El PSOE dará una segunda oportunidad a Pedro Sánchez si pierde las elecciones (bien)

Susana Díaz ya no es un peligro para Pedro Sánchez, ni siquiera aunque vuelva a sentar en su mesa camilla a Eduardo Madina o a Carmen Chacón. La andaluza ha perdido mucho fuelle y predicamento en la organización, aún no ha hecho arrancar a su gobierno, ni siquiera su relación con Felipe González es ya lo que era y es improbable que se atreva a pelear por el liderazgo del partido aunque Pedro Sánchez se la pegue frente a Mariano Rajoy en las próximas elecciones generales. Este es el resumen de la visión que comparte la mayoría de los barones del PSOE sobre el escenario que puede abrirse después de diciembre y que concluye con esta predicción de uno de ellos, dicha a puerta cerrada. “A Pedro le daremos una segunda oportunidad”. Es probable que vaya a necesitarla si se atiende a lo que anticipa la mayoría de las encuestas. Todas ellas colocan por delante al PP, aunque es verdad que también reflejan una aritmética endiablada para componer acuerdos de gobierno en el Parlamento que se constituya en enero. Pero ello, insisten en privado destacados dirigentes del PSOE, no afectará al liderazgo de Pedro Sánchez, a quien las elecciones autonómicas y municipales de mayo le han fabricado una especie de cinturón de seguridad surgido de la recuperación de un poder territorial con el que no pudo contar Alfredo Pérez Rubalcaba durante su etapa como secretario general. De tener como únicos bastiones Andalucía y Asturias, el PSOE ha pasado a gobernar en siete comunidades autónomas, a influir en dos más y a gestionar 17 capitales de provincia. Barones como Guillermo Fernández Vara (Extremadura) o Javier Fernández (Asturias), que en julio del año pasado apostaron por Eduardo Madina como caballo ganador, tienen débil la memoria y se han sumado ahora al cierre de filas con Pedro Sánchez por el que apuestan Ximo Puig (Valencia), Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Miquel Iceta (Cataluña), viento de cola al que hay que sumar la desarticulación de buena parte de los efectivos que en la federación madrileña seguían viendo en Susana Díaz la salvación del PSOE y la garantía de volver a conquistar La Moncloa. “Vamos a hacer una campaña electoral en clave muy personal, intentando demostrar que Pedro es un líder serio, solvente y muy sólido, pese a su juventud. Él mismo está convencido de ello, se lo cree y opina que, pase lo que pase en diciembre, seguirá siendo el principal referente del partido”, avanza uno de los miembros de confianza de su ejecutiva. Este retrato de situación quedaría roto, admiten fuentes del grupo parlamentario socialista, si el PSOE se quedara en las próximas legislativas por debajo de los 100 escaños, diez menos de los que consiguió Rubalcaba en 2011. El principal riesgo que eso ocurra no proviene de la campaña del PP, aseguran los sabios de Ferraz, sino de la fuerza electoral de Podemos y de sus organizaciones afines, a la vista de la popularidad que dentro de la izquierda han ganado en pocos meses Manuela Carmena en Madrid o Ada Colau en Barcelona, dos alcaldesas a las que respaldaron los socialistas después de los comicios de mayo, al igual que han hecho con otros políticos emergentes en comunidades tan relevantes como la gallega, la aragonesa o la valenciana. “Si dentro de tres meses somos alcanzados por Podemos estaríamos hablando de un terremoto que dejaría el partido hecho trizas y convertiría el congreso del año que viene en una refundación del PSOE”, reflexiona un barón autonómico, convencido de que esto no ocurrirá. Aunque sociólogos como Pedro Arriola ven a los dos grandes partidos y a los dos emergentes en un porcentaje de voto que ronda el 20%, el último CIS con intención de voto, publicado en agosto, sitúa al PP con el 28,2% de apoyo electoral, a los socialistas en el 24,9%, a Podemos con el 15,7% y a Ciudadanos en el 11,1%.