Manifiesto en defensa de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

CCOO Canarias – CESIF – Asamblea Profesorado

Para nosotros, miembros de la ULPGC, el curso académico que acaba de terminar, 2017-2018, pasará a la historia como uno de los más aciagos. La disyuntiva ante la que se sitúa el futuro de nuestra institución es la de convertirse en simple centro para estudios y títulos de Grado o el de mantener el estatus de Universidad completa, que incluya los estudios de postgrado y sostenga el baluarte de centro de investigación, imprescindible para el desarrollo de la I+D+i en nuestra Comunidad Autónoma de Canarias. Por eso, en amplios sectores de la comunidad universitaria se ha instalado la indignación, el desaliento y la desilusión, al presenciar impotentes cómo nuestro equipo rectoral nos aleja de la universidad que soñaba la sociedad Gran Canaria cuando en 1989 reivindicó, y consiguió, “Ahora Sí”, la ULPGC. Era el sueño de una Universidad plena, y no el de una mutilada y condenada a impartir sólo titulaciones básicas. Lamentablemente, tres décadas después este equipo rectoral nos conduce hacia un rumbo desconocido.

Durante el curso que acaba de terminar, hemos sufrido la incertidumbre de no saber qué asignatura impartiría cada profesor, a qué profesores no les renovarían sus contratos, qué másteres se ofrecerían o cuáles serían eliminados. Lo hemos vivido en un continuo sobresalto por las veleidades del equipo rectoral, que un día decían una cosa y al siguiente lo contrario, incumpliendo los reglamentos de la ULPGC y alejándose de las promesas de su programa de gobierno, evitando escuchar y negociar. 

Proponemos el fin del silencio. Proponemos una apertura de curso 2018-2019 alternativa, que sea el comienzo de una profunda reflexión sobre el modelo de universidad que deseamos construir, en la que todos podamos participar y, con ello, imprimir el necesario cambio de rumbo. 

Empezaremos por cuestionar algunos aspectos de la política universitaria impuesta por los actuales dirigentes de la ULPGC.

Docencia y alumnado: menos burocracia y más eficacia. Por la definición de un mapa de titulaciones adecuado

Existe en nuestra universidad una excesiva burocratización de los procedimientos relacionados con la docencia. Esos rígidos protocolos están esclerotizando el proceso de enseñanza-aprendizaje; suele ser más importante rellenar el impreso correspondiente que afrontar el problema docente de fondo. Estamos convencidos de que la calidad se logrará fomentando la motivación y las buenas prácticas de docentes bien formados y capaces, y no sólo con proyectos docentes extensísimos y prolijos que ni los propios alumnos leemos. La organización docente este curso ha sido un auténtico desastre, pues los vicerrectorados implicados han retrasado los procedimientos incumpliendo sus propios plazos, y cambiando las instrucciones a centros y departamentos sobre proyectos docentes que ya se habían tramitado. Hemos perdido cientos de horas, tal vez miles, en la elaboración de esos “buñuelos de viento”. No sólo el profesorado y el alumnado de las comisiones que los tramitan, sino también el personal de administración y servicios, al tener que ir actualizando y difundiendo cada instrucción nueva. 

Y lo que es peor, la oferta de titulaciones de la ULPGC se ha escorado hacia las enseñanzas de grado, pues se ha concentrado la oferta de másteres en unos pocos de carácter habilitante, en detrimento de otros de carácter científico, hoy en proceso de extinción. El recorte sufrido este curso en la oferta de másteres de la ULPGC nos aleja de un posgrado diversificado, cuestión que nos perjudica especialmente a los alumnos con pocos recursos económicos, que no podemos desplazarnos a otras universidades, a la vez que favorece a las universidades privadas al incrementar sus clientes potenciales. Sin posgrado no hay doctorado, sin doctorado no hay investigación, y sin investigación no hay universidad. Así de simple.

El número de alumnos no debe ser el único criterio para decidir qué enseñanzas se impartirán, ni el umbral mínimo para definir una titulación como “rentable”  debería ser el mismo que hace décadas, cuando la demografía era favorable. Pero, sobre todo, la función de la universidad no debe ser sólo la de una fábrica de titulados para un mercado del trabajo que, tristemente, en Canarias demanda muy poca especialización, sino también el fomento de la cultura y de la investigación, básica y aplicada. 

