La ley del suelo puede ser una oportunidad para el modelo energético canario

Uno de los motivos expuestos por el gobierno de Canarias para establecer el anteproyecto de Ley del Suelo de Canarias es la maraña legislativa que padecen las islas: hasta trece leyes, decretos y reglamentos. Desde el punto de vista energético hay que sumar además las imposiciones al planeamiento de los sucesivos planes energéticos de Canarias, Pecan, que sistemáticamente han incumplido sus objetivos para las renovables. Tras el Pecan llegaron las Directrices de Ordenación Sectorial de Energía, Dose, a las que la Plataforma por un nuevo modelo energético para Canarias presentó alegaciones. Entendimos que esta nueva regulación, de la que se sabe poco, suponía un nuevo cántico injustificado al gas, que desde nuestro punto de vista no va a resolver los problemas de insostenibilidad del modelo energético regional. La introducción de este combustible fósil en el mix energético canario solo conseguiría diversificar la dependencia e introducir nuevos problemas como posibles fugas de metano, un gas cuyo impacto ambiental es veinte veces superior al CO2. De todo esto, lo que nos parece más grave y legalmente complejo es que la ordenación del territorio y el planeamiento urbanístico queden anulados o subordinados de forma unilateral por la planificación energética, por la “puerta de atrás” del interés general y estratégico. Hasta la fecha, las normas territoriales han estado sujetas al consenso técnico, político y ciudadano, lo que ha ofrecido oportunidades para la introducción de cambios y la modulación de los intereses particulares, reconociendo que siempre ha habido un déficit en relación con la participación ciudadana. Por ejemplo, la central térmica de Caletillas en Candelaria, que debiera haber desaparecido el pasado año según el planeamiento municipal e insular, se reactivará con la instalación de un nuevo ciclo combinado y una subestación, aumentando la insalubridad y la inseguridad de la zona. Es sencillamente indignante para los vecinos del entorno y los canarios en su conjunto, ver cómo las renovables no se desarrollan ni son prioritarias, a pesar de ser la alternativa más saludable y generadora de empleo. Además resulta incomprensible que el planeamiento urbano siga de espaldas a las enormes posibilidades que las renovables ofrecen al territorio en cuanto a ahorro y las reservas de suelo para las instalaciones que podrían dar estabilidad al suministro energético proveniente de las renovables. Por ellos, desde la Plataforma estimamos inexcusable que en la nueva Ley del Suelo se tenga en cuenta la urgente necesidad de cambiar el modelo energético y el planeamiento como herramienta fundamental para lograrlo.