No lo conozco. Del iscariotismo a la apostasía

Luis Henríquez Lorenzo (*)

“De la verdadera Iglesia surgirá una falsa iglesia liderada por un falso papa”.

Arzobispo John Fulton Sheen (1895-1979), venerable siervo de Dios.


“Adherirse a un falso obispo de Roma es estar fuera de la comunión con la Iglesia”.

San Cipriano de Cartago (200-258).


“Papa Francisco, ¡santo súbito!”

Elton John, cantante y compositor, activista gay.


“Nos gusta el papa Francisco porque no condena la homosexualidad”.

Angelina Jolie y Brad Pitt, actores, expareja.

“Es una gracia para la Iglesia contar con un papa como Francisco”. Sor Lucía Caram, monja dominica argentina radicada en Barcelona: feminista, partidaria del aborto, la ideología de género, la homosexualidad, el separatismo catalán y la permanente comparecencia delante de un micrófono.

“¿Jorge Mario Bergoglio, devenido en papa Francisco, es la cabeza de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, o el cabecilla de la Iglesia Traicionada?” Antonio Caponnetto: ‘No lo conozco. Del Iscariotismo a la Apostasía’. Según el historiador, apologeta católico, filósofo, profesor y poeta Antonio Caponnetto, esta es la pregunta esencial que los cardenales, obispos y el Pueblo de Dios en peso deberían formular a Jorge Mario Bergoglio, devenido en papa Francisco. Y es vital y dramáticamente urgente que se haga ya.

Para mí está clarísimo, como el agua más cristalina, lo que denuncia y anuncia el escritor, vaticanólogo y apologeta de la fe católica Antonio Socci (autor de ‘Non è Francesco’, ensayo en que se cuestiona la legitimidad de la elección como Romano Pontífice del argentino Jorge Mario Bergoglio), italiano, salta a la vista por su apellido. Como también está muy claro lo que anuncia y denuncia sobre la actual crisis de la Iglesia Antonio Caponnetto, argentino de antecedentes transalpinos, como buen argentino y según reza su primer apellido. Sin embargo, a mi modo de ver las cosas, son abrumadora mayoría los pastores de la Iglesia (cardenales, obispos, presbíteros) que defienden la ‘grandeza’ del pontificado de Jorge Mario Bergoglio, esto es o lo que viene a ser lo mismo, su plena ortodoxia católica. Entonces, así las cosas, no pueden ser sino también abrumadora mayoría los seglares que, siguiendo la guía de esos pastores “fieles al magisterio de Bergoglio”, nos acusan de protestantes y de enemigos de la Iglesia a los que tenemos, cada uno desde su cuerda o tecla eclesial y desde sus particularismos biográficos (esto es, en mayor o menor medida, con más fundamentos, razones y argumentos o con menos), dudas, perplejidades y toda clase de asombros ante este pontificado que nos atrevemos a juzgar, luego de 4 largos años salpicados de toda clase de “sorpresas”, como “heterodoxo, ambiguo, líquido, relativista, antropocéntrico y no cristocéntrico, irenista, humanista, laicista, mundano, complaciente con la masonería y con la Sinagoga judía…” Desde la libertad de hijos de Dios lo hacemos, procurando -al menos en mi caso- no creernos mejores que nadie, sin despreciar por todo el morro al prójimo, sin atacar, sin condenar, y siempre dispuestos a reconocer el bien, la justicia, la verdad vengan de donde vengan.

Solo que -toquemos asimismo madera-, si en verdad estamos equivocados en nuestras apreciaciones y críticas eclesiales y viene a resultar que, como dicen de nosotros tantos “piadosos” católicos que cierran filas en torno al papa Francisco, criticamos a este porque no amamos a la Iglesia lo suficiente y somos por tanto como protestantes y ni respetamos como todo buen católico debiera al Vicario de Cristo (o en palabras del propio padre Jorge, somos “pelagianos, hipócritas, rigoristas, con cara de pepinillos en vinagre, rezadores de Rosarios”), Dios sabrá perdonarnos, porque al menos, aunque en verdad errados, hemos procurado no ser tibios, a los que Dios, por cierto, suele vomitar de su boca.

Con todo, casi lo que me causa más disgusto es que se me acuse a mí mismo de protestante por poner de manifiesto las heterodoxias, ambigüedades, imprudencias y traiciones a Cristo y a su Iglesia del papa Bergoglio, ¡cuando es Francisco el que está protestantizando y demoliendo la Iglesia a pasos agigantados! Y que tales acusaciones procedan de personas que se tienen a sí mismas por excelentes católicas y que, empero, a mi juicio, demuestran que no tienen ni pajolera idea de lo que está dramáticamente aconteciendo en esta Iglesia, con independencia de los valores y talentos y temor de Dios y amor a la Iglesia que tales personas atesoren, los cuales tampoco niego ni quiero conculcar; como si ocultaran la cabeza bajo el ala, cual el avestruz, como si miraran para otro lado, como si no fuera con ellos la cosa, ¡como si parecieran tibios!...

