La muy alargada sombra del comunismo

Luis Henríquez Lorenzo (*)

Llevo hora y media larga escuchando en una emisora de radio llevada por comunistas y similares correligionarios progres, un programa en cuya primera parte llegaron a calificar a Francisco Franco de “golpista asesino, conspirador contra la legalidad republicana, facha enemigo del pueblo, fascista genocida que asesinó a más de un 1.000.000 de personas inocentes y que acabó con la España ideal, democrática, reformista y de las libertades de la Segunda República, criminal que sembró España de 200.000 cadáveres en las cunetas...”. ¡Válgame Dios, a quién se le ocurre, afirmar que Franco asesinó a un 1.000.000  de personas por causa de la Guerra Civil Española y su ulterior represión, cuando se sabe que fueron 2.000.000 las víctimas causadas por el bando franquista en el conflicto fratricida!*

(Desde luego, hay que ser muy ruin, muy malvado, muy sectario y muy enemigo de la verdad para seguir propalando tamañas mentiras y tergiversaciones, tamaños odios, pero como la ocasión la pintan calva, mejor seguir escuchando... Se le revuelven a uno las tripas, desde luego, escuchando a adeptos al comunismo, la ideología más perversa, genocida y criminal de cuantas ha habido en la historia de la humanidad, sentenciar que “el franquismo fue el período histórico más oscuro, criminal y genocida de la historia de España”, entre otras majaderías, pero repito: como la ocasión la pintan calva...)

De manera que ahora mientras escribo esta nota sigo escuchando, en lo que parece ser la segunda parte del mismo programa, una entrevista que se le hiciera en su momento al comunista Marcos Ana (condenado en la España de Franco por delitos de sangre, vamos, por haber matado a varias personas, entre ellas a un cura), fallecido hace algunos años, acompañado de algunos viejos y recalcitrantes comunistas. Marcos Ana ha acabado alabando, cómo no, al Che Guevara, al Santiago Carrillo de aquella época republicana y guerracivilista (está fuera de toda duda razonable que Carrillo fue conocedor, debido al cargo que ocupaba en la Junta de Defensa en Madrid, de las matanzas en Paracuellos del Jarama), a la Pasionaria, a Largo Caballero, al PCE de aquella época al que se afilió muy joven luego de su militancia católica y brevemente socialista; ha criticado al general Casado, al que califica de traidor a los intereses del Frente Popular... 

Y lo de siempre repetido por Marcos Ana y el resto de viejos comunistas incombustibles y recalcitrantes: Franco asesino, fascista, capitalista, criminal genocida… España amenazada por la herencia del franquismo, el peligro de la ultraderecha que avanza por Europa… Pero de momento no dicen nada de los crímenes del Frente Popular: no dicen ni media palabra sobre Paracuellos del Jarama, sobre las checas, sobre la persecución religiosa, sobre el pucherazo de la coalición de izquierdas llamada Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 (sí: frentepopulista ilegitimidad de origen y de ejercicio), sobre la Revolución de Asturias del 34 impulsada por el PSOE de Largo Caballero contra la legalidad republicana, sobre el robo del oro del Banco de España perpetrado por Juan Negrín, Indalecio Prieto y compañía… De modo que sigo escuchando... 

En lo que sí insisten es en que debemos seguir apostando por los procesos revolucionarios de Cuba, Venezuela, Bolivia (curiosamente, los tres países que están en el pelotón de cola de toda Hispanoamérica en desarrollo social, los tres paraísos comunistas tan alabados por estos voceros, frente a Chile, mire usted por dónde, el país iberoamericano con mayor desarrollo social, justamente alcanzado por su liberalismo económico, que estos indigentes intelectuales no hacen más que defenestrar en nombre del socialismo) que son procesos anticapitalistas y de dignidad frente al imperialismo yanki, ¡fuera el fascista de Trump!… Más vivas al socialismo, Franco enemigo de las libertades, enemigo del pueblo, la Guerra Civil Española fue la lucha del pueblo contra el facherío, el último intento desesperado de mantener la legalidad republicana contra el peligro del fascismo impulsado por la CEDA: militares, terratenientes, curas, monjas, falangistas y resto de derechistas… El Che Guevara fue un hombre genial, un idealista, claro que no mató a nadie en la retaguardia, no fue ningún asesino, como de él afirma la prensa reaccionaria capitaneada por traidores a la causa socialista como Pío Moa. ¿Santiago Carrillo culpable de las Matanzas de Paracuellos? No, claro que no, esta es otra mentira propalada por la prensa reaccionaria comandada por el traidor fascista Pío Moa. Hay que combatir la reacción, que es el ‘franquista’ Partido Popular, en nombre del socialismo y la justicia por un mundo más justo… 

