

A lo largo de nuestra democracia Canarias ha logrado cotas de desarrollo y bienestar jamás pensadas y esos logros tienen nombre y apellidos; los de miles y miles de canarios y canarias que se han levantado al sol para, con esfuerzo y sudor, trabajar desde Canarias por y para Canarias.

Pero esa realidad, señoras y señores, coexiste con otra menos favorable. Una realidad de desigualdad que trunca la vida de miles de canarios y canarias. Una realidad que nos impide avanzar en la cohesión social. Una realidad que señalan cifras y porcentajes que acaban con las ilusiones de una vida mejor.

Y es este Estatuto el que nos da las herramientas que no disfrutaron generaciones anteriores, para labrar, por fin, un futuro esperanzador que nos permita, siendo diferentes, ser iguales y tener las mismas oportunidades que quienes viven en el territorio peninsular.

El nuevo Estatuto es un instrumento imprescindible, para ganar un futuro para todos. Para gestionar más y mejor nuestros recursos. Para fomentar una economía capaz de incorporarse exitosamente al proceso de globalización. Para luchar por un desarrollo más estable y diversificado, más sostenido y sostenible.

Un Estatuto que blinda nuestro Régimen Económico y Fiscal, desvinculado definitivamente del sistema de financiación autonómica, y que establece  --como ya ocurre en la acción de la Unión Europea hacia Canarias -- una modulación de las políticas y actuaciones del Estado. Un Estatuto que consagra nuevos derechos y libertades.

Un Estatuto que, en definitiva, aumenta nuestro autogobierno cotidiano como comunidad autónoma pero también nuestra capacidad para planificar políticas más estructurantes, más potentes y más eficaces.  En definitiva, para avanzar con los pies en la tierra pero sin perder de vista el horizonte de nuestros sueños.

Unos sueños a los que ni podemos, ni queremos renunciar. Porque no son nuestros; pertenecen a quienes nos precedieron y es patrimonio de las generaciones futuras.  Estamos por tanto obligados a defenderlos con el mismo empuje y firmeza que aprendimos de nuestros mayores; de aquellos que vivieron defendiendo a Canarias todos los días convencidos de que este día iba a llegar.

No vamos a renunciar al futuro que soñaron para nosotros y que nosotros soñamos para nuestros hijos. 

(…)

Nosotros no vamos a abandonar el camino del respeto y la prudencia. Pero tampoco el de la firmeza en la defensa de nuestras razones con la fuerza que nos da sabernos y sentirnos parte de un Estado legítimo y moderno y de una Europa unida.

No vamos a romper puentes, sino a reforzarlos con los argumentos de la razón. Porque creemos que la política, la buena política, es esencialmente un ejercicio de responsabilidad.

Hemos puesto nuestra fe en las leyes. Hemos trabajado codo con codo, desde todas las opciones ideológicas, para asentar los derechos de los canarios en normas en las que se recogen nuestras peculiaridades. Y lo que pedimos, con todo respeto y con toda firmeza, es que trabajemos juntos para que se cumpla.

Los asuntos que vivimos hoy, los debates políticos que ahora nos ocupan, pasarán. Son un fruto perecedero del momento que vivimos. Pero el Estatuto de Autonomía de Canarias quedará para las futuras generaciones. Es el mejor legado que vamos a dejarle a nuestros hijos. Un marco para que asuman con plenitud de decisión sus propias responsabilidades con su propia tierra.

Es un logro colectivo que nunca, nadie, jamás, nos podrá arrebatar a todos los que hoy estamos aquí representando a todas las instituciones y a toda la sociedad.

Señoras y señores, termino…

El nuevo Estatuto de Autonomía es un orgullo para este país y para los canarios y canarias. Es la demostración de que bajo el imperio de la Constitución se pueden consagrar los máximos techos de autogobierno. La prueba de que desde la lealtad y la solidaridad un pueblo puede encontrar encaje para sus singularidades y esperanzas en el Estado. Treinta y seis años después, Canarias alcanza su mayoría de edad en democracia y en progreso. Y ese es un logro de todos y todas y para todos y para todas.

Canarias demuestra con este Estatuto que es posible avanzar y crecer sin romper.

Muchas Felicidades, Canarias. Y larga vida al Estatuto.

(*) Presidente del gobierno de Canarias