Sureste: sostenible y solidario

Román Rodríguez (*)

El Sureste de Gran Canaria constituye un ejemplo de superación, compromiso colectivo, solidaridad y visión de futuro. Desde los elevados niveles de pobreza y la carencia absoluta de infraestructuras que pervivieron hasta finales de los años setenta, ha sido evidente la transformación socioeconómica de esta zona en la que hoy residen unos 130.000 habitantes y que aúna una gran variedad de paisajes de interior y de costas en sus 178,99 kilómetros cuadrados de superficie, que suponen el 11% del total de la isla.

Una transformación llevada a cabo desde un municipalismo progresista, estrechamente vinculado a las preocupaciones de los ciudadanos y ciudadanas. Lo que ha permitido lograr una notable mejora de la calidad de vida, unas infraestructuras públicas y una oferta de servicios que superan claramente la media de Canarias, incluyendo a las capitales del Archipiélago.

Para superar su situación de partida fue muy relevante la constitución en 1990 de la Mancomunidad del Sureste, que integra a los municipios de Ingenio, Agüimes y Santa Lucía. Con el objetivo de ofrecer respuestas mancomunadas a los problemas de la zona. Entre ellos, y de forma prioritaria, la escasez de agua para abastecer a una población en crecimiento y a la agricultura.

Renovables

Desde entonces la mancomunidad ha desarrollado una notable tarea práctica, solventando los problemas del agua y avanzando en la senda de lograr una desalación de la misma basada por completo en energías renovables, lo que supondrá un notable ahorro económico y una disminución significativa de emisiones contaminantes.  Desde el planteamiento global del ciclo del agua: la producción, el consumo, la depuración y la reutilización.

Este es uno de los objetivos de un ambicioso Plan Estratégico de Desarrollo Sostenible, dirigido a la mejora del bienestar de la ciudadanía, y que integra sostenibilidad, conocimiento y desarrollo cultural o protección medioambiental; así como desarrollo económico, calidad de vida y seguridad ciudadana, solidaridad y gobernanza.

Los primeros hitos son la entrada en funcionamiento, en los noventa, de la desaladora del Sureste, ubicada en Pozo Izquierdo; y la instalación de la planta de tratamiento de aguas residuales, que garantiza el agua para la agricultura y para el riego de jardines.

Mancomunando además otros servicios, como la gestión de residuos, y potenciando la implantación de energías limpias en la comarca. Concienciando, también, a la ciudadanía sobre la importancia del compromiso con un desarrollo sostenible. Siendo nítido referente de Gran Canaria y Canarias con relación a la sostenibilidad.

Reconocimientos

Esto le ha supuesto la obtención de numerosos reconocimientos estatales e internacionales, entre ellos el primer premio LivCom Awards a las Prácticas Ambientales Sostenibles, en 2007; y el tercer premio de la categoría Whole City, en 2010, de los premios internacionales Livcom Awards, avalados por el programa para Medio Ambiente de las Naciones Unidas. Así como el premio Nacional Ciudad Sostenible Ecomed-Forum Ambiental, en su apartado relativo a aguas, en sistemas de depuración.

Sin embargo, y paradójicamente, su actividad práctica, su reflexión y sus logros han despertado mucho menos interés en las instituciones canarias. Probablemente por el peso de las  dominantes ideas desarrollistas, por su escasa preocupación por las renovables, por su visión mercantilista del suelo, que chocan con las prácticas sostenibles del Sureste grancanario.

Esto ha venido sucediendo con el Seminario Internacional de Comarcas Sostenibles, una iniciativa de la Mancomunidad del Sureste de Gran Canaria, que acaba de desarrollar su duodécima edición. Y a la que el Gobierno canario ha venido dando la espalda insistentemente. Se trata de un encuentro de alto nivel, con participación de expertos canarios, estatales e internacionales. Y que aborda temas como energías renovables, agua, agricultura, movilidad o turismo, desde la óptica y la apuesta por la sostenibilidad.

Además, la mancomunidad viene impulsando con éxito, desde hace años, la celebración de la Feria del Sureste, dirigida tanto a residentes como a turistas. Una muestra de artesanía, agricultura, ganadería, turismo, folclore y alimentación, que fue visitada por unas 100.000 personas en su última edición.

Por separado, sus tres ayuntamientos desarrollan otras iniciativas de enorme interés. Entre ellas, el Encuentro de Solidaridad con los Pueblos de África y Latinoamérica (ESPAL), en Santa Lucía, que acaba de celebrar su vigésima séptima edición bajo el lema La tierra no se vende), el Festival del Sur (encuentro teatral tres continentes, en Agüimes, que pronto celebra su 30 cumpleaños) y el Festival Internacional de Folclore (Ingenio, que llega este año a su edición número 22), abordando distintos exponentes culturales, siempre desde una mirada intercultural, de solidaridad y cooperación entre los pueblos.

Aquella Mancomunidad del Sureste, que pusieron en marcha los entonces alcaldes de Santa Lucía, Carmelo Ramírez, Ingenio, Juan Espino, y Agüimes, Antonio Morales; en sus casi 30 años de historia ha desarrollado una fecunda labor a favor de la sostenibilidad, de la mejora de la calidad de vida y del bienestar colectivo de una zona inicialmente depauperada. Impulsando, asimismo, la solidaridad entre los pueblos del mundo.

Han demostrado que con planificación, transparencia y objetivos claros, con políticas económicas y sociales al servicio de la mayoría, es posible abordar transformaciones profundas de nuestras sociedades. El Sureste de Gran Canaria constituye, sin duda, un ejemplar compromiso con la sostenibilidad y la solidaridad.

(*) Portavoz parlamentario y presidente de Nueva Canarias.