Cuba: la difícil transición, la magua de los canarios y un encuentro de escritores

Volvimos a Cuba 29 años después para una visita muy intensa en la cual recorrimos 2000 kilómetros de carretera, desde La Habana a Holguín y desde Holguín a Pinar del Río, de extremo a extremo a través de las ciudades más conocidas.

Cuba con sus verdes, Cuba con sus huertas y sus vegas y La Habana Vieja, una auténtica joya en restauración. Territorio fraternal donde los cubanos te consideran uno de ellos, aunque esté casi olvidado el enorme aporte de los canarios. La excusa fue un encuentro de escritores, sexta edición de La Isla en Versos, al que acudimos con ayuda del programa Canarias Crea, en el que los participantes de aquí tuvieron protagonismo, y en el que más de 50 escritores latinoamericanos y europeos hicieron sus aportaciones. Se oyó mucha música cubana, hablamos de literatura canaria y hubo versos de autores nuestros. Destacables fueron una poeta de Honduras, 21 años, y una pareja de Costa Rica.

Me gusta la calidez del idioma en los labios de aquella gente, fue estupendo escuchar los acentos de las 15 nacionalidades presentes, la cadencia del español latinoamericano, sus variantes, sus soluciones para esquivar el inglés. Además participaron una brasileña, un noruego, una suiza y un alemán. También estuvieron en el grupo el promotor de arte Diego Casimiro y la soprano Alma Andiux. Y de Cuba siempre nos interesaron tres cosas: el campo, la monumentalidad de La Habana y el estoicismo de los ciudadanos, acostumbrados a sobrevivir con ingenio más allá del injusto y prolongadísimo bloqueo norteamericano.

La isla de las cien mil columnas se está rehabilitando, palacetes y casas lucen recientes fachadas, se levantan hoteles y complejos turísticos, y, como escribió Pedro Juan Gutiérrez, el de la ácida Trilogía de La Habana, la gente está dispuesta a “resolver” el día a día con mucha picaresca. No se aprecia una transición política y la económica parece seguir el modelo chino hacia el desarrollo. Sin duda admirable el trabajo que la Revolución ha hecho en educación, sanidad y vivienda, se publica una enormidad de libros y a través de la UNEAC hay movimiento cultural en todas las provincias. Pero, aparte el despegue turístico, no hay cambios: ni la embajada de EEUU en La Habana tiene embajador ni, viceversa, tampoco hay embajador cubano en Washington. Cuando a un miembro del Partido le pregunté si en el futuro podría haber otra agrupación política distinta del PCC, frunció el gesto y respondió que eso se vería, como muy pronto, en veinte años.

En La Periquera de Holguín, en un acto organizado para los descendientes de canarios, el humorista Fito se atrevió a hacer una burla divertida y brutal de las carencias, la dificultad de viajar al exterior, la dificultad de comer carne de res, la dificultad de conseguir bienes. Y es que hay dos tipos de cubanos: los que utilizan el peso convertible, equivalente al euro, y los que se manejan en pesos tradicionales, el convertible equivale a 25 pesos tradicionales. Los salarios son bajos, unos 450 pesos cubanos, es decir, unos 20 euros, pero asoma una incipiente clase media asociada a los visitantes. Los funcionarios intermedios llegan a los 60 euros mensuales, forman la nueva clase emergente quienes alquilan cuartos en sus viviendas al lado de los pésimos y caros hoteles, la gente que monta restaurantes y paladares y que cobra en divisas. Y son los chinos los que proporcionan cientos de guaguas turísticas con aire acondicionado y WC a bordo, son los chinos quienes están colaborando. Las iglesias están abiertas y ahora Navidad es festivo, hay esculturas de san Juan Pablo II en la catedral habanera y en provincias, fue el papa que instó a Cuba a abrirse al mundo, y al mundo a abrirse a Cuba. 

España mandó tres millones y medio de emigrantes desde el siglo XVIII hasta la guerra civil. La aportación canaria fue considerable, hay omnipresencia de nuestros apellidos pero no existe un monumento ni una inscripción que recuerde ese aporte, solo quedan bisnietos y tataranietos de aquellos paisanos, entre los cuales La Palma fue isla con mucha representación, y notable dedicación al tabaco. Aquellos emigrantes procuraban casarse entre ellos, deseaban mantener el blanco de la piel, muchas veces eran matrimonios concertados entre las familias.

Eran agricultores, gente austera, gente seria cuya palabra equivalía a un contrato. Los descendientes sienten la magua y el abandono, tras la crisis el gobierno regional ha reducido drásticamente las ayudas. El héroe nacional es José Martí Pérez, hijo de valenciano y de tinerfeña, aunque nunca se le incluye el segundo apellido. Claro que, en cuanto de identificas, muchos te recuerdan que su abuelo era isleño, o su bisabuelo, o alguien ya lejano que apenas conocieron. La embajada española cada mañana registra colas para obtener visados y nacionalidad a través de los antepasados, la burocracia hispano-cubana conlleva dosis de ineficacia y desidia. Quizá a la Revolución le fue rentable disminuir la importancia de los aportes hispanos y en cambio potenciar los elementos afroamericanos, las religiones de los antiguos esclavos, los elementos folklóricos, la santería, las danzas rituales. Pero la décima fue de acá para allá y de allá volvió, un claro componente de ida y vuelta. Igual que fueron y volvieron la música, el azúcar, el tabaco, el son, las habaneras, el espíritu de los indianos en el carnaval de Santa Cruz de La Palma y tantas otras cosas.

Lo mejor del viaje vino al final: la Sierra del Rosario y Pinar del Río, hermoso territorio. Cuba padece una larga sequía pero se están instalando plantas desalinizadoras en los lugares turísticos y sobre todo en Santiago, la ciudad oriental. Los viejos coches norteamericanos, reparados con primor, han sido rehabilitados como taxis, pero ahora hay vehículos recién importados de Francia y de Corea, existe una cierta fiebre de la construcción, se nota que el dinero empieza a aflorar. Hacia el aeropuerto nos llevó un licenciado en veterinaria metido a taxista, 32 años, en un chirriante Ford negro de 1951; como la necesidad aprieta, nos cobró por debajo del precio habitual. Al salir de la capital nos dijo: “Eso es El Cerro, lo peor de La Habana, gente mala, delincuentes”. ¿Y eso es posible en un sistema igualitario como el que tienen ustedes?, le preguntó Rosario Valcárcel. “Tenemos un sistema igualitario entre comillas”, respondió con cierta tristeza. Debe ser que los paraísos no existen.