La política Canaria contaminada, “Bendita seas Cianobacteria”

Las sociedades Canaria exige cada día más transparencia a sus Administraciones Públicas, porque desde el nacimiento del estado democrático y la abolición de la dictadura hasta el día de hoy, todo ha sido muy opaco y lo que es peor , parece ser que no solo lo sigue siendo, sino que cada vez mas y mas.

Deberíamos preguntarnos  las razones que nos han llevado hasta el punto en el que nos encontramos, pues parece que hace falta mucho dinero para corregir los desmanes del pasado reciente, las carreteras no aguantan más, la depuración de aguas necesita de fuertes inversiones, las canalizaciones de las pluviales también, la sanidad sigue estancada, los vertidos al mar incontrolados, el PIRS de Arico saturado de vertidos, y así un larguísimo etc.

En este escenario en el que los actores son los mismos de antaño y llevan representando la misma obra cansina y aburrida hace ya más de tres décadas, y ya ha llegado la hora de cambiar de obra y de actores, pues los pasados y presentes artífices de la precaria realidad política Canaria, ya han dado suficientes muestras de su vulgaridad e ineficacia, puesta de manifiesto cada vez que sale un problema grave a la superficie, ahora ha llegado el momento de tener que dar cuenta de cómo se administran los recursos públicos, qué decisiones se toman y por qué se actúa de una manera u otra, sin excusas banales, sin echar la culpa al adversario, sencillamente siendo honestos y transparentes.

A día de hoy ya no hay excusas para no ser transparente, pues contamos con la tecnología, los recursos y los conocimientos para hacer que la Administración sea abierta, participativa y capaz de mostrar en todo momento qué hace, cómo gasta y cómo decide. También contamos con una sociedad civil cada vez más activa y que cada día reivindica con más claridad (a veces con vehemencia) su derecho a saber, a controlar y a decidir.

Si por el contrario seguimos siendo tan necios de seguir con las mismas formas de gestionar  lo público, enchufando en las administraciones a aquellos que van en las listas pero que no llegaron a salir como personal de confianza, seguimos ampliando concejalías en vez de tirar de los recursos propios de empleados públicos y funcionarios, inventando festejos de todo tipo y ampliando los programas de ocio y fiestas para hacer políticas populistas que nos acerquen a las personas y así darnos baños de multitudes, subvencionando asociaciones que jamás han presentado una burda memoria de gestión y actividades, le damos vidilla a los alcahuetes de barrio más conocidos como busca-votos, utilizamos los servicios sociales para tejer redes clientelares, que no nos quepa duda que a peor ira la mejoría.

Los partidos políticos instaurados en las islas, los de aquí y los de afuera, llevan haciendo lo mismo desde que empezaron a gobernar nuestras instituciones, solo han hecho política barrio bajera, sus miembros tan solo han buscado el poder garantizarse un puesto bien remunerado y le han dado prioridad a sus intereses personales y partidistas, atrás como podemos observar se ha quedado el interés general, y a estas alturas de la película se han convertido en un manojo de tramposos entrampados en sus propias trampas, ya no se creen ni entre ellos.

Muchos son los personajes de la farándula política Canaria que siempre han estado viviendo de lo público, más de treinta años llevan muchos de ellos así, acostumbrados a mentir para salir del paso, a levantar la manita en los plenos en aquellos asuntos donde el patrón lo ordena sin tener idea del

mismo, a ser aclamados y aplaudidos por sus vecinos hasta desbordárseles sus intrínsecos egos enfermizos, se han malacostumbrado a una vida aburguesada y hedonista muy difícil de corregir, de ahí que no se mueven de los puestos de salida en sus partidos cada vez que hay elecciones, no saben hacer otra cosa que eso que les permite vivir a cuerpo de rey, tampoco les interesa aprender nada nuevo, son alérgicos tanto al sudor como a la verdad.