Ni un voto al Partido Popular (califican de derechas y aun de extrema derecha al PP, manda peras a la plaza esto, cuando lo cierto es que el PP ha asumido, con ligeros matices, casi toda la ingeniería social progre: aborto, homosexualismo, feminismo radical, ideología de género, movidas LGTBIQ, Ley de Memoria Histórica...), ni a Vox, ni a Ciudadanos, ni a ninguna de las organizaciones identitarias y de extrema derecha, ¡pues todo lo que no lleve el sello de lo progre es fascista y de las JONS, nos aclaran, por si acaso!, ¡todos a apoyar a Podemos para que el PSOE haga una política de izquierdas -aunque la misma conlleve el enriquecimiento de sus gerifaltes parejo al empobrecimiento general de la ciudadanía-! Hay que relanzar la Ley de Memoria Histórica porque aún quedan casi 200.000 (algunos elevan la cifra hasta los 300.000) asesinados por el criminal genocida Franco en las cunetas y hay que apoyar a Izquierda Unida en su propuesta de exhumar los restos del caudillo dictador del Valle de los Caídos, que seguro que vamos a contar para esto con el apoyo del inefable Jorge Mario Bergoglio. De suerte que hay que arrancar de las calles y de la cosa pública cualquier referencia al franquismo, ¡y hay que abolir el Concordato! De nuevo injurias a Franco: golpista, asesino, hipócrita, Iglesia cómplice del franquismo… Los versos de Marcos Ana… Ahora suena La Internacional… Y seguidamente versos de canciones con que se insta a llamar a Franco y a otras personalidades franquistas y falangistas “ratas inmundas, animales rastreros, adefesios malditos”… Ahora suena “El pueblo unido jamás será vencido”, de Quilapayún...

Así que ya puestos en el folklore, canciones de Labordeta, Raimon, Serrat… Las agradezco: en una muy subjetiva y emotiva manera, también forman parte de la partitura sentimental de mi vida. Mas me parece que más allá de la belleza sonora de estas canciones, destilan odio los promotores de estas emisoras y de este tipo de programas radiofónicos, y resentimiento, sectarismo, revanchismo, falseamiento y grosera manipulación de la historia hasta niveles o límites irrisorios si no causaran sobre todo pena. En definitiva, como si los moviera el mismo odio a Cristo y a su Iglesia, el mismo desprecio a España, el mismo desprecio a la civilización cristiana que movieron los ánimos de los Largo Caballero y compañía…

¡Ni un voto a la derecha, a la derecha ni agua, muerte a la derecha, parecen proclamar, dignos herederos del jacobino terror y el totalitarismo criminal del Frente Popular, completamente fagocitado entonces por esa maquinaria del exterminio genocida que fue la URSS de Stalin! ¡Aborto libre y gratuito!, ¡vivas al feminismo radical e inhumano destilador de odio contra el hombre! ¡Ni un voto a las derechas, todos con Podemos y sus marcas blancas! 