En consecuencia, solicitamos:

1.       Negociar unos criterios claros sobre el diseño de la oferta de posgrado de la ULPGC, con el fin de establecer un catálogo de titulaciones que garantice suficiente diversidad de oferta, y no relegue los posgrados de perfil más científico o técnico frente a los meramente instrumentales o habilitantes.

2.       Reconsiderar los criterios que se aplican para evaluar la calidad docente y eliminar la burocracia relacionada con la docencia.

3.       Revisar la normativa de progreso y permanencia en las titulaciones de la ULPGC, y poner los medios para reducir el abandono de los estudiantes.

Las personas: el capital más valioso de la Universidad

Tanto el Personal Docente e Investigador como el de Administración y Servicios somos el motor que permite funcionar a la Universidad. Para ello, las personas que trabajamos en esta universidad tenemos que sentirnos valoradas, saber que cuando se planifica no sólo se tienen en cuenta los intereses del equipo rectoral, sino también los de toda la comunidad universitaria. Conociendo, conciliando, empoderando, así es cómo hay que tratar a los trabajadores, no gestionando a puerta cerrada.

Los profesores no somos recursos humanos intercambiables, que si sobramos en una sección nos podemos trasladar fácilmente a otra. Ninguna empresa pone a un experto en gestión administrativa a diseñar teléfonos móviles, pues cada tarea requiere un personal cualificado específico. Tras el denominado “reajuste de plantilla”, emprendido por el rector de la ULPGC y su equipo, ya no se garantiza que cada profesor imparta las materias de su área de conocimiento, en las que es especialista.

En este reajuste de plantilla, la peor parte nos la hemos llevado el colectivo de profesores asociados a tiempo parcial. Su número aumentó exponencialmente hace unos años, cuando las necesidades de nuevo profesorado y las jubilaciones se cubrían de manera generalizada con profesores asociados, cuyo contrato se renovaba anualmente. Estos profesores hemos jugado un papel esencial durante la crisis, período en el que se limitaron las contrataciones indefinidas en la administración pública. Los profesores asociados somos un colectivo diverso. Unos somos genuinos “asociados”, ajustados al perfil de profesionales de reconocido prestigio que trabajan en instituciones o empresas, y aportan su experiencia profesional también en la universidad. Pero otros somos asociados que tenemos como actividad principal nuestro trabajo en la ULPGC, dedicándole mucho tiempo a construir un curriculum docente e investigador que nos permite acceder al, cada vez más difícil, cuerpo de profesores laborales o funcionarios. Hemos pasado los últimos años malviviendo con sueldos que, según la dedicación, oscilan entre 400 y 600 euros mensuales. 

Esta incertidumbre y precariedad laboral se extiende al personal investigador, afectados también por la ausencia de contrataciones, y que ha vivido en condiciones laborales pésimas durante años. El personal investigador ha subsistido gracias a la persistencia y a la esperanza de conseguir nuestra estabilidad laboral. Durante los últimos años la mayoría nos hemos visto obligados a dejar la ciencia, o a marcharnos fuera sin posibilidad de retorno. Los más afortunados estamos atrapados en puestos creados para ahorrar, encadenando contratos temporales y mal pagados, de manera que la precariedad laboral se ha convertido en la norma, y los jóvenes investigadores en la mano de obra de usar y tirar.

Los profesores asociados y los investigadores nos sentimos enfadados, ignorados y desprotegidos por un equipo rectoral que prometió fomentar una estabilidad laboral que se está haciendo realidad prácticamente en todas las universidades españolas, excepto en la ULPGC. Resulta lamentable e insultante que, durante los últimos dos años, todo el esfuerzo de la ULPGC se haya limitado a sacar 13 plazas de profesor ayudante doctor, mientras que sólo por jubilaciones y defunciones hemos perdido más de 80 profesores. Nos preguntamos por qué en la Universidad de La Laguna, durante este mismo periodo, se han contratado más de 85 nuevos profesores. 

