Maduro debe irse

Bladimir Díaz Borges (*)

Luego de la farsa electoral de la tiranía de Maduro y el castrocomunismo, Maduro debe irse de Venezuela. El colapso simplemente llegó. Los próximos meses la salida de Maduro es una ruta de alivio en la vida del venezolano. El sector castrense simplemente debe romper su alianza con los mecanismos de terror, tortura y sometimiento al régimen y factores comunistas internacionales. Pues las riquezas obtenidas a costa del hambre, y la muerte de millones de venezolanos les será de difícil disfrute.

Los cargos ya van por lesa humanidad, simple no prescriben. Todos saben lo que viene. Las concesiones a los castro no son trasladables a Maduro y su sequito. Las sanciones y el desespero de una población como en mi natal Maracaibo con temperaturas de más de 42 grados en temporada de  verano, con humedad sobre el 80 por ciento y sensaciones térmicas insoportable sin el uso de la energía eléctrica es más que criminal; crímenes por doquier pronostican una salida en meses de millones de venezolanos. Ni EEUU tiene tanto aguante. Lo que han venido escurriendo ya es una realidad o se va o lo sacan. Cancelar visas solo hará que la frontera se vea transgredida por los mojados. Ahora engrosada por la diáspora venezolana.

Suena lógico y hasta natural. Tal vez Trump desde su visión de chico rico de  New York no lo vea. Creo que el resto del estamento americano sabe que la relación con Maracaibo Y Venezuela con EEUU lleva buen tiempo, Cimentada  desde la propia guerra llamada de independencia.  Una relación sana hasta que la administración anterior decidió apoyar a Chávez y aprovecharse de los fondos  para la recuperación de la crisis de 2008. Hoy la frontera la cierra y abren la compuerta del contrabando humano. Ningún  país de América está en condiciones de recibir una diáspora que pudiera llegar a la mitad de la población; ni siquiera los Estados Unidos pueden lidiar con semejante problema.

El cambio es necesario. Con la salida de Maduro y la tiranía Castro comunista esas mismas fuerzas o intentan desboronar  para regresar  o se apaciguan en espera el desmoronamiento. O siguen en la guerra planteada contra civiles indefensos.

Debemos iniciar por el cambio de la carta magna y las condiciones jurídicas y políticas

Una generación nueva, no quiero decir de jóvenes contra adultos como la izquierda ha impuesto, una nueva que tenga muy presente que sobre los derechos individuales no debe regir nada, ni nadie

(*) Articulista