Blas Acosta no tiene ni ha tenido que ver con el conflicto generado en Arona a cuenta del cese del edil de Urbanismo

Su relación con el municipio es de ámbito privado y ahí debe quedarse

EDDC.NET / Santa Cruz de Tenerife

Siempre se ha dicho que los conejeros y majoreros se llevan mejor con los de Tenerife que con los de Las Palmas y viceversa, que palmeros, gomeros y herreños con los de Las Palmas y no con los de Tenerife. Cosas de la psicología de los isleños.

En estas diagonales hay que situar al secretario general de los socialistas y presidente del Cabildo de Fuerteventura, Blas Acosta, un político avezado, curtido en mil batallas y que ha conseguido borrar del mapa a CC y dejar a Mario Cabrera en el limbo. Pero como en todo, Acosta tiene otra vida, la suya, la que comparte con quien le apetece y que casualmente ha tenido su epicentro en Tenerife y concretamente en el Sur y para más inri, Arona, aunque también se da sus buenos paseos en Adeje.

Ahí no vamos a entrar porque ni tiene interés y menos si buscamos el santo Grial de la conjura contra el alcalde socialista Mena. Blas Acosta viene a Tenerife cuando puede y quiere, a hacer sus cosas, pero sin que sus trayectorias se encarnen en reuniones de conjurados, de planificaciones asesinas y demás.

Por lo que se sabe, Acosta no se mostrado como enemigo de Mena y menos en los ámbitos políticos y municipales. Sin embargo en este proceloso mar de informaciones, rumores, declaraciones extemporáneas y extravagantes, pues su presencia a titulo privado puede llevar a algunos a situarlo donde no debe y donde él no se ha puesto.

Ya tienen los aroneros suficiente lío con lo suyo para que se les una esta supuesta conexión majorera, que por otro lado, a pesar de su atractivo, no está ni fundamentada ni documentada, pero ya se sabe, el mundo es ancho y los que vivimos en él buscamos ser libres para decir lo que nos viene en gana. Y ahí como decía Juan de Mairena, lo que pasa en la calle y ahí lo dejamos.

Que los que busquen millo donde solo hay maíz, pues que sigan. Allá ellos. Blas Acosta seguirá en lo suyo, los concejales confederados en lo mismo y Mena en lo que le preocupa, que no es poco.