Muchos de los profesores asociados, y de los investigadores, somos personas relativamente jóvenes que podríamos jugar un papel esencial para el relevo generacional de la ULPGC.

Por su parte, el Personal de Administración y Servicios comparte con el Personal Docente e investigador las consecuencias de la ausencia de políticas dirigidas a la eliminación de la temporalidad, y en favor de la carrera profesional. La situación actual en la Mesa General de Negociación es insostenible, pues no se alcanzan los deseados acuerdos. Y ello porque la institución intenta pasar por encima de los procedimientos legales de provisión de puestos de trabajo en la fase de promoción interna, esto es, pretenden eliminar el concurso de traslados y la fase oposición/concurso restringido, cuestión que nos perjudica tanto al personal fijo como al temporal e interino.

Ante esta situación, solicitamos:

1. La apertura inmediata de un proceso de negociación para resolver la situación de los profesores asociados a tiempo parcial y de los investigadores, bien a través de nuevas contrataciones, de la consolidación o de la creación de un contexto de estabilidad para aquellos profesionales que aportan una experiencia fundamental, necesaria para la formación de los alumnos.

2. En paralelo, queremos que se negocien, con criterios objetivos y transparentes, y se hagan públicas, las previsiones de contratación en los próximos años.

3. La búsqueda de alternativas reales y ejecutables que favorezcan a todo el Personal de Administración y Servicios, especialmente a los que se encuentren en situaciones precarias, en condiciones de temporalidad o de inestabilidad.

Investigación: Medios, políticas de incentivos y recuperación de la autoestima

En los rankings de universidades, la ULPGC aparece de manera recurrente en los puestos más bajos, especialmente en los indicadores relativos a la investigación. La ULPGC cuenta con equipos de investigación con prestigio internacional reconocido, pero sigue siendo un desafío generalizar esa situación a todos los ámbitos de conocimiento. Precisamente por ello se requiere de una política clara de incentivos a la investigación que dote de medios materiales, y sobre todo humanos, a los equipos ya consolidados, pero también a los que podrían alcanzar niveles altos con un poco de apoyo, y a los investigadores noveles con potencial de futuro. Una política que además debería evitar la endogamia y atraer talento del exterior. 

Aunque cada vez más investigadores de la ULPGC consiguen proyectos nacionales e internacionales en convocatorias competitivas, sus responsables se ven obligados a dedicar mucho tiempo a la gestión administrativa, pues la unidad centralizada de apoyo a la investigación resulta ineficiente en una universidad burocratizada. Los investigadores han de investigar, la gestión han de llevarla los gestores. 

Es lamentable que la ULPGC incentive con una reducción exagerada de la carga docente al profesor que asume un cargo académico, en contraste mayúsculo con el investigador capaz de traer a la universidad recursos económicos, producción científica y prestigio en la comunidad internacional. Paradójicamente la producción del primero nunca es evaluada y la del segundo lo es de forma continua. 

Necesitamos un verdadero apoyo a la investigación, que es nuestra mayor ventaja sobre las universidades privadas y academias, para que sirva a la mejora de la docencia y de la sociedad en su conjunto. 

Por todo ello, solicitamos:

1.       Ampliar el programa propio de la ULPGC de ayudas a la investigación, incrementando la oferta de contratos pre y postdoctorales. 

2.       Establecer un plan de apoyo real a la investigación, que elimine la carga burocrática que soportan los investigadores.

3.       Favorecer la flexibilidad y eficacia en la tramitación de la documentación relacionada con la investigación.

Somos más que una simple estadística

Son incontables los escritos relativos a las situaciones descritas que, durante el curso que termina, han sido remitidos al rector y su equipo por directores de centro y departamento, por alumnos, por el personal de administración y servicios y por los representantes sindicales.  La mayor parte de ellos han obtenido la misma respuesta: el silencio. La comunidad universitaria es mucho más que una simple estadística. Quienes nos gobiernan han de salir del edificio de rectorado, escuchar a los miembros de la comunidad universitaria, poner rostro a los problemas, negociar cuando se producen conflictos, y conseguir amplios pactos colectivos.  Eso es lo que desde este manifiesto solicitamos, construir entre todos la universidad que soñamos y necesitamos.