Que se me diga que tengo muchos defectos y pecados, vamos, toda clase de imperfecciones, lo acepto, ¡qué remedio!, salta a la vista, pero que se me acuse de protestante justamente por querer ser católico… Manda peras a la plaza, es el mundo al revés, el colmo de los colmos, ¡como una subversión de los valores!, ¡por mil pares de demonios!, son todos los engaños de Satanás, el príncipe de este mundo y de la mentira, Satán, el acusador, el mentiroso...

En definitiva, considerando la luz sobre la actualidad de la Iglesia en general y sobre el pontificado de Jorge Mario Bergoglio en particular que arrojan vaticanistas de la talla de Antonio Socci, Roberto de Mattei o Sandro Magister, y asimismo considerando la aportación de bitácoras como esta tan oportunamente llamada Como vara de almendro, y otras que me vienen ahora a la mente (Wanderer, In Exspectatione, Adelante la Fe, Denzinger-Bergoglio, Enraizados en Cristo, Nacionalismo Católico San Juan Bautista, e incluso Infovaticana sobre todo a través de algunos de sus más activos foristas siempre atentos a comentar en las frecuentes entradas publicadas en la citada bitácora; y de paso aprovecho para pedir que me perdonen, el no citarlas, otras bitácoras que conozco y que incluso leo, siempre muy críticas con este pontificado bergogliano), es sencillamente imposible ponderar que el pontificado de Jorge Mario Bergoglio está siendo positivo para la Iglesia. A este respecto, empero, no se me esconde que algunos dizque teólogos diletantes y heréticos sí que aplauden a Bergoglio, pero en mi opinión las tesis y opiniones de tales teólogos progreeclesiales palidecen sin remedio ante las tesis de alguien como el filósofo, historiador, profesor, apologeta católico y excelente poeta Antonio Caponnetto, quien ya en su libro publicado en 2009 ‘La Iglesia traicionada’ daba cuenta de la deriva heterodoxa y anticrística del entonces cardenal arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio. Dramáticamente, ocho años transcurridos desde esa publicación hasta su nuevo libro titulado ‘No lo conozco. Del Iscariotismo a la Apostasía’, dan la razón plenamente a Caponneto: el papa Francisco, que debería ser el testigo número uno del Crucificado y Resucitado en su calidad de sucesor de Pedro (“Pedro, apacienta a mis ovejas, confirma en la fe a tus hermanos, yo oraré por ti para que tu fe no decaiga, sobre ti, Pedro, edificaré mi Iglesia”), da muestras, un día sí y otro también, de desconocer la doctrina católica sobre Cristo, nadando siempre en la ambigüedad, la heterodoxia y hasta en lo grotesco-blasfemo, o incluso de negarlo ante el mundo, que sin embargo sigue aplaudiendo a Bergoglio, al que poco menos que considera ‘su’ Papa. Para Antonio Caponnetto, no hay duda al respecto: el papa Francisco ha dado ya suficientes muestras de que, al igual que el apóstol Pedro en la tarde en que apresaron a Jesús el Señor, responde a quienes le preguntan por el Nazareno: “Yo no lo conozco”.

Sí: no lo conoce, lo niega, lo tergiversa, lo desdiviniza, lo desontologiza y lo vacía de su fondo salvífico. Para Antonio Caponnetto, es trágica y meridianamente claro que esto está siendo así con este pontificado bergogliano. Hasta el punto de formular en alguna que otra de sus homilías, en contra de la enseñanza de San Pablo y de toda la bimilenaria Tradición de la Iglesia, que Cristo Jesús “se hizo pecado y serpiente” para alcanzar de Dios la salvación para el hombre, esto es, Jesús “habría quedado manchado por el pecado”, exégesis bergogliana cargada de un irredento antropocentrismo y en verdad herejía que es propia de las exégesis de estirpe luterana y calvinista, pero no de la católica, que siempre ha afirmado que Jesucristo fue en todo hombre verdadero menos en el pecado. Entendido a la luz de la exégesis del  apóstol Pablo: “Jesús tomó la apariencia del pecado, pero no quedó de ninguna manera contaminado por el pecado”. Puesto que Jesús el Señor no vino el mundo a “aprender a ser hombre”, como también ha pretendido enseñar el papa Francisco en alguna que otra de sus homilías, siempre fiel a su visión antropocentrista y hasta sociológica de la cristología; Jesús el Señor vino al mundo a cumplir la voluntad del Padre, y la cumplió hasta la muerte en Cruz. En definitiva, muestras de una exégesis pontificia tan alejada del sentir católico que el propio Antonio Socci no duda en afirmar que la exégesis del papa Bergoglio está teñida de gnosticismo y de cabalismo judío.  

