Trae cola el asunto de Aparcamientos Realejos SL y las demandas de sus trabajadores

Manuel Domínguez y sus amigos empresarios. El alcalde de Los Realejos que odia ser alcalde de su pueblo, porque lo que quiere realmente es ganar dinero, hacerse rico, se ha metido en mil líos empresariales, dentro y fuera de su municipio, tejiendo una red clientelar, para lo que se ha aprovechado de sus cargos orgánicos en el PP y buscando, aunque los electores, no le dejaron, entrar en la estructura económica insular y aprovecharse del Cabildo para elevar los negocios y los chanchullos de manera paralela. Sus conversaciones a lo largo y ancho de la geografía insular antes de las elecciones de mayo fueron proverbiales y dejó claro que lo que le importaba era que el partido entrase en el mayor número de administraciones y desde ahí buscar los negocios correspondientes. No le fue bien, pero no se puede quejar, porque uno de sus actuales bastiones es el Puerto de la Cruz, donde un alcalde complaciente protege a uno de sus colegas. Esa debilidad por sus amigos empresarios ha hecho que el experimento de la gestión de los aparcamientos en su municipio a cargo de Aparcamientos Realejos SL, haya terminado en los juzgados y que los trabajadores incluyan en su demanda no solamente a la empresa, sino también al Ayuntamiento, porque da la sensación que no hay donde rascar por parte de los amigos del alcalde, pues que paguen todos los ciudadanos, algo que por otro lado, le importa bien poco a Manuel Domínguez, que sigue en su escalada irracional dentro y fuera del partido. Nada de lo que pasa le afecta y a lo mejor está esperando los resultados de las generales para que cambie su suerte económica, que es, como insistimos, lo único que le importa en este mundo.