Los indicios de corrupción contra Curbelo dieron alas a populares y nacionalistas

Acumulaba, por contra, muchas antipatías debido a su larga vida política al frente de instituciones

EDDC.NET / Madrid

La instrucción judicial abierta contra el presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, no llegaba en el mejor momento. A poco más de una decena de días para que se celebraran las elecciones generales, con el PSOE en la picota y en manifiesto retroceso, el cerco al exsenador contribuía sobremanera a la erosión de las siglas socialistas en las Islas y, especialmente, en su feudo gomero, hasta ahora casi un fortín.

Tanto el Partido Popular como CC-NC veían en la caída socialista una ventaja y para ambos la desmotivación de la izquierda, por mucha razones pero también por los indicios de corrupción política, puede suponer un diputado más en su haber.

En la provincia de Santa Cruz de Tenerife los populares, subidos a la ola nacional y con dos escaños la pasada legislatura en el Congreso de los Diputados, aspirarían al menos a dos representantes más a partir del 20 de noviembre; los nacionalistas, que contaban también con dos diputados, querían tener en el horizonte un tercero. El incremento para ambas formaciones tiene mucho que ver con el alcance de la caída que pudiera registrar el PSOE, fuertemente golpeado por la gestión de la crisis. De ahí que en las filas del PSC no extrañaba que sea precisamente en aquellos momentos cuando la causa que se investiga contra Curbelo haya visto la luz.

El presidente insular ni siquiera había sido aún llamado a declarar por el entonces juez instructor de San Sebastián de La Gomera, Álvaro Rodríguez Bernaldo de Quirós, no pesaba sobre él imputación alguna pero ya se conocen muchas causas por las que ha sido objeto de la una investigación por parte de la Guardia Civil y el ministerio fiscal.

Tras la denuncia de Antonio Pérez, médico traumatólogo en el hospital general de La Gomera y promotor inmobiliario, las pesquisas de la Benemérita se centraron en averiguar la veracidad de unas presuntas maniobras de Curbelo para modificar el planeamiento urbanístico de varias zonas de la capital gomera (El Machal y El Lamero, y en el municipio de Alajeró El Revolcadero) además de terreno afectado por la ampliación de la carretera TF-711 de San Sebastián de La Gomera a Vallehermoso, en el tramo de la travesía de Hermigua. Según las declaraciones del denunciante, el presidente insular habría recalificado de rústicas a urbanas varias fincas para obtener, a cambio, un beneficio con la mediación, siempre según Pérez, de un “testaferro”.

Sea como sea, sobre Curbelo no pesaba ni imputación ni acusación alguna. Sí acumula, por contra, muchas antipatías debido a su larga vida política al frente de instituciones, primero en el Ayuntamiento de la capital gomera y luego en el Cabildo y en el Senado.

Curbelo (San Sebastián de La Gomera, 1955) llegó al PSOE subido a la ola de 1982. Un año después alcanzó la secretaría general de la agrupación insular del PSC. En 1987 estrenó, por primera vez, escaño en el Parlamento de Canarias; en 1991 se hizo con el bastón de mando del Cabildo, donde se ha mantenido encadenando mayorías absolutas, y desde 1993 hasta el mes de julio pasado alternaba ese cargo con el de senador por la Isla.

Es evidente la acumulación de poder, pero también que convocatoria tras convocatoria los electores le han apoyado -en los comicios locales de mayo pasado el PSC-PSOE sumó 6.554 votos y logró 10 consejeros de los 17 posibles, cinco más que la segunda formación con más peso en la corporación insular, el PP.

La clave es su populista manera de hacer política. La tercera planta de la sede cabildicia es, de forma habitual, cuentan fuentes cercanas al exsenador, un ir y venir de ciudadanos. Es conocido que en La Gomera los libros de texto para los escolares eran gratis mucho antes de que esa medida fuera también puesta en práctica por la Comunidad y otras; o que los entierros de los gomeros que fallecen en el exterior tienen financiado su traslado a la Isla.

Arcadio Díaz Tejera, compañero de filas de Curbelo en el Senado, admitía que éste nunca ha intervenido en los plenos o las comisiones de la Cámara Alta, pero en cambio, asegura, se pasaba todas esas horas de debate con “un pinganillo en la oreja hablando con autoridades del Estado sobre cualquier asunto que pudiera afectar a ciudadanos de La Gomera”.

Díaz Tejera defendía a su compañero en el caso del presunto cohecho cuando desde el PP se exige su dimisión: “La causa se está instruyendo, ¿de qué se va a defender si ni siquiera está imputado? Una instrucción judicial no es otra cosa que una acumulación de información, por eso nadie ha dimitido en España”, aseguraba. Pero con la misma vehemencia apoyó el verano pasado a la dirección federal del PSOE para que el gomero abandonara su escaño en Madrid tras el incidente que protagonizó en Madrid.

Acompañado de su hijo, Curbelo fue detenido supuestamente por alterar el orden público y agredir a agentes policiales. Él desmentía las presuntas agresiones e insultos que profirió contra los agentes policiales, pero eso le costó su presencia en el Senado y de paso su aforamiento.

Cuando dimitió el 18 de julio aseguró que lo hacía para ser juzgado como un ciudadano de a pie, es decir, por los órganos ordinarios de justicia y no por el Tribunal Supremo. Una condición que le vendría ahora muy bien si, como apuntan fuentes judiciales, fuera llamado a declarar finales de este mismo mes y cayera sobre él una imputación.

Fue la ejecutiva del PSOE, y el primero el candidato a la Presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien bloqueó hace un mes toda posibilidad a que Curbelo alcanzara de nuevo sus privilegios judiciales con una nueva candidatura al Senado. Él, no obstante y pese a lo dicho, lo intentó hasta que la situación se hizo insostenible.