Toda lucha humana tiene un precio alto

Las calles de Venezuela se tiñen de sangre en la búsqueda de la libertad y de una democracia que permita al pueblo venezolano tener unos derechos y deberes que garanticen la paz. En las últimas semanas, el Gobierno de Nicolás Maduro ha utilizado toda su artillería pesada para frenar el avance de la oposición y del pueblo que alza la voz pidiendo elecciones anticipadas. El hambre, la inseguridad, la falta de alimentos,  medicinas, la caída en vertical del petróleo, la devaluación del bolívar, la corrupción, la dictadura, abusos de poder y  el fanatismo ideológico del chavismo, han motivado que la actual Venezuela se convierta en uno de los países más inseguros y peligrosos del mundo. 

Para Francisco Rubiales,  el problema de Venezuela radica en un complejo y múltiples problemas sociales, económicos y políticos. La revolución Bolivariana de Venezuela agoniza, víctima de la escasez, la falta de libertad y la crueldad tiránica del gobierno, que se niega a abandonar el poder a pesar de que ha perdido el poder legislativo y el pueblo ya no lo quiere. 

El ex presidente español Zapatero ha cometido un nuevo error en su carrera política repleta de errores. En lugar de haber viajado a Caracas para mediar en un conflicto tan enconado que no admite intermediarios ni palabras, tenía que haber viajado a la Habana porque es allí donde está la solución del drama. El castrismo cubano es el que sostiene la tiranía de Maduro, el que mantiene la fidelidad del ejercito venezolano al régimen acosado y el que, a través de los servicios secretos y de miles de infiltrados, mantiene la fidelidad al chavismo de una parte del pueblo venezolano, que cada vez es más minoritaria y tiene menos argumentos para defender la dictadura. 

Pero la Cuba de los hermanos Castro no quiere que la revolución venezolana, que ellos han inspirado y sostenido, caiga porque de Venezuela le llegan el petróleo y los dólares que la improductiva e inútil economía cubana necesita para sobrevivir. El futuro de Venezuela está en manos de Raúl, los servicios de inteligencia de la Habana y de sus fuerzas armadas, que son las más poderosas del continente americano, después de Estados            Unidos.

Todo apunta a que el colapso de Venezuela está cerca. El país de muere en manos del loco Nicolás Maduro, que se aferra al guión del nuevo socialismo importado, que dice que una vez conquistado el poder en las urnas y legitimado, jamás hay que entregarlo. La inmensa mayoría de los venezolanos, angustiados por la escasez, la falta de libertad y el matonismo del gobierno, quieren cerrar página, pero la Habana y los chavistas mantienen el poder por la fuerza en sus manos, a pesar de que han perdido la Asamblea Nacional y que el pueblo ya les rechaza abiertamente. 

Maduro y los suyos despotrican de los burgueses y se inventan enemigos y conspiraciones externas, en las que siempre aparecen Estados Unidos y España, mientras ellos viven en la opulencia, un mal que ha afectado a todos los socialismos reales desde que los bolcheviques de Lenin ejecutaron al zar en Rusia. 

El desabastecimiento de alimentos y medicinas, los cortes de luz, la inseguridad en las calles y la represión son, junto con la rebeldía de las masas, los grandes rasgos de esa Venezuela que está a punto de estallar, si esa alianza tiránica entre los despojos del chavismo y el poder de Cuba no afloja el dogal que estrangula a los venezolanos. 

Venezuela, un país inmensamente rico en petróleo y otros recursos naturales, donde los gobiernos corruptos del pasado siempre robaban, pero el pueblo vivía bien y rodeado de abundancia, ha sido víctima del mal gobierno, de la corrupción, de los errores económicos de una dictadura neocomunista y de la voracidad de los países aliados, que han tirado de la "ayuda solidaria" venezolana hasta dejar seco al país. 

Ante el colapso que se avecina y la brutalidad del régimen, muchos de los viejos amigos del chavismo le están abandonando. Pepe Mújica, ex presidente de Uruguay, afirma ahora que "Maduro está loco como una cabra". Sólo los cubanos y algunos extremistas con poco cerebro continúan apoyando públicamente al brutal régimen venezolano 

Incluso Cuba, que maneja con dureza de hierro los resortes de las fuerzas armadas y la inteligencia venezolana, los dos únicos pilares que le quedan a Maduro, está tomando medidas para sustituir a Venezuela como proveedor de dólares y se está acercando a Estados Unidos, aprovechando la torpeza y la necesidad que tuvo el presidente Obama de dejar alguna herencia histórica antes de marcharse, tras su fracaso presidencial. 

Entre los seguidores del socialismo del siglo XXI, la revolución neocomunista ideada en la Habana y abrazada por Hugo Chávez, que la expandió con la fuerza de sus petrodólares por países como Nicaragua, Bolivia, Ecuador e influyó poderosamente en Uruguay, Argentina y Brasil, entre otros, reina la confusión. El boliviano Evo Morales acudió recientemente a la Habana para preguntar a Raúl Castro qué debe hacerse con un "compañero" como Maduro, que parece loco y que se tambalea. 

La respuesta de Cuba, por ahora es que hay que mantener vivo al chavismo, aunque sea rechazado por su pueblo y aunque sus líderes hayan caído en la locura. 

El torpe de Zapatero hace el ridículo siendo mediador en Caracas, donde no hay nada sobre lo que mediar. Su destino tenía que haber sido la Habana, donde están los que mueven los hilos del drama venezolano. 14635945232101