En el estudio publicado en la revista Nature, los científicos mezclaron el óxido de aluminio, o aluminio convencional, con dióxido de silicio, al que el aplicaron una novedosa técnica de procesamiento que no implica invasión, mediante la administración de gas, evitando así que la mezcla se cristalizara al momento, principal problema que encontraban los expertos hasta la fecha.

Los investigadores afirman que este nuevo cristal es tan fuerte y rígido como el acero y el hierro y presenta una trasparencia y nitidez correctas y óptimas.

En cinco años podría estar comercializado a nivel mundial, con usos múltiples como smartphones, vehículos y ventanas.

 Atsunobu Masuno, profesor asistente del Instituto de Ciencia Industrial de la Universidad de Tokio, ha declarado que su idea es producir este vidrio de forma masiva para su consumo en todo el planeta, de la forma más inmediata posible.