Hasta el extremo de que ante esto que uno escucha radiofónicamente, discurre o concluye: “Ganó Franco contra todo pronóstico -quien, como está documentalmente probado, se sumó al alzamiento militar pocos días antes de este desencadenarse-, y con su victoria evitó que la Iglesia católica fuera exterminada o mandada directamente a las catacumbas, y evitó que España acabara convertida en país satélite orbitando alrededor de la muy comunista URSS, y evitó que España entrara en la Segunda Guerra Mundial, y evitó lo que habría sido un auténtico genocidio contra la España católica, nacional o de derechas, pues si ya las izquierdas se mataban entre sí (comunistas estalinistas contra comunistas del POUM, comunistas contra anarquistas, cenetistas contra ugetistas: docenas y docenas de sindicalistas de la UGT acabaron asesinados por las balas del pistolerismo anarcosindicalista...) y sobre todo desde febrero del 36 se dedicaron a matar al más puro estilo pistolero o gansteril a falangistas, militares, derechistas, al tiempo que ensayaban la atroz e inminente persecución religiosa quemando iglesias, conventos, bibliotecas, etcétera, de haber ganado la guerra civil el Frente Popular...

Mas ¿qué hacer ante esto? A mí me gustan las canciones de Serrat, las de Labordeta, la llamada canción de autor, las del muy ideologizado Ismael Serrano y las del no menos progresista Pedro Guerra, y sigo asumiendo ciertas liturgias propias de la izquierda, yo he crecido militantemente en organizaciones de izquierdas, en las que por cierto no he ganado ni un céntimo nunca, me costaron siempre tiempo, esfuerzo y dinero… Sin embargo, me parece que mi vocación de fidelidad a Cristo y a su Iglesia me ha ido llevando a descubrir que las “verdades históricas” pregonadas por las izquierdas ni son tan verdades ni son tan históricas.

Así por ejemplo: si José Antonio Primo de Rivera fue sin duda un católico no poco ejemplar y un patriota fuera de toda duda, y si tuvo tanta o más pasión por la justicia social que un socialista estalinista y guerracivilista tan siniestro como Largo Caballero, ¿por qué en nombre de una supuesta fidelidad a los valores de la izquierda, que así es como si pasara a ser genética, propia de un ADN izquierdista o algo así, debiera seguir alineándome con el aplauso a alguien tan siniestro como Largo Caballero, el Lenin español? Largo Caballero fue más totalitario y menos demócrata que el propio José Antonio, que sin duda tampoco fue demócrata propiamente y que además también osciló hacia un autoritarismo de índole fascista, bien que corregido o amenguado por su catolicismo.

Otro ejemplo: el trabajo de los cantautores me gusta, me interesa (los de ayer, hoy y los de mañana: confiemos...); sin embargo, si las ideas políticas y las convicciones religiosas de los cantautores por lo común oscilan entre el progresismo, el ateísmo, el agnosticismo, el relativismo, el irenismo, la aceptación del aborto, el homosexualismo, la ideología de género, el feminismo radical y resto de iniciativas progres propias de la ingeniería social izquierdista con que la izquierda trata de suplir el fracaso de su ideario económico, ¿también debo alinearme con ellos en esa ingeniería social que precisamente rechazo por mi condición de católico que se reconoce fiel a la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio?

Llegados a este punto, demos la palabra a Pío Moa: “Hoy nos han quemado Yecla: 7 iglesias, 6 casas, todos los centros políticos de derecha y el Registro de la Propiedad. A media tarde, incendios en Albacete, en Almansa. Ayer, motín y asesinatos en Jumilla. El sábado, Logroño, el viernes, Madrid, tres iglesias. El jueves y el miércoles, Vallecas… Han apaleado a un comandante, vestido de uniforme, que no hacía nada. En Ferrol a dos oficiales de artillería; en Logroño acorralaron y encerraron a un general y cuatro oficiales. Creo que van más de doscientos muertos y heridos desde que se formó gobierno (menos de un mes antes), y he perdido la cuenta de las poblaciones en que se han quemado iglesias y conventos. Con ‘La Nación’ (periódico de derechas) han hecho la tontería de quemarla.”

