Crónica de una villanía política: la traición a Icod

Yo también quiero cobrar de CC

El pasado pleno del Ayuntamiento de Icod fue un espectáculo chusco del que fue protagonista el concejal de Ciudadanos Domingo Alonso, que dio una tremenda sorpresa apoyando la aprobación de un reglamento de organización del ayuntamiento, a propuesta del alcalde  Francisco González, que había sido rotundamente rechazado por toda la oposición,  incluido el propio concejal de Ciudadanos.

La cuestión era que el de Ciudadanos se había erigido como uno de los principales  oponentes al  documento del reglamento, y  con la algarabía publicitaria  callejera que le caracteriza, había estado jurando y perjurando  que iba a votar en contra, desde el mismo momento que lo sacó a la palestra González, que rezuma franquismo por los cuatro costados, hasta el punto de incorporar  la posibilidad de  detención de vecinos  con comportamientos díscolos en las sesiones del   pleno.

La oposición estaba unida, incluso el Partido Socialista había aprobado en su ejecutiva el rechazo al documento, mandato no obedecido por el  penoso trío de concejales cheístas,  que le aseguran la mayoría  a González de forma vergonzosa y sumisa a cambio de un puesto para Cheo en la consejería de Educación y un reciente trabajito en el Cabildo para el concejal mudo.  Pero el resto, incluido Dominguito, eran  mayoría, once.

Por lo que se ve, la mayoría se rompió en una comida celebrada entre el concejal de Ciudadanos y el alcalde  (al que Domingo se refiere como el ‘Casca’)  en los días previos al pleno. La sorpresa de la oposición fue indescriptible cuando el de Ciudadanos se desmarcó. 

Les había prometido el voto hasta el día anterior, y  los tuvo engañados hasta el final,  incluso después de haber comido con González. Los dejó con el culo al aire. Desde luego esta jugadita tiene que tener algo detrás, no se queda tan mal por nada, aquí hay negocio, piensa todo el mundo.

Pero el engaño  le salió caro al de Ciudadanos. La andanada que se llevó  de la oposición fue descomunal. No se había escuchado en el Pleno de Icod algo semejante. Lo menos que le dijeron fue bonito, le acusaron de cambiar de palabra como de partido - de momento va por el quinto salto-  le acusaron de engañar, de falso, de deslealtad, de venderles. Le reprochaban si esa era la nueva política de la que alardea Ciudadanos,  la mentira,  y  la traición. Con estas palabras. Tremendo.

El pobre Domingo balbuceaba y no sabía cómo salir de atolladero, solo atinaba, como al parecer acostumbra, a mentir. Hablaba que le habían aprobado sus alegaciones, que se había reunido su comité,  que el reglamento le parecía bien, que era bueno para Icod. Todo lo contrario de lo que había dicho en todos los días precedentes.

Las alegaciones, según se escuchó en el pleno, no existieron, un simple medio folio dejado sin ningún formalismo sobre la mesa, y si es así,  peor, porque  significa que Ciudadanos  está de acuerdo con la detención de vecinos, porque eso no lo enmendó.  De reunión del Comité, nada, no existe.  Ciudadanos en Icod  son Domingo y dos más,  caben en un taxi de dos puertas. Su leal escudero  incluso lo ha desmentido  diciendo que no se habían reunido, que quizás lo habría hecho con Francis pero con ellos no, ironizaba su segundo de a bordo.

Y lo más grave de la intervención de Domingo en el pleno  fue la velada acusación de que había sido objeto de amenazas, que todo el mundo entendió que procedían de la oposición, y que el portavoz de Somos Icodenses  quiso aclarar, pero al que el alcalde, en una demostración más de su  totalitarismo  no dejo hablar, con la indignación de este.  Luego, como siempre, Domingo  se desdijo de su intencionada acusación.

Pero lo importante  no fue lo que paso, sino porqué paso. ¿Qué se habló en esa comida? Se ha estado  oyendo a Domingo Socas expresar públicamente sus temores de que los de Coalición Canaria le quitarían los contratos de su empresa con la consejería de Educación,  por estar haciéndole oposición en Icod, tema al que,  en una traición de su subconsciente,   se refirió en el pleno, sin que nadie lo mencionara antes. ¿No sería la comida del viernes para hablar sobre este asunto? ¿Lo arreglarían, quedaría claro que no hay peligro para Domingo?

Francis es un verdadero oportunista político,  sabe de los temores de Dominguito, lo tiene cogido por donde sabemos y se los va a retorcer cada vez que lo necesite. Pero que Domingo no olvide una cosa, Roma no paga traidores. Y ‘el Casca’ paga aún menos.