¿Hacia la estanflación?

Germán Gorraiz López (*)

Por estanflación se entiende la suma de una inflación desbocada y un escenario de recesión económica (una economía entra en recesión técnica después de dos trimestres de caídas consecutivas del PIB nacional según el FMI) y es un término acuñado en 1965 por el entonces ministro de Finanzas británico, Ian McLeod que utilizó la palabra “stagflation” en un discurso ante el parlamento Británico.

Se trata de una de las más peligrosas combinaciones para la economía ya que ambos elementos distorsionan el mercado y la terapia de choque para combatir el estancamiento económico tiene como efecto secundario el incremento de la inflación. Así, para incentivar el consumo y salir de la recesión se requieren terapias basadas en la expansión fiscal y monetaria, medidas que, a su vez, generan más inflación, lo que al final deviene en un círculo explosivo para la economía de final incierto.

Históricamente, la estanflación ha estado ligada al precio de las materias primas, de lo que sería paradigma la Crisis del Petróleo de 1.973 (Primera Crisis del Petróleo),provocada por la estrategia de castigo de la OPEP a las economías occidentales por apoyar a Israel en la Guerra de Yom Kippur, crisis que cuadruplicó los precios del crudo y que, aunado con la elevada dependencia del petróleo por parte del mundo industrializado, provocó un fuerte efecto inflacionista de bienes y servicios. Paralelamente, se produjo un súbito aumento de los costes de producción de las empresas que, ante la imposibilidad de revertir dichos costes en el precio final de sus productos, optaron por redimensionar sus plantillas, provocando un aumento desbocado de las tasas de desempleo y la consecuente constricción del consumo interno, entrando así en una espiral negativa que derivó finalmente en una drástica reducción de la actividad económica de los países afectados.

¿Riesgo de estanflación?

Según el INE, el IPC de Mayo habría descendido 7 décimas y la tasa interanual sería de 1´9 % pero la previsible subida del crudo hasta los 55$ debido al conflicto Arabia Saudí-Quatar y la implementación en el 2017 de los todavía indefinidos impuestos medioambientales, hará que la inflación se dispare hasta el 2´5 % para finales del 2.017, motivada en parte por el afán recaudatorio de un Estado saturniano de apetito insaciable que no dudará en devorar a sus hijos para reducir sus necesidades adicionales de financiación en mercados extranjeros.

Este escenario inflacionista tendrá como efectos colaterales la desincentivación del ahorro y la búsqueda de rentas fuera de las actividades productivas, (lo que podría provocar en un futuro mediato una desertización productiva que fuera incapaz de satisfacer la demanda de productos básicos). Además, la pérdida de poder adquisitivo de trabajadores y pensionistas debido a los exiguos incrementos salariales, congelación o dramática reducción de los mismos provocará una severa contracción del consumo interno. Así, según el Consejo Económico y Social, 422.600 hogares vivían gracias a la pensión de los abuelos con ingresos medios de 840 € ( lo que constituía hasta hoy el último salvavidas de los restos del naufragio económico español), con lo que la exigua subida de las pensiones del 0,25% para el 2017 al estar los convenios colectivos y las pensiones en la práctica desligados de la subida del IPC tendrá como efectos colaterales la reducción del grosor del colchón familiar y la consecuente elevación del riesgo de pobreza.

Por otra parte, la bajada de tipos de interés del BCE hasta el 0,0 % y la continuación de la política de compra de Bonos por el BCE, había aliviado el endémico problema de liquidez de las entidades financieras e incrementó el beneficio de las mismas debido al diferencial entre lo que deben pagar para lograr liquidez del BCE (el 0,5%) y los intereses que marcan en la adquisición de deuda de Estado cercanos al 4%, pero estos beneficios no tendrán traslación a la economía real en forma de financiación del tejido productivo (pymes, autónomos y particulares), sino que dormirán en el BCE pagando una tasa del 0,20% (más de 200.000 millones € en abril) o se destinarán a la refinanciación de las grandes empresas y a los pagos de intereses de deudas contraídas.

Además, el Banco Central Europeo, ha advertido del riesgo que corre la Eurozona de sufrir los efectos de la histéresis, un concepto que en economía hace referencia a la imposibilidad del mercado laboral de recuperar su comportamiento natural después de un shock por lo que si la inflación sigue desbocada, los salarios estancados, el crédito sigue sin fluir con normalidad a unos tipos de interés reales y no se procede a la implementación de medidas keynesianas para neutralizar la destrucción de empleo, podríamos asistir a una Década de estancamiento en la economía española, (rememorando la Década perdida de la economía japonesa).

(*) Analista