El Ayuntamiento de Las Palmas quiere desalojar a familias sin alternativa habitacional

María Encarnación, Manuel y Angelín son tres hermanos de clase trabajadora que residen con sus familias en un edificio de tres plantas de la calle Párroco Villar Reina, en el Barranquillo de Don Zoilo. María Encarnación tiene una discapacidad reconocida del 66% por la que recibe una pensión de 390 euros, y su salud es muy delicada. Por su parte, Manuel cobra una pensión de 803 euros y es el único sustento de su unidad familiar, compuesta por su mujer, sus dos hijos, su nuera y su nieta menor de edad. Por último, Angelín también tiene una discapacidad reconocida de 66%, presenta graves problemas de salud y es el único sustento en su familia compuesta por su mujer, sus cinco hijos y un menor. El 20 de junio del año pasado un incendio no provocado puso en peligro sus vidas, y les obligó a abandonar sus viviendas. Desde entonces, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha alojado a las familias de María Encarnación y de Manuel en un hostal de la ciudad donde llevan más de un año. Aunque desde el primer momento estas familias han intentado volver a sus casas (primero para recoger medicamentos y enseres y luego para repararlas) la extrema demora del informe de Urbanismo sobre el estado de la vivienda (6 meses) y de la contestación a las alegaciones presentadas (7 meses), les han impedido iniciar las obras para acondicionarlas y rehabilitarlas. Además, esto ha dejado las viviendas desprotegidas y susceptibles de ser saqueadas. La voluntad de los tres hermanos de volver a sus casas ha sido firme desde el principio y no entienden por qué la descoordinación de Servicios Sociales, Urbanismo y la concejalía de distrito de Ciudad Alta les ha dejado en una situación de extrema vulnerabilidad, agravada por una pandemia que aún no ha acabado. Aunque ambas familias carecen de alternativa habitacional y sus magros ingresos les impiden acceder a un alquiler convencional, el mes pasado los Servicios Sociales del Ayuntamiento llamaron por teléfono a María Encarnación para comunicarle que ambas familias debían abandonar el hostal el próximo 15 de julio. Si los Servicios Sociales les desalojan sin alternativa, se enfrentan a un dilema: meterse en sus casas y exponerse a una cuantiosa multa o dormir en la calle.