Un deporte con violencia, es un espejo social roto

Las recientes y continúas agresiones entre padres de niños que militan en las categorías inferiores del Fútbol base y de aficionados que agreden a los árbitros, están dejando unas imágenes y ejemplos muy negativos en la sociedades donde residen. Sabido es, que el Fútbol es un deporte de contacto y de grandes multitudes humanas. Nada en este mundo es perfecto, pero para muchos aficionados las personas que practican este deporte, tiene que serlo. Las categorías bases, que a priori son las de formación y educación deportiva en los inicios de los jóvenes; son las que desgraciadamente están dejando un mal ejemplo, especialmente en aquellos niños que comienzan  con la ilusión de participar en el deporte que a ellos les gustan. Sin duda, son los padres los que fomentan y generan la violencia en las gradas, dentro y fuera de los terrenos de juego, ya que ven en sus hijos unos futbolistas consolidados y sin defectos. Por todo ello, considero que un deporte con violencia, es un espejo social roto, donde deberían de intervenir como prevención a las señalas violencias, los organismos más importantes y representativos del Fútbol europeo. Para la licenciada Marta Dávila, las principales causas de la violencia en el Fútbol radica en   una parte constitutiva del ser humano y tiene que ver con los impulsos agresivos y destructivos que todos tenemos. La cuestión es canalizarla lo más adecuadamente posible para que se transforme en acciones tendientes a desarrollar el impulso creador y vital más que a convertirse en una fuerza demoledora hacia sí y hacia los otros. Eso es lo que está sucediendo en la época actual: hay violencia en todas las sociedades, en sus diferentes aspectos y ambientes. El fútbol, pasión de multitudes como bien se dice, y el espacio donde se desarrolla, la cancha, donde todos se sienten protagonistas, tanto el que juega y el que opina, como el que dirige, el espectador común, el fanático y los barras bravas (grupos organizados de fanáticos dentro de una hinchada de Fútbol), se desatan mucho más fácilmente las emociones, y la ira es una de ellas. Es un espacio que se usa como una vía de salida, de escape, de todas las tensiones acumuladas durante la semana. Hay violencia entre los jugadores y también en los espectadores, ni qué decir entre los barras bravas. También la hay en las dirigencias de los clubes y en los representantes de los jugadores. El poder, el dinero y el fanatismo transforman una situación que bien podría ser un excelente espectáculo donde se compite sanamente en base a talentos personales y/o grupales en un verdadero campo de batalla, con permanentes insultos y golpes. El verdadero deporte queda deslucido y el partido, las más de las veces, últimamente genera más decepción que otra cosa, pues se advierte además que los jugadores ya no juegan “por la camiseta”, como antes, sino que parecen ser y sentirse como objetos que pasan fácilmente de bando, de acuerdo al mejor postor. La educación juega un papel importante para la solución de este mal. Creo que deberían hacerse campañas y programas educativos de prevención de la violencia en el fútbol, desde la AFA (Asociación de Fútbol Argentina) e inclusive desde las entidades gubernamentales correspondientes y desde los medios masivos de telecomunicación, así como se hacen para enseñar normas de tránsito, vacunaciones masivas, etc. Es fundamental “educar” desde la prevención, no mostrar, como sucede comúnmente cuando la noticia toma las características de espectáculo, miles de veces el hecho consumado. Eso fomenta más aún la violencia debido al efecto contagio y al permiso implícito que, paradójicamente, se le otorga. “El fútbol es para todos”, pero también debería ir acompañado de un programa preventivo permanente también para todos.la violencia del futbol en colombia 01