Veinte años después del asesinato de Isaac Rabin, la paz está más lejos que nunca

Muchos israelitas se concentraron el pasado sábado para recordar su ejemplo

EDDC.NET / Madrid

El 4 de noviembre de 1995, el israelí de extrema derecha Yigal Amir asesinó al primer ministro Isaac Rabin en una concentración en la plaza Reyes de Israel de Tel Aviv, según ha publicado la agencia de noticias Sputnik Mundo.

El jefe del gobierno israelí, había firmado dos años antes los Acuerdos de Oslo con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) —Israel y la OLP se reconocieron mutuamente entonces- y seguía adelante con un proceso de paz que la extrema derecha del país rechazaba.

El sábado pasado, decenas de miles de israelís se congregaron en la misma plaza, que tras el asesinato de Rabin pasó a llevar su nombre, para recordar al primer ministro y rechazar la violencia.

Esta concentración fue la mayor que han celebrado los israelíes de centro-izquierda en mucho tiempo.

Sale a la calle más gente para recordar a Rabin que para protestar por las políticas del gobierno actual, el más derechista que ha tenido Israel, comentó Meirav, activista de izquierdas.

20 años después, la paz con los palestinos está más lejos que nunca, lamentó Meirav. No en vano, las portadas de los diarios Maariv y Yedioth Aharonoth titularon: Concentración de la desesperación y Concentración a ningún lugar.

Solo un tercio de los israelís considera que firmar Oslo fue justificado, según una encuesta publicada por el diario pro-gobierno Israel Hayom. El sondeo muestra que para el 76 por ciento de los ciudadanos, Rabin era un dirigente respetable y que el 55 por ciento lo añora.

La mayoría de los israelís consideran positiva la figura del antiguo héroe de la guerra de los Seis Días, en la que Israel ocupó Gaza, Cisjordania, Jerusalén este, los Altos del Golán (Siria) y la península del Sinaí (Egipto).

Hemos tenido tres primeros ministros valientes que consiguieron avances: David Ben Gurion, Menachem Begin y Rabin, afirmó a Sputnik Nóvosti el profesor de la Universidad Hebrea Moshe Amirav, antiguo miembro del Likud y uno de los asesores del ex-primer ministro Ehud Barak en las negociaciones de Camp David del 2000.

Rabin trajo la paz con Jordania, inició el diálogo con los palestinos en un acuerdo encaminado a que tuvieran un Estado en la tierra de Israel. Mantenía que Jerusalén no se dividiría, pero abrió la puerta al (líder palestino) Yaser Arafat, al que odiaba, y estuvo a punto de conseguir la paz con Siria, indicó Amirav.

No era visionario sino práctico y estaba dispuesto a pagar el precio. Tenía una buena combinación: la simplicidad de un kibbutznik (habitante de un kibutz), no hablaba muy bien, pero tenía la imagen del ganador de la guerra de los Seis Días, señaló el profesor, que considera que el único error de Rabin fue no negociar antes la paz con Siria que con los palestinos.

Dudó en este punto. Muchos le aconsejaron negociar primero con el presidente sirio Hafez Al Asad. Siria es un gran enemigo de Israel y si se llegaba a la paz con este país, era más fácil conseguirla luego con los palestinos y podía venir luego la paz con Líbano. Al final negoció primero con los palestinos y fue un error, señaló Amirav.

Desde que se firmaron los Acuerdos de Oslo en 1993, exceptuando los intentos de llegar a un acuerdo final en Camp David, en el año 2000, el proceso de paz ha naufragado.

Amirav desmiente que las negociaciones entre palestinos e israelíes de Camp David fracasaran por culpa de Arafat: No es cierto y es injusto echarle la culpa. Nosotros dijimos muchas más veces no que los palestinos. Nos hizo ofertas impensables que rechazamos. Se sintió muy presionado por Bill Clinton, que es muy pro-israelí y apoyaba al (primer ministro israelí) Ehud Barak en todo.

La corriente más numerosa del centro-izquierda elogia la figura de Rabin y considera que Oslo murió con él. No sabemos qué hubiera pasado si estuviera vivo, sabemos lo que pasó desde que fue asesinado: que la situación ha empeorado, dijo a Sputnik Nóvosti la abogada Gaby Lasky, miembro del partido de izquierdas Meretz.

Quizás a corto plazo ya no sea posible llegar a un acuerdo de dos Estados y esto será responsabilidad de todos los líderes (posteriores), sobre todo de Netanyahu, dijo Lasky.

Nos faltan líderes responsables y valientes. Netanyahu no lo es en lo referido a los acuerdos de paz y lleva el país al barranco, subrayó la abogada.

Vimos cuál era el camino que pensaba continuar Rabin y por eso fue asesinado. Lamentablemente, se puede decir que el asesino con sus tres tiros pudo cambiar el curso de la historia, aseguró Lasky.

Lo mismo piensa el actual secretario general de la OLP, Saeb Erekat, que negoció con Rabin en el proceso de Oslo.

Luchó contra los palestinos toda su vida, nos expulsó, nos rompió los huesos, pero se dio cuenta de que, a pesar de toda la brutalidad, no nos iríamos a ningún sitio. Se dio cuenta de que no había futuro para Israel sin futuro para Palestina. Se volvió un hombre de paz, declaró.

Cuando negociábamos nos trataba como a socios, no como a esclavos. Y pensaba en Israel de aquí a 300 años, no como los líderes cortos de miras que tiene hoy Israel, recalcó Erekat.

El asesinato de Rabin mató de algún modo a su campo. Hoy es difícil encontrar un campo de la paz en Israel. Estoy convencido de que si hubiera dependido de Rabin, hoy tendríamos dos Estados soberanos viviendo uno junto al otro en paz y seguridad, sentenció el secretario de la OLP.

Una parte de la izquierda israelí es crítica con Rabin y asegura que no tenía voluntad de crear un Estado palestino.

El Partido Laborista, entonces, no tenía como horizonte establecer el Estado palestino y Rabin jamás tuvo el coraje de llevar adelante un proyecto de paz verdadero, indicó a Sputnik Nóvosti Sergio Yahni, periodista y co-director del Centro de Información Alternativa (AIC).