Manifiesto Nuevo Impulso: por la democracia interna en Podemos

Círculos, cargos y militantes de Podemos de toda España

Las personas abajo firmantes, inscritas, militantes y vinculadas con Podemos o apartadas voluntaria o involuntariamente del partido, seguimos comprometidas con todas y cada una de las reivindicaciones acuñadas durante el movimiento 15M que surgió para contestar, desde la calle, a la atroz corrupción institucional que nos ha sumido en la situación que quienes se benefician de la misma pretenden llamar crisis, cuando sabemos que se trata de una estafa.

Nos acercamos a una nueva candidatura que resumió los valores de la gente indignada en el decálogo del manifiesto “Mover Ficha”: 1. la recuperación de la soberanía popular, 2. la recuperación de la “democracia real”, 3. la justicia fiscal y salarial, 4. el derecho a una vivienda digna, 5. la defensa de los servicios públicos y la participación de la ciudadanía, 6. el rechazo, la denuncia y la lucha contra la violencia machista, 7. un cambio de modelo productivo hacia lo ecológico y lo social, 8. los derechos de ciudadanía para todos, 9. las relaciones solidarias entre los pueblos; y un último apartado que no tiene resumen posible, “10. Una candidatura que sea el resultado de un proceso participativo abierto a la ciudadanía, en la elaboración de su programa y en la composición de la lista paritaria, basada en los criterios de presencia de activistas sociales, políticos y culturales, con rotatividad de cargos e ingresos equivalentes al salario medio. Una candidatura con compromiso de transparencia y rendimiento de cuentas, cuyos recursos financieros sean independientes de la banca privada y de los ‘lobbies’.

Ante estas premisas, la mayoría nos unimos a Podemos. Lo hicimos con la convicción de que las mismas reivindicaciones que habían quedado plasmadas en el movimiento 15M serían asumidas por este partido. De hecho, eran continúas las declaraciones y las alusiones al 15M por parte del equipo que tomó las riendas de la formación, evocando aquel movimiento como el pilar básico de sus principios y de lo que iban a ser sus propuestas para cambiar el ya amortizado régimen político de 1978.

Nos convencieron y animaron los discursos de aquellos grandes amigos, muy unidos en aquel momento, Íñigo Errejón, Carolina Bescansa, Pablo Iglesias y Luis Alegre, sobre las miserias de la vieja política y los graves perjuicios ocasionados por ella a nuestra sociedad, poniéndola a los pies de una oligarquía que controla el Estado a su antojo.

Celebramos aquellas críticas sobre el régimen injusto sufrido, y la necesidad de hacer una política más cercana a la gente, en vez de espaldas a ella, potenciando la participación, la democracia interna y la transparencia, esenciales para legitimar las acciones destinadas a gobernar y transformar nuestro país.

Sin embargo, ya en Vistalegre 1 comenzamos a detectar una dinámica interna elitista, una tendencia a controlar desde los órganos estatales las iniciativas de los distintos territorios, y la instalación de una dogmática teórica en vez de un acopio de sentires y pensares de abajo hacia arriba. Las decisiones cruciales no se sometían a debate ni a consulta, no se organizaba la participación de las bases, y se orquestaba la visibilización de ciertas personas en detrimento de otras. Muchas personas obtenían cargos simplemente por su proximidad con los miembros que estaban en la parte directiva, que iba cobrando ademanes de "cúpula" de partido convencional.

Uno de los peores capítulos de nuestra corta historia lo protagonizó la Comisión de Garantías Democráticas estatal salida de Vistalegre 1, por comportarse como un órgano de parte, controlado por una familia política que colaboró, por activa o por pasiva, en beneficio de la corriente que controlaba el Consejo Ciudadano Estatal. Esta Comisión de Garantías “de parte”, en lugar de la horizontal proclamada, acarreó dos consecuencias muy dañinas al partido: la proliferación de arribistas profesionales y de ‘amiguetes’ para medrar sin esfuerzo, y la desmovilización y el vaciamiento de los círculos cuya militancia dejó de ver en Podemos la herramienta con la que cambiar la sociedad, ante la imposibilidad de participar salvo desde el acatamiento a una “Verdad Única” emitida desde arriba hacia abajo.

