El magistrado ponente del caso Las Teresitas trabaja como profesor asociado bajo las órdenes del abogado de Inversiones Las Teresitas

Jaime Requena lleva años relacionado académicamente con Esteban Sola Reche

EDDC.NET / Santa Cruz de Tenerife

El mayor caso de presunta corrupción en Tenerife, el conocido caso Las Teresitas, no deja de sorprender a propios y extraños. La última vuelta tiene que ver con uno de los tres magistrados de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, que preside Astor Landete, concretamente el ponente, que es quien se lleva el mayor peso de la misma en su elaboración, Jaime Requena Juliani, el cual, además de su trabajo como juez lo compagina con la docencia en el departamento de Derecho Penal de la Universidad de La Laguna, como profesor asociado.

Lo asombroso del caso es que depende jerárquicamente del catedrático de Derecho penal, Esteban Sola Reche, el cual, ejerce además como abogado en la causa donde su profesor asociado tiene tan relevante papel, defendiendo los intereses de la familia Ignacio González y de la empresa Inversiones Las Teresitas.

Hay que recordar que al inicio de este caso, se supo que Inversiones Las Teresitas pagó, mediante convenio, en el año 2007, unos 30.000 euros por una investigación penal al catedrático Esteban Sola Reche, convenio reparado por la Intervención de la Universidad, pero que a su vez, el Rectorado defendió y justificó. Hay que recordar que en aquel entonces era rector, Eduardo Doménech.

Esteban Sola como abogado ha defendido los intereses tanto de los González como de Antonio Plasencia, éste último en el caso Áridos y que se ha significado también en el caso ‘Corredor’, donde ejerció la defensa del presidente del gobierno.

Sin embargo ahora este asunto trae miga, por cuanto que la relación entre el magistrado, que en su día fue asesor del ministro de Justicia del PP, Ruiz Gallardón y Esteban Sola se remonta en el tiempo, ya que han participado en actos académicos, celebrado por ejemplo en el 2014 en Bilbao y que un año después se iniciaba el proceso para nombrarlo profesor asociado en Derecho Penal para trabajar seis horas en el departamento.

Seis fueron los candidatos que se presentaron, pero el magistrado se hizo con la plaza y consiguió ser contratado, cobra, aunque esto es legal, porque es una actividad compatible con el ejercicio de la judicatura, el pasado curso académico, renovable éste.

Es más. El magistrado como profesor acudió a unas jornadas, organizadas y pagadas por la ULL sobre la corrupción en los negocios privados y no es un chiste, donde compartió mesa y debate con su jefe docente, Esteban Sola Reche, los pasados días 2 y 3 de marzo, tiempo en el que se está redactando la sentencia que afecta a uno de los defendidos por el catedrático.

De manera asombrosa el programa de estas jornadas ha sido borrado de la página web corporativa de la ULL, así como cualquier referencia a la misma, desconociéndose el motivo de esta supresión.

Sorprendentemente toda esta relación se intensifica en el tramo final del caso de Las Teresitas y sorprende más aún, habiéndose dado dos recusaciones a los magistrados de la Audiencia, que el magistrado ponente no pusiera en conocimiento de sus compañeros y de todas las partes, esta peculiar circunstancia.

Fuentes jurídicas de toda solvencia han señalado que el magistrado ponente tenía que haberlo comunicado en su momento, de manera voluntaria y pidiendo si debía seguir o no. Al no hacerlo, la futura sentencia se presenta ya con un gran interrogante: ¿qué les pasará a los clientes y amigos de Esteban Sola?.