Turcón y Galindo denunciados por dejar circular las aguas del Barranco de La Mina

Haciendo símil con la terminología judicial que se nos quiere aplicar, en este momento procesal, el colectivo Turcón Ecologistas en Acción y su presidente Honorio Galindo Rocha se le solicita su personación en sede judicial para responder de un delito leve de daños en el cauce del Barranco de la Mina, termino municipal de San Mateo. En ningún caso Turcón, ni su representante legal encauzado por denuncia de la Heredad de Aguas Dragonal, Bucio y Briviesca consideramos haber cometido mayor daño, en todo caso, creemos es más el perjuicio producido por la aptitud inconsciente y falta de respeto hacia los valores, hábitat y ecosistema naturales, que con el cierre del paso de las aguas por el fondo y cauce de su barranco está amenazado en poco tiempo de convertirse en un erial seco y con perdida de especies botánicas, faunísticas y el olvido de un paisaje interiorizado en el imaginario colectivo de toda Gran Canaria; pocos son los cauces continuos de agua que todavía circulan por los barrancos de la isla, con abundancia del sauce canario, entre otras especies, y este es uno. De esta magnitud es el atropello que pretende esta heredad en su fabula de acaparación y aprovechamiento desmedido de algo que es un bien colectivo y que, con un razonamiento lógico y sostenido, puede tener un aprovechamiento privativo después de empapar el bosque natural del barranco de la Mina. Pretenden convertir los denunciantes, esta acción de dignidad en un Fuenteovejuna del siglo XXI, la heredad, en la parte de los usurpadores que detraen las aguas del barranco a la floresta y longevos árboles, y de otro lado los que de múltiples maneras dejan ver con asombro la nefasta imagen de un lugar que pierde su verde manto y se convierte en hojarasca y leña seca muy propia para pasto de las llamas veraniegas. Nuestros denunciantes, la Heredad pretende sostener una legalidad en disponer de autorización administrativa para llevarse las aguas “excedentes” del Barranco de la Mina. Esa autorización la obtuvo en el año 1998 de la Dirección General de Urbanismo, siempre respetamos ese acuerdo de mínimos, si con el la vegetación y el medio natural estaban a salvo, nuestra inquietud comienza cuando con el paso de los años comienzan las trampas y triquiñuelas para escatimar el agua que era necesario que circulara para ser recogida aguas abajo del barranco por la misma Heredad, comienza una historia de desencuentros de lo que si se hubiera respetado podía haber sido un “Pacto por la naturaleza, el aprovechamiento de las aguas de la Mina y el mantenimiento de los caudales ecológicos”, un encuentro entre la Heredad, los amantes de lo natural y los grupos ecologistas. Lo que no pudo ser. En todo este proceso nos mantuvimos expectantes a la vez que alertas ante las demandas presentadas en las instituciones competentes en vía administrativa y las también  demandadas en procedimiento judicial, en ambos casos la lentitud cuando no la falta de diligencia es manifiesta. Aquí es cuando ya surge la necesidad de intervención y de realizar acciones de recanalizar las aguas por su cauce natural, produciendo cortes de sabotaje en los lugares oportunos, única manera de dar agua y vida a lo que ya se secaba por la no implicación de las instituciones competentes; la participación y el compromiso ciudadano devuelven las cosas a su lugar y como diría Néstor Álamo “ y el agua por el barranco” de donde no debió de salir, si no queremos convertir espacios y lugares emblemáticos en auténticos secarrales, de difícil tránsito y destructores del paisaje y las tradiciones de nuestras gentes