Cuando se cumplen cuatro años de la fundación de Podemos es tiempo de mirar hacia atrás y comprobar cuántas cosas hemos construido en tan escaso intervalo de tiempo. De la nada se ha constituido un partido que tiene una gran representación en los distintos parlamentos del Estado y que participa en los gobiernos locales de sus principales ciudades; pero la lógica satisfacción no debe caer en la autocomplacencia, pues difícilmente ayuda a diagnosticar los errores que se han cometido, y este es momento de pensar en el futuro: ¿Qué hacer? ¿Qué rumbos tomar?. 

Sería imperdonable que, conscientes de graves errores, no nos propusiéramos su corrección. Sólo desde la crítica constructiva se mejoran los proyectos y se avanza en los objetivos. Sabemos que no es fácil poner en marcha un gran partido en tan poco tiempo, y con tantas y tan poderosas fuerzas en contra. No obstante, somos muchas las personas inscritas o vinculadas a Podemos que detectamos defectos y déficits en el funcionamiento de nuestra democracia y participación internas que, entendemos, nos debilitan y hacen que mucha gente se esté alejando del partido o pierdan su ilusión inicial.

En estos cuatro años hemos visto y sentido como muchos compromisos internos no se han cumplido. Hemos comprobado que se ha utilizado, de forma arbitraria, el régimen disciplinario en las luchas internas. Debemos lamentar profundamente las situaciones de deriva democrática que venimos percibiendo dentro del partido.

En el Consejo Ciudadano Estatal del pasado 13 de enero, el secretario general Pablo Iglesias esbozó el reconocimiento de algunos errores que se han cometido en nuestra organización haciendo referencia al debate interno previo a Vistalegre 2, con amenaza de ruptura del partido, afirmando que “nos equivocamos al llevar el debate interno a los medios de comunicación” y que “nos hace daño no debatir en los espacios que corresponde”; pero no entró al fondo de las cuestiones. El problema en VA2 no fue que el debate fuese público, sino que se percibió como una lucha de poder interno o de confrontación excluyente, tan propias de los partidos progresistas. 

Después de VA2, el problema es que, realmente, no existen espacios adecuados donde las personas inscritas y las militantes puedan debatir y proponer de forma constructiva. Ante los próximos procesos de elección para las Secretarías Generales y los Consejos Ciudadanos Municipales, se reconocen ya las dificultades para realizarlos en muchísimas ciudades y en la mayoría de municipios medios y pequeños. Más allá de que se participe, en mayor o menor medida, a través de las consultas generales, es evidente que existe una clara debilidad de los círculos y de la militancia activa.

Necesitamos reflexionar sobre todo lo sucedido y buscar soluciones. Se hace preciso evaluar en profundidad la situación y proponer medidas para corregirla. Mirando para otro lado difícilmente se podrá “poner la organización a trabajar en la sociedad” y “para ganar los Ayuntamientos”. Como se decía en los inicios de Podemos, sólo haciendo cosas diferentes se consiguen resultados diferentes. En Podemos debemos evitar cualquier riesgo de caer en la melancolía o, peor aún, en el desaliento.

Necesitamos un nuevo impulso.

- Es necesario y urgente mejorar la democracia interna y la confianza.

- Urgen cambios de actitudes. Recuperar la fraternidad y el espíritu unitario; erradicar la

endogamia, los vetos, los bloqueos, las exclusiones, los comportamientos de facción o el “pandillismo”, del que hablaba Pablo Echenique en la Escuela de Verano de 2016.

- Es preciso recuperar a muchas personas que se han ido o que han sido suspendidas o expulsadas sin procesos garantistas, a veces sin audiencia previa, ni apertura de expediente, ni nombramiento de instructor/a. En Podemos, un partido de, por y para la gente es imperdonable la vulneración consciente de derechos fundamentales como los de defensa o de asociación. Tenemos que legitimar nuestra lucha externa con nuestro proceder interno, y recargarnos de ilusión, dotarnos de instrumentos adecuados para el debate, el trabajo y la decisión cotidiana de las personas que militan o están inscritas en Podemos, al tiempo que hacer lo posible por recuperar a tantas personas valiosas perdidas en tan corto tramo del proyecto.

- Hay que ofrecer una organización amable, capaz de atraer el talento que tanto existe en

nuestra sociedad y en nuestros jóvenes. Construyamos espacios de trabajo colaborativo en torno a los problemas reales de la gente, superando los enfrentamientos internos y el constante debate endógeno.

