El rey emérito Juan Carlos rejuvenece con su nueva amiga Deborah Norville, popular presentadora de TV en Estados Unidos, y un nuevo velero

La relación sentimental con Corinna zu Sayn-Wittgenstein se ha enfriado

Joaquín Abad (21mil.com) / Madrid

Como recodarán los lectores, el propio director del CNI, general Félix Sanz Roldán, se citó en junio del 2012 con Corinna zu Sayn-Wittgenstein en el hotel Connaugth de Londres para pedirle que, por el bien de España, terminara con la relación con el entonces rey ya que se había hecho pública y la Monarquía se estaba deteriorando gravemente ante la ciudadanía.

Desde primeros de junio del 2014, que abdicó como Rey de España debido a su ajetreada vida sentimental que ya no era silenciada por los diarios y revistas que durante cuatro décadas mantuvieron total discreción, Juan Carlos se ha dedicado a viajar por el mundo.

Durante unos meses parecía empeñado en formalizar su divorcio con la reina Sofía de Grecia, de la que estaba separado de hecho desde hacía más de treinta años.

Quería contraer matrimonio con su última amante, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, y así se lo hizo saber a los políticos más allegados que trataban de convencerlo de que un paso así terminaría por dinamitar el reinado de Juan Carlos, que había protagonizado el periodo de estabilidad más largo de la historia de España.

Cita en la finca de los magnates del azúcar

Fue en la República Dominicana, en el Hotel Casa de Campo de la urbanización La Romana, invitado de honor por los Fanjul, donde los servicios secretos le prepararon en febrero pasado su cita con la periodista estadounidense Deborah Anne Norville (57), aprovechando el homenaje internacional que se le ofreció al rey emérito, y al que asistió la flor y nata de la sociedad norteamericana.


La familia Fanjul ha amasado una de las mayores fortunas de Estados Unidos gracias a sus plantaciones de azúcar en el centro de Florida y en la República Dominicana, negocios que ahora quieren extender a Cuba una vez finalizado el embargo de Estados Unidos al régimen de los hermanos Castro.

El imperio de la familia Fanjul 

Los Fanful perdieron sus plantaciones de caña de azúcar en 1959 tras el triunfo de la revolución castrista, pero reconstruyeron su imperio bajo el nombre de Fanjul Corp. La empresa es propiedad de los cuatro hermanos Fanjul: Alfonso Junior “Alfy”, Pepe, Alexander y Andrés.

Los negocios de la familia Fanjul no han escapado de la controversia, señalaba la BBC el 29 de octubre de 2014 en un documentado informe. “En Estados Unidos han sido criticados por los generosos subsidios que reciben del gobierno y en República Dominica grupos activistas han denunciado las precarias condiciones de trabajo en los campos de azúcar”, afirmaba la cadena pública británica.

Thor Halvorssen, presidente de ‘The Human Rights Foundation’, con sede en Nueva York, denuncia que los Fanjul consiguen evitar críticas gracias a su fortuna. “Pagan tanto dinero a políticos que casi nadie habla mal de ellos”, apuntaba.

De acuerdo con la información corporativa en internet, Fanjul Corp. es el mayor refinador de azúcar del mundo, con una producción de 7 millones de toneladas al año. Sus productos son vendidos bajo las marcas Domino y Florida Crystals, entre otras.

Inmensas fortunas

En este ambiente de inmensas fortunas transnacionales caracterizadas por los beneficios empresariales por encima de los derechos de los trabajadores se mueve el rey emérito Juan Carlos cuando viaja por el mundo, como es el caso del homenaje que le ofrecieron de la República de Santo Domingo.

Deborah Anne Norville guarda un enorme parecido con Corinna. Se trata de una imponente dama, de melena rubia que algunas personas que coincidieron en el complejo turístico de lujo con Juan Carlos la confundieron con ella.

La rubia Deborah se parece a Corinna

Norville es una conocida periodista de Estados Unidos que comenzó su carrera profesional en 1982 como reportera y presentadora de noticias de la cadena NBC, después presentó el programa “Today” y desde hace 20 años es el rostro del magazine “Inside Edition” de la CBS.

En marzo pasado recibió un homenaje por ser la presentadora que más tiempo lleva en la televisión de Estados Unidos. Ha escrito varios libros, entre ellos ‘Cómo somos: Héroes, sinvergüenzas y curiosidades de 25 años de Inside Edition’ (Inside Edition Books, 2013), prologado por el empresario multimillonario Donald Trump, actualmente precandidato por el Partido Republicano para las elecciones presidenciales de 2016.

Deborah se casó en 1987 con el empresario sueco Karl Wellner con el que tuvo tres hijos.

Nuevo velero construido en Finlandia en 1929

El yate ‘Fortuna’ que Patrimonio Nacional mantenía para uso y disfrute de Juan Carlos I fue puesto a la venta en mayo del 2013 con el enfado monumental del monarca, según comentó su círculo de amigos más cercanos. Para tapar el enfado real se propagó la versión de que el propio Juan Carlos había decidido que se vendiera.

Como recordarán, en 2000 una veintena de empresarios mallorquine tuvieron que hacer una colecta de 3.000 millones de pesetas (18 millones de euros) para sufragar el coste del “Fortuna” y regalárselo al monarca, que desde hacía varios años no paraba de exigir al gobierno de Aznar un nuevo yate.

La nueva embarcación del rey emérito ha sido bautizada con el nombre de ‘Bribón’. Se trata de un velero de casco de madera construido en 1929 en Finlandia, y que llegó al puerto de Sanxenxo (Pontevedra) la pasada semana.

Un capricho de 11 metros y 65.000 euros

El propio Juan Carlos viajó hasta la ciudad finlandesa de Loviisa para adquirir a un empresario finés llamado Michael Cedercreutz, el velero de época por unos 65.000 euros. Aunque, al parecer, los que realmente pagaron la embarcación fueron dos amigos íntimos: Pedro Campos y José Cusí.

El último capricho de Juan Carlos tiene 11 metros de eslora por casi dos de manga. Fue diseñado y construido por Gustaf Estlander, que falleció al poco de terminar su obra, por lo que ha tenido que ser reconstruido con maderas nobles para entregárselo al rey emérito en perfectas condiciones. Se ha propuesto participar de nuevo en regatas de las que es muy aficionado.