El portavoz del comité de expertos contra el Covid-19, Luis Serra y Beatriz González López, escogidos por sus relaciones y amistad con Conrado Domínguez

Los reclutó porque fueron de su máxima confianza cuando era gerente de la ULPGC

EDDC.NET / Santa Cruz de Tenerife

El Lobo Alfa de Gáldar, Conrado Domínguez, ex director del Servicio Canario de Salud, ex gerente de la Universidad de Las Palmas de Gran Canarias, tenía claro quienes iban a formar el comité de expertos contra el Covid-19. Ese diseño, pergueñado y asolerado bajo las barbas de Román Rodríguez y los suyos, no tenía como objetivo que fuera un comité de expertos en epidemias, pandemias, Wuhan, corona virus y demás, sino un instrumento político para acabar con la ex consejera de Sanidad, Teresa Cruz.

Conrado Domínguez, como buen lobo, es un flecha en relaciones públicas y en conseguir que los medios de comunicación, los más sensibles a sus cariños pasados, presentes y futuros, le bailen el agua y le presenten como un gran gestor, como una persona con amplia experiencia en la Sanidad y sobre todo que no se cuestione su idoneidad ni su currículum, porque como se hizo, se ha hecho y todavía se hace a la anterior consejera, este nota no es médico, sino un licenciado en Económicas y con algún master sanitario. Y ya está, punto pelota y asombrosamente nadie lo cuestiona.

Igualmente es alucinante su pase pontifical, en el sentido de  ‘pontifex máximus’, o los que cruzaban los puentes entre el PSC-PSOE y CC. Conrado Domínguez es de la cuerda de la peña que rodea al alcalde de Las Palmas, Augusto Hidalgo y la de Sebastián Franquis Vera (el chacho siempre de perfil y calladito), ambos socialistas de pro en Gran Canaria, pero a los que poco le importa que se haya sumergido en CC, la cual, le premió con el SCS de la mano de Baltar y en el que consiguió, algún día hablaremos de ello, el apoyo de los sindicatos (CCOO fascista, UGT nacionalista y la facción popular del sindicato médico de Las Palmas, cogidos por la nuez), para que nadie le cuestionara ni su entrada, ni su camino, ni su salida.

Igual hizo cuando fue gerente de la Universidad de Las Palmas, cargo en el que estuvo la friolera de nueve años. Cuando estaba José Regidor, en la cúpula de la Universidad, es decir, en el gobierno de la misma, ¿quiénes estaban al lado del rector y de su gerente? Pues se lo pueden imaginar: Beatriz González López Valcárcel y Luis Serra Majem. Bingo para todos. Es más el gerente fue generoso con ambos desde todos los puntos de vista ya que en el caso de la gallega que pidió que no se gastase el dinero para atender a enfermos terminales de cáncer, ambos compartieron departamento en la Universidad, antes de que fuese gerente y luego cuando lo fue, los apoyaba en las financiaciones de sus proyectos.

Y esto es la muestra de un inmenso botón, porque Conrado Domínguez surge en actos, jornadas, congresos y demás al lado de estos catedráticos de universidad y por lo tanto el nexo es bastante estrecho, ya ampliaremos la semana que viene a otro personaje más de esta trama, por lo que no resulta extraño, es más, es bastante lógico, que fueran dos de los fichajes de este comité político que no médico, en el que ambos seguirían como no sus directrices, que no son otras, que la de proteger, cuidar y enaltecer al ejecutivo del presidente Román Rodríguez, ay perdón, de Ángel Víctor Torres, que se nos olvida  este personaje secundario, políticamente hablando, a cuenta de esta crisis sanitaria.

Conrado Domínguez además de estas dos lumbreras, no hay más que ver las declaraciones chamánicas del portavoz, Luis Serra Majem, cada día más profeta, más profesor Mamadou, unió al grupo a un ginecólogo, que nada tiene que ver con epidemias y virus y del que nadie sabe nada y nadie escucha y al venerable doctor Sierra, que sin embargo fue director del SCS con Román, aunque luego lo cesaron a los nueve meses, ah, también lo fue cuando Saavedra y Julio Pérez, cesado igualmente, por lo que ya pueden ver el nivel y el compromiso de todos ellos con el coronavirus.

Este comité de expertos, nacido de la sombra de Román Rodríguez, alentada por el Mordor sanitario privado, poco tiene de científico y por ello no son esos sabios que uno espera             que tenga al lado el presidente ¿socialista? de Canarias, Ángel Víctor Torres. Un comité de expertos que solamente lanza mensajes positivos, que no da razones evidentes, claras y sobre todo científicas sobre el corona virus y en el que poco se diferencia el médico que sale ante las cámaras de un político cualquiera.

Un detalle revelador. En la primera crisis del coronavirus, quien salía al ruedo era el jefe de Epidemiología de la consejería de Sanidad del gobierno de Canarias, Domingo Núñez, el cual, a pesar de ser romanista, tenía esa solvencia y daba esa tranquilidad de quien se le ha caído el pelo de tanto trabajar. Sin embargo en estos momentos, vemos  a un chamán repeinado, elegante y preciosista, lanzando obviedades a diestro y siniestro y nos echamos a temblar. Pero si observamos más de cerca y desde la perspectiva de Conrado Domínguez este comité solo tiene un objetivo: su vuelta al Servicio Canario de Salud, pandemia en mano y cueste lo que cueste.

La pregunta es porqué tanta insistencia, porque tantas ganas de Conrado para volver de donde no debieron echarlo, según sus Coros y Danzas. Hay dos sitios claves, perdón tres: Grupo San Roque, Carpross 2004 SL y sobre todo Arucas, Arucas de mi corazón. Y de Roque Nublo no salimos, sino que se lo digan al Chicharro, el gran perdedor en toda esta jugada.