Y era solo el comienzo de una escalada que culminaría con el asesinato de Calvo Sotelo. Azaña calificó en varias ocasiones de «tonterías» la quema de iglesias, bastantes de ellas de un alto valor artístico, o de periódicos derechistas. Y lejos de moderarse como había insinuado al principio, anunció muy pronto que el poder no saldría ya de manos de la izquierda, presidió la orgía de desmanes de aquellos cinco meses entre febrero y julio, y orquestó la destitución de Alcalá-Zamora, a quien quería sustituir como presidente de la república.

De nuevo, quienes consideran normal y democrático aquel proceso demuestran con ello no ser demócratas. Por tanto el Frente Popular (al principio no se le llamaba así, sino coalición de izquierdas) careció radicalmente de legitimidad de origen y de legitimidad de ejercicio. El programa de los republicanos de izquierda consistía en anular políticamente a las derechas, al modo de Méjico (con cuyo régimen simpatizaban); y los mucho más potentes revolucionarios obreristas aspiraban a aplastar a lo que llamaban “la burguesía” para imponer un régimen de estilo soviético. Los “¡Viva Rusia!” se extendieron como réplica a los “¡Viva España!”. Para aumentar la confusión, no había solo un designio revolucionario obrerista, pues anarquistas y socialistas rivalizaban y a veces se asesinaban entre sí, aparte de los asesinatos a derechistas, respondidos a veces por estos.

A su vez, los separatistas catalanes, que no se habían integrado formalmente en el Frente Popular, llevaban adelante una política a un tiempo de colaboración con las izquierdas y secesionista. Y el PNV constataba “la descomposición del Estado español”, “Estrago inmenso de su organización social, batida por la inmoralidad y la anarquía”, “convulsiones epilépticas de un pueblo moribundo”, un panorama prometedor, siguiendo la orientación de Sabino Arana: “Tanto nosotros podemos esperar más de cerca nuestro triunfo, cuanto España se encuentre más postrada y arruinada”.

Los separatismos no resultaban tan amenazadores como los impulsos revolucionarios, pero formaban parte del problema de la época y ya en la guerra se unirían todos.

Repito por enésima vez la evidencia: el Frente Popular se compuso, de hecho o de derecho, de estalinistas, socialistas exacerbados, anarquistas, golpistas republicanos y separatistas catalanes, más el ultrarracista PNV. Y no por casualidad todos estos “demócratas” terminaron bajo la protección de Stalin. En la guerra, la cuestión de la democracia no representó ningún papel. Se trató de la lucha entre quienes querían implantar un régimen revolucionario y destruir la cultura cristiana y la integridad nacional, y quienes defendían la continuidad de la nación y de su ancestral cultura católica. Ese fue el contenido esencial de aquella contienda.

Por terminar: he sostenido que la rebelión del 18 de julio del 36 es la más justificada desde la rebelión contra Napoleón en 1808. Cuando los useños se rebelaron contra el yugo inglés, necesitaron justificar tan grave resolución con argumentos sólidos: Inglaterra les sometía a un yugo tiránico imponiéndoles impuestos y negándoles la correspondiente representación. Su guerra de independencia lo fue también, en parte, civil, pues muchos colonos preferían seguir sujetos a Inglaterra. Me parece claro que la rebelión cívico-militar (pues así fue, como admite Viñas y señaló abundantemente Ricardo de la Cierva) de 1936 en España, estuvo más justificada todavía.(En Alerta Digital. Pío  Moa: “¿Fue justificada la rebelión del 18 de julio contra el Frente Popular?”, 18/07/2018.)

A modo de conclusión: si las izquierdas lo que hoy en día nos ofrecen es un verdadero programa de ingeniería social (laicismo, feminismo radical, ideología de género, aplauso a las movidas LGTBIQ, aborto, eutanasia, Ley de Memoria Histórica, odio a Cristo y a su Iglesia en diverso grado, antinatalismo, ataques a la familia tradicional, marxismo cultural, globalismo o multiculturalismo al amparo del oenegeísmo bajo el paraguas del Nuevo Orden Mundial...), a falta de su histórico y militante énfasis en la práctica de la justicia social, ¿cuáles deberían seguir siendo las razones por las que votar por Podemos, por el PSOE, por Izquierda Unida...? 

(*) Profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social