Un llamado a la cordura

Ángel Rafael Lombardi Boscán (*)

El chavismo es un atasco descomunal. Dieciocho años perdidos. Tres millones de venezolanos en un éxodo doloroso y el resto de los venezolanos rehenes de una voluntad de poder cuyo fundamento es la negligencia y el uso indiscriminado de la arbitrariedad para imponer sus fines.

Muchos piensan que el 31 de julio es la derrota de la sociedad civil y el proyecto democrático. No lo veo así. Nuestra venganza es sobrevivir ésta pesadilla y persistir con un proyecto de modernidad. Debemos sacar lecciones positivas de ésta prueba sociológica. Es evidente el fracaso del proyecto bolivariano para una población que desde el año 1998 apoyó con entusiasmo la posibilidad real de profundizar en la democracia y políticas sociales progresistas. La paradoja del momento actual es que el chavismo pretende abolir la democracia y contrariar principios civilizatorios claves como Justicia, Libertad y Virtud.

Ya ni siquiera cuentan con el determinante apoyo popular. Nuestras barriadas son territorios de hambre y necesidad donde la desesperanza está instalada y el odio se expresa en una guerra incivil de todos contra todos bajo la ausencia del Estado. Que la Canciller de la República haya dicho que: “Nos moriremos de hambre, pero aquí estaremos defendiendo a la patria”. Ya no sólo es una muestra de cinismo sino también del vaciamiento del concepto de Patria.

El chavismo hizo del dolo y despilfarro su principal política de Estado. Las sobras las utilizó para alimentar un populismo raquítico que apenas se sostiene por una agresiva propaganda. “Mientras unos tienen por hechos ciertos los rumores más precarios, otros convierten los hechos en falsedades”. Tácito.

La tradición civilista venezolana hoy se juega su futuro. La resistencia de los ciudadanos es auspiciosa en no permitir el triunfo del despotismo. La negociación es inevitable porque la paz no tiene sustituto. ¿Qué debemos negociar? Un gran acuerdo nacional para restituir la democracia a través de un gobierno de transición que restaure la Constitución, ya hoy de por sí, abolida.

Sí no negociamos con sinceridad, los extremistas se encargarán de convertir el país en cenizas. Las experiencias dolorosas de nuestro pasado así lo atestiguan, empezando por la misma Independencia iniciada en 1811. Sorprende, incluso, voces dentro del mismo chavismo, como la del general Hugo Carvajal haciendo un “Llamado a la Cordura”: “Por tanto, mi llamado es a la racionalidad de la dirigencia política del país y al repudio de la violencia; y, especialmente, a que recuerden que la prioridad es el Pueblo Venezolano, parar las muertes de inocentes y acabar con el conflicto”.

En un mismo tono se encuentra el general Miguel Rodríguez Torres, quien fuera  Ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz en el año 2014, al exigir el retiro inmediato de la proyectada Constituyente pro cubana. A la oligarquía socialista en el poder, hoy, ya le es imposible gobernar.

(*) Director del centro de estudios ‘Luz’