Miguel Ángel Blanco, desde lo políticamente incorrecto

Francisco Javier González (*)

Estamos en una sociedad que tiende, cada vez más, a un cierto ‘pensamiento único’ con circunstanciales diferencias de matiz dependiendo del lado de la dicotomía política imperante desde la que se mire. Los medios de comunicación, igual públicos que privados, con toda su parafernalia mediática y tecnológica, son los que establecen lo que es ‘políticamente correcto’ y todo el que no se sujeta a ese imperio ideológico es, de facto, anatematizado como apestado y enemigo social.

En estos días hemos asistido a una especie de beatificación civil de Miguel Ángel Blanco y, a su rebufo, del propio PP, partido del que fue concejal. Políticamente incorrecto se declaró a cualquiera que no siguiera, al pie de la letra y sin apartarse un ápice, el guión trazado por los Rajoy boys con exhibiciones gigantes de la imagen del nuevo santo civil. La alcaldesa madrileña, Manuela Carmena, cayó en el anatema por pretender que el homenaje a las víctimas del terrorismo se aplicara con mayor amplitud y no se focalizara solo en la persona del edil de Ermua asesinado. Abucheada públicamente y tildada de “amiga del terrorismo” y otras lindezas como “miserable” que, valga como ejemplo, le dedicó el inefable Eduardo Inda en la Sexta Noche del día 15. Se puede, además, usar el reboso de la ola para lanzar dardos al enemigo, como el caballerete Mayor Oreja que aprovechó para comparar el proceso catalán actual con ETA  o que, desde la cúpula del PP, se insinúe continuamente los lazos de dirigentes de Podemos, no solo con la Venezuela chavista -¡terrible anatema!- sino con la propia ETA. En realidad estas situaciones son solo una muestra externa más de esa manipulación maniquea a la que nos somete el poder en todas sus facetas, político, social, cultural, policial y económico. O estás con el sistema y sus pautas o pasas al grupo de los apestados. La reflexión, el pensamiento libre, es el enemigo a eliminar.

Reflexionemos. Cada uno desde su particular posición. Mis puntos de partida los pongo de antemano. Nunca desde mi militancia política (PTC, PRAIC o FREPIC-AWAÑAK) me he opuesto a las luchas de liberación de los pueblos, incluida su vertiente armada, cuando el poder establecido impide cualquier forma de acceso político democrático a la libertad e independencia. Desde esa óptica aplaudí la creación, allá por 1960, del Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL), con militantes gallegos y portugueses, que pusieron algunas bombas en Madrid, en la sede de Movimiento Nacional,  sin más víctimas que uno de los militantes y por las que Antonio Abad fue detenido y condenado a muerte y ejecutado por la ‘justicia’ franquista. Del DRAL partió la acción más mediática contra las dictaduras ibéricas de Franco y Salazar que fue el secuestro del ‘Santa María’ por un comando al mando de Henrique Galväo. Por lo mismo justifiqué la muerte de Melitón Manzanas, el ‘Torturador de Irún’, primera víctima mortal de ETA y, por idéntica razón aplaudí el atentado a Carrero Blanco, también a manos de ETA, muerte que, al margen de posiciones hipócritas, abrió la puerta a una salida no fascista a la muerte del dictador Franco, de quién igualmente celebré su muerte, lamentado solo que haya sido en su cama y sin responder de sus crímenes.

De igual forma he de decir que el asesinato de Miguel Ángel Blanco, desarmado e indefenso, a manos de ETA –como otros de idéntica índole como el de Gregorio Ordóñez, Fernando Múgica, José María Jáuregui, Ernest Lluch y una larga lista de igual tenor-  me repugnaron tanto como a cualquier otra persona que luchara por la libertad y la dignidad personal y colectiva. Aunque aún está por ver la calidad democrática frente a los independentismos de este gobierno –Catalunya será una buena piedra de toque- no hay razones que puedan justificarlos y creo que ETA, con estos actos irracionales cuando era posible una lucha política, cavó su propia fosa.

Sentada con claridad mi particular posición me planteo en el caso concreto de MA Blanco. ¿Pudo Aznar haber impedido el asesinato cediendo a la pretensión de ETA de acercamiento a Euzkadi de sus militantes presos? La rotunda contestación del gabinete fue “el gobierno no negocia ni cede ante terroristas”, política supuestamente seguida por el gobierno español desde Aznar, cuando Rajoy era ministro del Interior y Acebes de Justicia, hasta hoy en que Rajoy ocupa la presidencia del Estado.

¿Cómo llamaríamos a los 15 millones de € abonados en Mali a los muyahidines del Muyao? ¿Y a los pagados a Al Quaeda en el Magreb Islámico por liberar a los miembros de la catalana Acciò Solidària? ¿Y los que se abonaron a Al Shahab de Kenia por rescate de los Médicos Sin Fontera? ¿Y lo que se pago por el secuestro del Mattheos 1 en el Golfo de Guinea? Y…¿Es necesario seguir?

