La mentalidad del franquiciado

Un amigo me contaba hace unos días que fue a visitar a una supuesta empresaria y que esta supuestamente le contestó que ella no tenia nada que aprender de él, que ella sabía todo lo que se necesitaba saber de empresa, a lo que mi amigo contestó, ya, por eso tienes una franquicia.

Una franquicia es cómoda, no requiere esfuerzo ni tomar decisiones importantes. Todo te viene dado, la decoración, el marketing, a estrategia, el producto. No necesitas innovar sino tan solo ser obediente, ser un buen subalterno.

La mentalidad del franquiciado está por todas partes en Canarias. Los que triunfan son los importadores ‘representantes de’ o los medianeros de las empresas españolas (bancos, constructoras, navieras, telefonías) o extranjeras, o los franquiciados.

Es decir al canario no se le pide que sea un buen pensador, sino tan solo que sea un buen comercial, un buen representante. O eso o la fuerza de sus brazos como camarera de pisos o peón de la construcción.

Si no crees en ti mismo el sucursalismo es la respuesta. Esto no se circunscribe únicamente al campo económico sino también al político y al cultural. Sirva de ejemplo el auge de Podemos con gente que venia de Canarias por la Izquierda, Canarias Verde y Roja y las otras marcas del grupo de Quino Sagaseta con las que nunca sacó nada. 

Parece que ser representante de algo o alguien connota un profundo respeto en el alma de medianero y de esclavo del pueblo canario. Un pueblo al que se le ha convencido de que no puede ‘ser’ por si mismo. Por ello tratar de construir algo independiente por uno mismo es mirado como un atrevimiento y una locura. Decía un amigo, no sin razón, ¡¡qué diferente sería Canarias si creyéramos en nosotros mismos, en nuestras posibilidades, en nuestros proyectos!!