- Debemos activar mecanismos de democracia y de participación reales para completar los procesos plebiscitarios que se ponen en marcha ante asuntos importantes. Hay que hacer real el empoderamiento de las bases y lograr una mayor horizontalidad en la organización.

Proponemos:

- La separación clara entre las Comisiones de Garantías Democráticas y los órganos de dirección de Podemos, garantizando su independencia. Para ello es necesaria una mayor dotación de personas y de recursos que permita un funcionamiento ágil, eficiente y justo para velar por los derechos de las personas inscritas.

- Un informe sobre los expedientes disciplinarios pendientes en las CGD, especificando cuáles se consideran prescritos o archivados, por qué y quiénes, y cuándo, tomaron las decisiones.

- El levantamiento de las sanciones disciplinarias aplicadas injustamente a compañer@s sin las debidas garantías, vulnerando sus derechos fundamentales. Reclamamos su inmediata rehabilitación.

- El establecimiento de mecanismos electorales más proporcionales y que garanticen la

representación de la pluralidad interna que existe en Podemos, como el VUT o el Dowdall, evitando el Desborda que solo ha servido para dar ventaja a una mayoría aplastando a las minorías del partido.

- La correcta utilización del censo de votantes en Podemos, en vez de su utilización sectaria, que se ponga al alcance de todas las candidaturas de cada proceso de votación interna del partido y que sirvan para los fines de mejor información, mayor comunicación y más participación, para los que se supone que se conforman; también para poder detectar a las personas infiltradas y a las personalidades ficticias. Ello puede hacerse sin problemas de infraestructura y respetando la Ley Orgánica de Protección de Datos, demasiadas veces mal entonada para dejar el censo en manos de una sola candidatura.

- La fiabilidad absoluta de los resultados de cada proceso de votación. El actual sistema

telemático sin control por parte de las bases, ni apoderad@s o interventores/as por parte de las distintas candidaturas, no es garantista en absoluto. Pedimos que se recurra al sistema de votación presencial, con urnas físicas y la participación debida para que sean las bases y las candidaturas las que integren mesas electorales y equipos de intervención similares a los de cualquier votación Interna en el seno del resto de partidos políticos.

- Una mayor separación entre cargos institucionales y cargos orgánicos, aumentando las

incompatibilidades, de forma que se eviten algunas duplicidades que, sin duda, merman la capacidad de desempeño de cada responsabilidad. Así se favorecería la participación de un mayor número de personas, cubriendo aquel objetivo inicial de que las personas corrientes hicieran cosas extraordinarias, sin profesionalizarse en la política y relevándose con normalidad en los cargos. Confiemos, de verdad, en la inteligencia colectiva por encima de los egos.

- Una medida que consideramos imprescindible, y un signo de fortaleza y de nueva política: que las portavocías sean plurales, corales, paritarias y dialogantes. Es la mejor fórmula para evitar los hiperliderazgos y el culto a quienes los ejercen.

- El mantenimiento actualizado del portal de transparencia en el que puedan verse, diferenciadas, las contabilidades de cada territorio, correctamente presentadas por personas responsables de las mismas (actualmente el retraso es de seis meses) así como de los procesos de selección del personal que trabaja para los grupos institucionales o para el partido.

- Unos procesos de formación de cuadros intermedios en la organización.

- La potenciación de los Círculos para el trabajo municipal y de permeabilización en la sociedad y en los movimientos sociales, fomentando la formación continua de sus miembros y el debate constructivo.

- La rendición de cuentas veraz. Pedimos que los cargos presenten, por escrito, una memoria anual, resumiendo las tareas que han realizado desde el plano institucional u orgánico, rindiendo cuentas a las bases del trabajo realizado y de sus logros.

- El sometimiento a votación de los estatutos del partido entre todas las personas inscritas.

- La convocatoria de una Asamblea Ciudadana extraordinaria o una Conferencia de Organización centrada en el debate y propuestas para la mejora del funcionamiento de Podemos, tanto internamente como hacia el exterior, con especial atención a la mejora de la calidad democrática en el partido.

Hacemos una llamada a todas las personas que han abandonado Podemos por la carencia de democracia interna y la desviación de los principios y conceptos de partida, para que se reincorporen y nos ayuden a refundar Podemos desde el entusiasmo inicial. Si volvemos a unir fuerzas, y conseguimos los cambios aquí propuestos, podremos conseguirlo.

¡SÍ SE PUEDE!