Un edil sureño con ardores se relaja de batallas con su mano derecha (femenina, claro)

Una nulidad política. Pero está ahí. Un concejal sureño que ha aguantado carretas y carretones, a pesar de sus inmensas carencias y que en estos últimos días ha cobrado un protagonismo inusitado, lo que ha permitido que le alumbren más de la cuenta, con todo lo que eso significa. Quien siempre anida en la oscuridad no cuida los detalles porque como no lo ven, pero cuando le cae una luz arriba, en ese momento, señores, sabemos si se viste con un saco mugriento  o un Emilio Tucci. Del nota del que estamos hablando se le conocían aventuras de todo tipo cuando era un privado, algunas de ellas dignas de un diario de Bukoswki y si un amigo se pusiera a escribir una nueva versión de un novela que en su día despertó mucho morbo en el Sur de Tenerife, pues seguro que lo incluía. Y como no, de esas aventuras viene esa fatal inclinación por las lobas de medianías, esos ejemplares turbadores, a gusto de muchos, que, por desgracia para él, no anidan en su nido conyugal, por lo que tiene que buscarlas fuera. Como el nota es cortito y tampoco se le presuponen grandes valentías, entre ellas, lanzarse en medio de las salas del Papagayo y hacerse un ‘eight’, pues tiene que coger estos macizos especimenes en su ‘entonno’, como es el caso. Un ‘entonno’ además que le cuesta una pasta gansa a los contribuyentes por lo que merece este espacio y esta crónica asalvajada, como los encuentros entre el ‘cortito’ y la dama roja, muy roja por cierto. Alguien que los conoce y comparte a veces espacios laborales, dice que hacen buena pareja, a quien los ve caminando juntos, pero sin malicia, porque cómo él también está en el ‘entonno’, se cuida muy mucho de que se le vean a los dos los refajos, llenos de color y alegría. El concejal nunca puede estar solo, necesita de alguien a su lado, sea cual sea su condición y ahora se siente fuerte, porque cobra a fin de mes, religiosamente, lo quieren en su casa y fuera de ella y además está metido en una batalla, que le han dicho que se va a ganar y que por lo tanto, puede seguir con su cuento mágico: el de la ‘Bella y la Bestia’, y en este caso, a veces, con el añadido de  ‘El Croqueta’. Lo asombroso de todo es como ha podido hacerlo, sin que lo hayan echado a patadas del consistorio. Pero ya saben, el jefe es bueno, demasiado bueno.