Ciertamente, el drama de esta Iglesia sumida y despellejada por la Gran Apostasía, empezando por su cúspide. De manera que siendo así las cosas, a mí al menos no me extraña que no pocos pastores sean lo que yo llamo pastores HAB: hipócritas, apóstatas, burócratas; o también llamados pastores BAH (con hache aspirada): burócratas, apóstatas, jodidamente hipócritas. Y que justamente también por esta Gran Apostasía que demuele y desolla viva a la Iglesia, una mayoría de seglares sean igualmente apóstatas, burócratas antimilitantes, trepas, antinatalistas, mediocres políticamente correctos, tibios (a los que Dios suele vomitar de su boca), progres, laicistas mundanos y carreristas a los que ni Cristo ni la Iglesia interesan lo más mínimo toda vez que lo que les interesa es mantener el bisnes eclesial correspondiente. Y qué vergüenza es esta situación, qué desvergonzados los que la han ido propiciando. 

Por último, como broche o guinda para este breve artículo casi ni que añadir habría que recomiendo vivamente la lectura de los sitios de Internet citados, los artículos de los vaticanistas citados, y por supuesto las obras y los vídeos subidos a Internet del argentino Antonio Caponnetto. Sé que es nadar contracorriente recomendar los contenidos de los sitios y autores citados, en pleno imperio social, cultural y mediático del neopaganismo, la descristianización, el abisal vacío de valores y la proclama de las propuestas y corrientes literarias más amigas del hedonismo y la decadencia, pero nobleza obliga -con el permiso del escritor colombiano nacionalizado mexicano Fernando Vallejo, ateo, homosexual, anticatólico visceral y anticrístico incluso, y asimismo animalista y sobre todo escritor genial, ergo cuyos desmesurados talentos literarios no niego-: “¡Ay de mí si no evangelizara…!” “¿De qué le vale al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?”

Postdata: el alucine de todo esto es que, a falta de pastores decididos a dar un paso al frente hasta coger el toro por los cuernos, sean seglares como el por otra parte muy cualificado Antonio Caponnetto los que estén dando la cara en esta hora dramática y crucial, la cara por Cristo y por su Esposa. De manera que en vista de lo que hay u ocurre, al menos a mí me asalta siempre la misma duda o perplejidad: si el silencio de los pastores de la Iglesia es el que es sobre un asunto tan axial como el de la heterodoxia y defección de Jorge Mario Bergoglio, a la sazón devenido en papa Francisco, ¿no será que igual las posturas críticas de seglares como el argentino Caponnetto son bien exageradas, toda vez además, repito, que no es una voz secundada por la llamada Iglesia dicente, esto es, los pastores, los jerarcas? A decir verdad, más de una vez me asalta esta duda, insisto, mas yo creo aprehender casi todo lo que señala el católico Caponnetto; esto es, si me sereno y voy considerando punto por punto lo que el historiador y poeta argentino pone en solfa del magisterio bergogliano, estoy en efecto más con sus puntos de vista que con los de los teólogos progres o paraeeclesiales, quienes tan injustamente trataron a papas como Juan Pablo II y Benedicto XVI y que sin embargo tantas loas lanzan a Francisco, ¡como para tener amigos y valedores como los tales, padre Jorge! Comoquiera que sea, sin poder traer a capítulo o estudio, porque me faltan conocimientos para ello y también tiempo, el magisterio bergogliano como lo hace Antonio Caponnetto o como lo hace ese equipo de sacerdotes que lleva el Denzinger-Bergoglio, para mí salta a la vista que la Gran Apostasía no en vano profetizada hace presa de la Iglesia y la despelleja viva. Porque asimismo no en balde me he leído de quilla a perilla los más de 100 trabajos, algunos muy extensos, auténticos tratados de teología casi, incluidos en esta interesantísima bitácora última citada, y ciertamente es para echarse las manos a la cabeza o para llorar amargamente: el magisterio bergogliano supone una escandalosa fractura con respecto al bimilenario Magisterio de la Iglesia, incluido el del Concilio Vaticano II. De modo que no hay peor ciego que el que no quiere ver, pero en fin, continuará, continuaremos...  

(*) Profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social