El empresario Miguel Ángel Ramírez Alonso que no paga a sus trabajadores en contratas públicas, ‘maneja’ dinero público y privado a través de una Fundación

La Fundación Ralons busca el mantenimiento y promoción laboral de las personas

EDDC.NET / Las Palmas de Gran Canaria

Monumento al cinismo. Un auténtico despropósito. Una enorme caradura que sin embargo camina sin inmutarse por las calles canarias, mientras muchos de los trabajadores del Grupo Ralons, un emporio construido con el sudor gratuito de personas de todas las islas, donde este grupo mete la zarpa, no cobran sus salarios en tiempo y forma y ven como pasan los meses y meses y nada de nada en sus vidas.

Lo asombroso es que nada parece tocarlo. El sindicato USO lleva batallando años y años contra este ‘ganster’ empresarial, cuyas hazañas merecen un libro y que asombrosamente ha contado con la tutela de administraciones de todo signo político, a las cuales no les ha importado que numerosas familias estén meses y meses sin cobrar, además de todo lo que supone la vida de un empresario que tiene una mano en la luz, sobre todo la del palco de la UD Las Palmas y otra en la oscuridad, mano que conoció y conoce al que ahora quiere aniquilar a través de medios ‘amigos’, Héctor de Armas.

Pero vayamos por partes. Este empresario por llamarlo de alguna manera, ha creado la Fundación Ralons, con lo que eso significa de cara a sus conciudadanos y a Hacienda. En dicha Fundación los que llevan el cotarro fueron y son los siguientes: “el  órgano de gobierno y gestión de la Fundación es el Patronato, que está presidido por Miguel Ángel Ramírez Alonso. Los restantes miembros del Patronato son Héctor Jesús de Armas Torrent (vicepresidente), Francisco Javier Díaz Brito (secretario) y Enrique Pinilla Muñoz (vocal). Francisco J. Díaz Brito es también director de Proyectos de la Fundación. María Elisabeth Alonso Alonso es la coordinadora de Proyectos”.

Creada en 2013 y, “un proyecto social y de responsabilidad corporativa que se lleva diseñando hace años y se ha logrado hacer realidad mediante un compromiso creciente en apoyar y patrocinar diversas acciones que van desde la aportación de becas para universitarios y el respaldo a iniciativas sobre menores en riesgo hasta la contribución con eventos deportivos”. La risa es bien grande. Además, fíjense en sus valores: “Solidaridad, compromiso, transparencia, innovación, cercanía, colaboración”.

¿Se lo pueden creer? Vayan a ver a los trabajadores de limpieza de centros públicos en todas las islas y comenten todo esto. Las respuestas pueden ser alucinantes. Lo mejor son las palabras del propio empresario ‘pirata’, según dice el sindicato USO, “quiero aprovechar estas líneas para reiterar mi compromiso personal con la labor social que ejecuta la Fundación, a pesar de que, en ocasiones, ese compromiso y esa labor, de años, no se ve adecuadamente valorado ni entendido desde determinados ámbitos institucionales, cuyas deficiencias y carencias tenemos muchas veces que suplir desde la iniciativa privada”.

En la memoria del año 2017 por ejemplo, esta Fundación Ralons, ajena al parecer a todas las tropelías y abusos de este empresario con los trabajadores de numerosas contratas públicas y en la que todavía estaba Héctor de Armas, al que ahora quiere fusilar tanto en la plaza como en el juzgado, recibía 335.153,68 euros de aportaciones de empresas financiadas de la actividad fundacional y 162.914,47 euros por contratos de servicios (instituciones públicas, entre la que destaca el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, pero el de Bermúdez). 498.068,13 euros en total. Gastó en 2017, 444.097,39 y dio un resultado a favor ese año de 53.070,74 euros.

Uno reflexiona sobre esto y tenemos que concluir que empresarios como éste sobran en Canarias. Su historia es de esas sobre las que escribir un libro, como alguien que redactó uno sobre un político amigo suyo. Una persona que lo conoce bien dijo en sede judicial que las claves de su poder estaban en las noches que se sucedían en un chalet en Las Palmas, pero todo el mundo se quedó con las ganas de saber si hablaba de sábanas, de móviles, de cámaras o de Instagram. En fin. Mientras muchos trabajadores se agotaban en los bancos mirando sus cuentas vacías, MAR se da paseos solidarios por todas las islas, haciéndose fotos y quedando como un tío chachi y enrollado. Y ojo, aprovechando esta Fundación para venderse mejor ante quienes realmente le importan, políticos y empresarios, a los que exprimir con la mejor de las sonrisas.

Y un último apunte. Cosas como estas, de tanto interés, no las verán en un medio digital, que emprende cruzadas contra antiguos colaboradores o políticos que no le bailan el agua. En fin, cosas de la doble moral y la indecencia.