Las pensiones que muchos no cobraran

Si no se toman medidas, a finales de 2017 el Gobierno ya no podrá recurrir al Fondo de Reserva de la Seguridad Social para pagar la extra a los pensionistas. Las bonificaciones fiscales a la contratación, la devaluación salarial y la caída de las cotizaciones han provocado un déficit en las cuentas de la Seguridad Social y han dejado a la “hucha” de las pensiones debilitada. Pero lo que el Gobierno estatal no dice es que gran parte de culpa del peligro que corren las pensiones es por la gravísima corrupción de muchos políticos, los cuales han saqueado las arcas de los fondos públicos. Es decir, de todos los españoles y de las partidas presupuestarias que vienen de Europa. Si en lugar de condenarlos con prisión, también se les obligara a entregar todo el dinero que han robado, este país estaría mucho mejor. Habría más empresas, puestos de trabajos y más afiliados a la Seguridad Social. 

¿La viabilidad del sistema público de pensiones está amenazado? Lo que esta claro es que l envejecimiento de la población es un hecho en España. De momento, es posible hacer frente a las prestaciones de jubilación. Pero, ¿hasta cuándo? ¿Habrá dinero para cobrar una pensión de jubilación en el futuro? La generación que ahora soporta las pensiones de sus padres - y no digamos de la que contribuye también a la pensión de sus abuelos- no tiene muy claro que, en un futuro, sea ella la perceptora de una prestación que garantice su supervivencia económica una vez alcanzada la edad de jubilación. La duda se ha convertido en los últimos años en tema de conversación y en cuestión de debate entre los partidos  políticos. 

España amenaza con convertirse en uno de los países más envejecidos de Europa. Si se confirmaran las proyecciones demográficas de Bruselas, el número de mayores de 65 años pasará de los 7,5 millones actuales a cerca de 17 millones dentro de cuarenta años. Paralelamente, la población más joven se reduciría en un par de millones respecto a las cifras actuales. Por lo tanto, la pirámide de la población española engordará en la cúspide y adelgazará en su base. Pocos cotizantes para muchos pensionistas. Para un sistema de reparto como el nuestro, el sistema de pensiones sería inviable si no se abordan modificaciones.

Esta situación, de la que se viene hablando desde hace más de una década, tuvo una mejora temporal en tiempos de bonanza económica. La llegada masiva de la inmigración, su incorporación al mercado laboral, con sus correspondientes cotizaciones, amplió la base de la pirámide de población y constituyó un respiro importante para la Seguridad Social. Quizás por ello, el sistema de reparto español no tuvo problemas para hacer frente a sus compromisos con los pensionistas.

Es más, el saldo favorable entre cotizaciones y pensiones enriqueció la “hucha” de      la Seguridad  Social. Sin embargo, la llegada de la crisis económica volvió a hacer saltar las alarmas. Y no solo en España. Los países europeos han buscado la forma de asegurar la viabilidad de las pensiones, fundamentalmente, a través del retraso de la vida laboral, con el fin de incrementar los ingresos pensiones    de jubilación. En nuestro país, en el año 2011 se aprobó aumentar la edad de jubilación hasta los 67 años y calcular la pensión a partir de los salarios de 25 años de vida laboral y no, como hasta ahora, sobre los últimos 15 años. 

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