Las muchas mentiras sobre las cuevas del risco caído

Padre Báez (*)

Nada hay que reformular respecto al mundo de los guanches, pues absolutamente nada nuevo diferente que se supiera aporta lo que mal llamado dicen es hallazgo, pues se sabía de su existencia desde siempre.

Los documentos existentes con fechas de mil quinientos y pico, nada aportan acerca de lo pretendidamente falso dicho sobre las cuevas del dicho risco. El Cabildo (única verdad en todo este embrollo de leyenda para tontos), es que le quiere seguir sacando dinero a europa y al mundo para plantar pinos y matar cabras, y otros fines.

Sobre el público asistente a jornadas recién abiertas sobre el risco, son pobre gentes sin trabajo (ganadería y agricultura prohibida y multada), que se dejan idiotizar o embobecer. Las cuevas del risco en cuestión no demuestran nada excepcional, de una sociedad por demás simple a pesar de ser los guanches, los hombres más inteligentes del mundo.

Nunca los conocimientos de los guanches estuvieron fuera del mundo físico o de la tierra que pisaban, y de la que se alimentaban, pues practicaban como nadie la agricultura, la ganadería y la pesca (en todo caso, conocimientos marinos).

El chollo si engañados los de la Unesco, la declaran patrimonio de la humanidad, será el hazme-reír de la ciencia cierta y verdadera, porque habrá sido una tomadura del pelo a ese nivel (prueba de la inteligencia guanche que perdura).

Nada hay que conservar, que no vaya más allá de miles y miles de cuevas mejores que esas del risco ese, y nada hay que investigar, pues ningún objeto, ni dato novedoso alguno hay en dicho sitio caído (salvo restos de lo que fue: retrete, estercolero, pajar, cuadra, alpendre, etc., y ello desde que en 1483 acabara la resistencia y todo siguió igual).

Los papeles, y documentos existentes de siglos atrás (XV, XVI y XVII), nada aportan sobre las tonterías que dicen gente malquerida y enfrentadas a odios, para presumir de “¡yo, sí; pero tú no, y nada!” (puedo dar nombres y desvelar toda la verdad, que por ahora me callo, pero hay una trama de fondo que si el mundo la  supiera, se acababa todo este sainete o payasada “arqueológica”). Que esta ciencia, es algo serio.

Los bereberes en los guanches o los de aquí, se mantienen y se va enriqueciendo con el aporte de los que sin cesar desde antes de Cristo en varios siglos, estuvieron entrando o llegando hasta el siglo octavo (VIII), huyendo del Islam, pues eran cristianos, y ello desde las oleadas llegadas después de Cristo, al venir de donde venían y por donde el Cristianismo floreció temprano y como en ninguna parte, ejemplo san Agustín, y muchos antes que él, parientes y hermanos de los que venían: los llamados por los normando “guanches”.

Nunca los guanches permanecieron aislados (dicen que 1500 años), pues no hay siglo desde el uno al quince (I-XV), que no haya referencia escrita en distintos libros, en cada uno de ellos (puedo citar autores, y obras). Hubo permanentemente un contacto y conocimiento de los que habitaban en la isla y las islas.

El risco que nos ocupa, nada aporta, salvo que usaban la piedra y dado el intercambio y contacto con los “visitantes”, andaban sobrados de metales o minerales, aunque salvo la obsidiana, no tenían otros.

Un rábano les importaba a los habitantes de esta y otras islas canarias, la entrada de las distintas estaciones, y se han sacado el rayito de sol de algunos días, para idiotizar al pueblo, que lo cree a pie puntilla, cual cosa sagrada (que por otra parte, es que llaman “sagrado” cualquier cosa relacionada ya con los guanches), según testimonio mantenido por su ultima dueña aun viva, ¡que ya está bien! Y sagrados los almogarenes y los altares (cazoletas), sin más.

Lo que es de risa -y así sucedió, con la anterior dueña del risco y sus cuevas-, cuando le dije lo que dicen los arqueólogos: que el rayo de sol que entra por donde el aguiero (y me desveló su uso), cual pene iba en busca de un triángulo (para los arqueólogos vulva o vagina de mujer, millones de veces representados), para fecundarla (¿?). Los psiquiatras descubrirían  en esto una auténtica obsesión sexual, propia de gente maníaca no centrada emocionalmente y de mentes calenturientas.

Pretenden que científicos del mundo estudien la fecundación por un pene (rayo de luz), y el aparato reproductor femenino (¡!): así visto y explicado por obsesos sexuales, metidos a arqueólogos.

En todas estas falacias, los del patrimonio de la falsa historia (un servidor lo es, por la Universidad de Comillas), y los afines elogian y aplauden, y dicen maravillas para que el mundo sepa de lo excepcional de unas cuevas sin más valor que el de la imaginación, el bulo, la mentira, el engaño...

Bajo caería la Unesco, si en 2019, se pronunciara a favor de lo que nada tiene que ver con la cultura (pura invención).

Hubo cultivo y ganadería en torno a las cuevas del risco -y en toda la isla- , y que permaneció hasta mediados del siglo pasado, hasta que Europa se ha encargado de la mano del cabildo de exterminarla totalmente, y si hay algo que hacer es devolverla y no recordarla a europa, como algo recibido o heredado (pero ahora ya prohibida, multada y perseguida).

Han podido enganchar a una mentira a distintas entidades, grupos, colectivos, y demás interesados en los dineros que entrarían para seguir desgraciando y parando la isla.

Lo único válido en todo este hacer sería acudir a la tradición, a la leyenda, a lo que los ancianos nos dicen (traído y mantenido con frescura de siglos, sin variar absolutamente nada el contenido), como algo más valioso que lo mismo escrito -pues el que lo hizo fue según  intereses-, mientras que la oralidad nos transmiten la verdad, y es a la que hay que acudir, y sin embargo, a la última dueña y a otros vecinos ancianos del lugar, el único que los ha escuchado -y es científico y de gran valor documental- es un servidor, y nada dicen se parezca en nada a lo que directores, coordinadores y otros del gremio y arrimadizos dicen, han dicho y dirán.

Y, nada se desacralizó, porque desde el mismo siglo uno (I), los que llegaban a la isla (e islas), ya venían cristianos; Cristianismo que se mantuvo en el tiempo hasta el presente, pasando por una teología monoteísta (un solo Dios), y daban culto a su madre (la Virgen), había sacerdocio (faycanes), vida consagrada o religiosa (conventual o monástica), como la de la harimaguadas, culto de ofrendas a Acorán (nuestro mismo y único Dios), de leche en los múltiples cálices o patenas, mal llamadas “cazoletas”, bautizaban a los recién nacidos... A los guanches no había que cristianizarlos, eran ya cristianos, y así lo manifestaban cuando les iban a bautizar, pues en el corto conocimiento del nuevo idioma, ellos decían -sin verbo-: “¡Cristiano, cristiano...!”, expresión coloquial o costumbre que perdura aún en nuestro pueblo, con el clásico y solo nuestro: “¡cristiano... (esto o lo otro)!”

Ningún valor aportan las cuevas del risco, y ni es sagrado un retrete, estercolero o alpendre y pajar, como nos dicen y repiten hasta la saciedad, y de cierto -como Dios que está en el Cielo (la Gloria)-, que los guanches nada estudiaban en el espacio, salvo que en las noches de verano, contemplando el cielo, se recreaban y disfrutaban, mirando a las estrellas.

El Padre Báez, que deja para posteriores escritos, lo que aquí no es sino la introducción simple y resumida del tema o risco.

(*) Articulista