Batalla de San Félix (1817)

Ángel Rafael Lombardi Boscán (*)

Muchas batallas tuvo nuestra aciaga Independencia (1810-1823) aunque muy pocas decisivas como lo fue la Batalla de San Félix en las cercanías de Angostura. De hecho, fue Piar quién la ganó, el libertador del sur de Venezuela, de la muy estratégica provincia de Guayana, en un momento en que la guerra le era totalmente favorable a Pablo Morillo y su ‘Ejercito Pacificador’ que llegó al país en abril del año 1815.

Morillo y sus 12000 legionarios encontraron a una Venezuela libre de rebeldes porque Boves y su ejército de pardos y llaneros ya habían pulverizado a la Segunda República (1813). Morillo se dedicó todo el año 1816 en reconquistar a la Nueva Granada y restituir el orden trastocado imponiendo la dictadura militar. Desde la Nueva Granada, luego de tomar la fortaleza de Cartagena y hacer rendir a Bogotá, ordenó a su jefe más importante y diestro: Miguel de La Torre, a marchar a reconquistar el sur de Venezuela infectada de partidas rebeldes.

El objetivo militar que se propuso La Torre fue atacar a Piar en el importante territorio de las Misiones del Caroní y con ello recuperar la principal fuente de abastecimiento de los guayaneses. Nicolás Ceruti fue nombrado segundo de La Torre y a don Francisco Costa y Mut se le designó como gobernador interino; la Intendencia fue a parar a José Antonio Verdaguer.

La Torre procuró reunir el mayor número de caballos para conseguir una caballería respetable y contar con la movilidad requerida para hacer frente al enemigo. Muy rápidamente la columna de Barbastro y las otras fuerzas realistas se dirigieron hacia las fortalezas de Antigua Guayana, buscando internarse dentro del territorio controlado por las fuerzas de Piar.

Este, al notar la avanzada de La Torre, impartió órdenes para que sus fuerzas apostadas en los márgenes del Caroní y otros pueblos del interior se trasladasen a la misión de El Calvario, también conocida como pueblo de San Félix. El jefe republicano diseñó el plan de atraer hasta ese punto a las fuerzas realistas y aprovechando el terreno, en donde la caballería puede desarrollar todo su potencial, intentar librar un combate decisivo.

La Torre no estuvo informado adecuadamente de las fuerzas rivales y sus espías no fueron capaces de advertirle que en la sabana de San Félix los enemigos le estaban esperando controlando las posiciones más ventajosas sobre el terreno. El ímpetu de La Torre lo pagó muy caro, también diríamos que una vez más los realistas subestimaron al enemigo.

Surroca y Montó, T., un observador contemporáneo dentro de las filas realistas ofrece en su testimonio, apenas conocido, una espeluznante descripción de esta decisiva batalla, la cual se libró el 11 de abril del año 1817 y su resultado trajo como consecuencia el fin de Guayana como provincia adicta a la causa del rey.

La Torre dispone que su tropa se formase del mismo modo, y que los cazadores rompiesen el fuego en guerrillas el cual duró un gran rato sin ventaja alguna.

El que mandaba los zapadores hizo un movimiento flanqueado, pero los rebeldes tuvieron tal acierto en las descargas que les dieron que les mataron la mayor parte, en vista de lo cual, y de un grueso de caballería que les iba a costar, los cazadores se replegaron a su columna que ya había formado el cuadro. El que componía éste era el regimiento de Cachirí y como sus soldados eran de Santa Fe que no estaban aguerridos se comprendieron cuando los cazadores entraron en él, y dieron lugar a que la caballería enemiga los cercase haciendo una cruel carnicería, al paso que gritaba se da cuartel; rindan las armas; somos hermanos, etc. Mataba a todo el que parecía español, y más si era oficial.

Luego se mezcló también Piar con la infantería, y mandó cesar el degüello inhumano de gente rendida, e hizo prisioneros a los pocos que quedaron vivos.

El Brigadier y dos oficiales pudieron escaparse por un monte intransitado por el cual al día siguiente salieron a la orilla del Orinoco frente del apostadero de Fajardos y dándose a conocer con señales, una lancha lo fue a buscar llevándolo después a la Antigua Guayana.

Este desastre militar puso fin a las esperanzas de Morillo y del alto mando realista de mantener la provincia de Guayana libre de rebeldes. Apenas lograron salvarse un centenar de soldados, en su mayoría malheridos. Los prisioneros tomados por las fuerzas de Piar fueron numerosos y entre ellos estuvo Ceruti; a casi todos ellos se les quitó la vida a través de lanzazos.

La batalla más determinante en la Independencia de Venezuela fue San Félix y el triunfo lo obtuvo Manuel Piar sobre La Torre. Como Piar fue un ‘militar maldito’ por el atrevimiento de rebelarse contra Bolívar su presencia en los anales patrióticos nuestros es apenas una anécdota.

(*) Director del centro de estudios históricos ‘Luz’