¿Se podría “negociar con terroristas” en el caso de ETA? Pues parece ser que sí. En mayo de 1999, en la ciudad suiza de Zúrich el gobierno de Aznar  con Rajoy en Interior se sentó a negociar con ETA con el entonces obispo de Bilbao J. M. Uriarte de moderador. En el año transcurrido entre septiembre de 1998 y septiembre de 1999, en apoyo del proceso negociador, el gobierno del PP ordenó el traslado a cárceles de Euzkadi o cercanías de 130 presos etarras -recuerdo las navidades de 98 cuando salieron los de Canarias que, hasta ese momento, eran atendidos por abogados del FREPIC- y, en las mismas fechas, se autorizó el regreso al Estado Español de 304 exiliados relacionados con ETA y se excarcelaron 311 presos condenados judicialmente, entre ellos 64 condenados por asesinatos múltiples, alguno hasta por 300 años de cárcel.

El 3 de noviembre de 1998, Aznar, presidente español, declaraba: “el Gobierno y yo personalmente he autorizado contactos con el entorno del Movimiento Vasco de Liberación”, al tiempo que su ministro del interior, Rajoy, decía que  “los contactos los llevaremos directamente y sin intermediación". Las negociaciones, lastimosamente,  no fructificaron y la sangre de inocentes siguió corriendo, pero, como si fuera una respuesta anticipada a la pregunta de ¿se pudo impedir negociando el asesinato de Miguel Ángel Blanco? el propio Aznar declaraba –refiriéndose a la política de acercamiento de presos-  el 10 de septiembre del 99 que:  "el Gobierno, cuando toma decisiones, hace política, no hace gestos y quien interprete en clave de gesto no va por buen camino, si lo ven en clave de una política de fondo pueden acertar más” Que cada uno saque sus propias conclusiones.

Entre el maremágnum de manipulaciones informativas del caso del homenaje a MA Blanco y del maniqueísmo del más barato y ramplón empleado, el presidente español Rajoy declaraba ante Nuevas Generaciones peperas en Bilbao que ETA, aparte de su derrota y su falta de sentido, tiene que “asumir el daño causado, pedir perdón a las víctimas y desaparecer",  subrayando que “la memoria de las víctimas del terrorismo es la memoria de la dignidad, de la justicia y de la democracia, por lo que debemos defenderla y reivindicarla".

Desde mi posición, y sin que sirva de precedente, hago total y absolutamente mías, en toda su extensión las palabras del presidente español. Es más, exijo que sea consecuente con ellas y que el gobierno español asuma el daño causado y pida perdón a las víctimas de su terrorismo de estado. No solo casos como los 66 muertos asesinados por los aparatos parapoliciales del Estado como la triple A (Alianza Apóstólica Anticomunista), el Batallón Vasco Español o la Acción Nacional Española, sino los directamente atribuibles a las fuerzas policiales como el caso de Santi Brouard o los de Lasa y Zabala o los del ‘suicidado’ estudiante madrileño Enrique Ruano o los ametrallamientos de obreros en Vitoria ordenados por Fraga Iribarne y Martín Villa…...

Eso deben exigírselo a Rajoy y su gobierno los españoles que los han sufrido en su tierra. Aquí, en la colonia africana de Canarias, después del asesinato oficial de ‘El Corredera’ tenemos los asesinatos policiales de Antonio González Ramos, Bartolomé García Lorenzo y Javier Fernández Quesada, todos con victimarios conocidos que, incluso, han medrado en sus puestos, o por el atentado a Antonio Cubillo con, otra vez, Martín Villa –el que concedió la medalla al Mérito Policial al sádico criminal ‘Billy el Niño’- como protagonista. A eso hay que sumarles los más de cinco mil asesinados por el fascismo español en una orgía sangrienta que desató aquel enano moral que era Franco tal día como hoy hace 81 años. Muchos de los cuerpos de esos compatriotas siguen insepultos en la Mar Fea, Sima Jinamar, El Paso, Arucas, Las Cañadas, Jagua…y por las cunetas y fosas comunes de esta Canarias nuestra.

¿Nos pedirá Rajoy y su gobierno perdón por ello? Recalco sus palabras “la memoria de las víctimas del terrorismo es la memoria de la dignidad, de la justicia y de la democracia, por lo que debemos defenderla y reivindicarla". Eso, en este caso, sería políticamente incorrecto según los cánones de la derecha hispana.

Nosotros procuraremos recordarlos y honrarlos

(*) Articulista y ex secretario general de Frepic Awañak