Jennifer Miranda presenta su lista para la alcaldía de Granadilla en un recinto a rebosar y con un público entregado

La futura victoria en el 26 M se vivió intensamente en esa ‘noche para soñar’

EDDC.NET / Santa Cruz de Tenerife

Granadilla de Abona. Un municipio secuestrado por despachos y señores de corbata de Santa Cruz y más allá. Un alcalde al que nadie considera y cuyo peso político es tan frágil y nebuloso, que más parece una sombra que un ser humano. Alguien se acordó de su nombre, pero lo olvido al momento, pero sin negar sus temibles siglas: Coalición Canaria.

Dos momentos. Uno fuera del recinto donde la candidata a la alcaldía de Granadilla va a presentar su lista y a ella misma como futurible, como alcaldesa. Es un balcón cualquiera. Allí están el alcalde, caracterizado como Gandalf el blanco y su todavía concejal Jacobo, el de las facturas, caracterizado como un hobbit, un mediano, aunque mejor decir una mediocridad. El concejal mediocre le dice a su alcalde, mirando hacia San Isidro, “que silencio más terrible, no se oye nada de nada” y el alcalde le mira, con una tristeza infinita, agravada por la falta de pelo que orna su oronda cabeza y le dice “es el silencio que anuncia una tempestad, esa que nos quitará a todos nuestras sillas”. Y de pronto surge la voz del futuro, esa que romperá todas las murallas.

Segundo momento. La candidata está reunida con su equipo antes de empezar el acto. Están en San Isidro, mirando todos a la zona alta. Allí se esconde el tripartito y la mayoría de sus seguidores. Uno de los miembros de su plancha mira a la candidata y le advierte que la “noche es oscura y alberga horrores nacionalistas, hay que tener cuidado”. Ésta le responde, segura y firme, “la luz de la verdad es la que nos guiará a la victoria final. Y esa verdad tiene un solo nombre: tu gobiernas conmigo”.

Un espacio grande y lleno de sillas vacías. San Isidro, Granadilla. Al lado del Servicio de Atención al Ciudadano (SAC). La gente comienza a llegar. Y pronto las sonrisas se apoderan de todo el mundo. Es como un río incontenible. El auditorio donde la candidata a la alcaldía del partido socialista, Jennifer Miranda, se llena hasta la bandera. No cabe un alma más. Y todos se ponen contentos. Es un gesto importante, que se convierte en un signo esperanzador. Comienza a surgir allí un sentimiento arrollador, ese que puede hacer posible el cambio, la victoria, el logro supremo.

Y llega la candidata. Es su momento. Antes un magnífico video deja a todo el mundo impactado. Siguen con atención lo que allí se dice. Habla de una Granadilla que se aleja de las oscuridades,  negligencias, olvidos en la que la han sumido tres ‘temores’ como diría Sánchez en tan solo dos años. La candidata a la alcaldía pide algo tan sencillo, pero tan intenso y que resuena como un tambor en una batalla final: ‘tú gobiernas conmigo’.

Recuperar al ciudadano, a la persona corriente y moliente, esa que hastiada de la pasividad y la indiferencia de quienes ahora gobiernan su casa, la de todos, el Ayuntamiento, es la nueva proeza de Jennifer Miranda y los suyos. Y esa recuperación es lo que bulle en un discurso potente y sentido, que embriaga y hace vibrar a todo el auditorio, entregado, completamente convencido.

Luego la lista. Gente comprometida, ilusionada, entregada y que representa al municipio desde muchos ángulos, desde insólitas y apasionantes perspectivas. San Isidro bulle en fuerza, signo de los nuevos tiempos, aunque sin dejar a nadie fuera. La lista en sí misma la expresión de los videos que han proyectado en este acto: un espacio humano para compartir, para convivir.

La fuerza de Jennifer Miranda contagia a los invitados que han abierto su acto, su discurso. Héctor Gómez, Olivia Delgado, entre otros. Todos los socialistas juntos para el mismo acto final, la gran batalla, la de las urnas. Llenarlas de rosas rojas. Un grato símbolo, que anuncia el cambio esperado y anhelado. Granadilla por encima de todo.